Anna Bigas, coordinadora de 50 grupos como directora del Ciberonc, pide aligerar la carga burocrática en investigación

Anna Bigas, responsable de 50 grupos de investigación oncológicos, pide reducir la carga burocrática
Anna Bigas, directora científica del Centro de Atención Biomédica en Red de cáncer


14 oct. 2023 17:15H
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Llevar las riendas de más de 50 grupos de investigación oncológica no es tarea fácil, mucho menos si, además, están repartidos a lo largo y ancho del mundo. Este es el día a día de Anna Bigas, directora científica del Centro de Investigación Biomédica en Red de cáncer (Ciberonc), orgullosa de trayectoria a pesar de haber tenido que priorizar ciertos pasos vitales como ser madre. 

Para la bióloga, gran amante del tenis, su profesión es casi como un juego orientado a "resolver el enigma" y conseguir con ello mejorar la calidad de vida del paciente. Durante décadas ha analizado de cerca el comportamiento de las células hematopoyéticas y el funcionamiento de la leucemia linfoblástica, encontrando similitudes con los mecanismos de creación y regeneración que utilizan las células madre. Pide, por tanto, aligerar la carga burocrática de los proyectos, que a veces puede llegar a superar el 80 por ciento del tiempo de dedicación. Hasta su laboratorio en Barcelona trasladamos los micrófonos de Redacción Médica en esta entrevista para el pódcast Líderes Sanitarias.

¿Cuál diría que es su secreto para poder coordinar actividades de investigación de cáncer en 50 grupos distribuidos por todo el mapa? ¿Cómo se hace esto?
 
El secreto probablemente es intentar organizarme lo mejor posible. No sé si es secreto. Creo que es una cuestión que vas aprendiendo con los años, a fijarte en lo más importante. Y no solo para coordinar 50 grupos. Es sobre todo para coordinar investigación, casi de cualquier tipo.
 
¿Y cómo se llega a esta cifra de poder coordinar tantos grupos?
 
La coordinación es cuestión de intentar ver qué es lo más importante y al final poner a la gente de acuerdo. Y quien realmente hace el trabajo no soy yo, son los grupos. Entonces ahí hay un trabajo colaborativo muy importante. Solo que si hay alguien que transmite información y que hace que esa información llegue a todo el mundo y que las cosas ocurran, es una manera de que se pueda adelantar y vayan las cosas hacia adelante.

Asumió su cargo de directora científica del Centro de Investigación Biomédica en Red en Oncología al mismo tiempo que el covid llegaba a España en marzo de 2020. ¿Cómo influyó el inicio de la crisis en su primera etapa en el cargo?
 

Bueno, fue duro porque realmente fue empezar un trabajo en el que no tenía experiencia. Conocer a mucha gente a través de las pantallas no es lo mismo que conocerlos en persona. Incluso mis colaboradores más cercanos, contratarlos online. Fue dura la organización, yo creo que para todo el mundo y empezar algo en ese momento. Hemos tardado mucho tiempo en poder estar al nivel de lo que se requería.
 
¿Cuál fue el papel que asumió entonces este centro de investigación?
 
De hecho es un organismo en el que teníamos el formato online bastante integrado en nuestro día a día, porque obviamente sí que hacemos muchas reuniones presenciales, pero muchísimas son online. De hecho ahí llevábamos ventaja, al seguir en esa dinámica. Y está lo peor, como pasó en toda la investigación: el retraso en los proyectos, parón de laboratorios... Eso nos afectó exactamente igual que cualquier centro.
 
En la actualidad. ¿Qué proyectos figuran ahora en su agenda como responsable de este organismo?
 
Pues tenemos en marcha dos grandes proyectos que han sido financiados por el Instituto de Salud Carlos III, en la convocatoria de Medicina Personalizada. Uno, más concretamente, abordando problemas directos de cáncer de pulmón y de tratamientos de cáncer de pulmón, y el otro más general en inmunoterapia y en encontrar marcadores que nos indiquen cómo puede funcionar.
 
Usted ha dedicado gran parte de su trayectoria a estudiar cómo se generan y se renuevan las células madre que mantienen los diferentes tejidos en condiciones fisiológicas y ver qué tienen de similar con los procesos cancerosos. ¿Cuáles diría que han sido los descubrimientos más valiosos en este sentido?
 
Por mi parte, ver cómo se generan estas células madre hematopoyéticas. Es un campo en el que hemos hecho muchas aportaciones. Por ejemplo proteínas muy concretas que sabemos que tienen que estar ahí para que esto ocurra. Y hemos contribuido a poner estas piezas, ese puzle de la coordinación de estas células para hacer esta función que es ser una célula que nos va a mantener la sangre durante toda nuestra vida. Todavía estamos allí, todavía queda mucho. Uno de los objetivos principales que tenemos ahora es poder hacer estas células en el laboratorio y poderlas utilizar en un futuro para terapias. Y ese es un reto muy importante. No solo nosotros estamos trabajando en ello, sino que hay muchos laboratorios. Estamos cada día más cerca y cada día hay resultados que nos hacen pensar que esto será posible.
 
El equipo que lidera de células madre y cáncer en el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas, dirige sus esfuerzos a comprender la leucemia. De hecho, fue pionera en mostrar elementos específicos de las vías de señalización necesarios para la generación de células madre hematopoyéticas durante la embriógenesis. ¿Qué supone este hito?
 
Esto es parte de entender cómo funcionan las células. Tenemos una célula muy primaria, muy pluripotente que llamamos, que tiene capacidad de hacer muchas cosas. Estas células tienen unas características y una regulación diferente. Esto vemos que en los tumores y en las leucemias se repite. Hay un grupito de células en la mayoría de las leucemias que copian lo que hacen las células madre y eso les da esa ventaja cuando vienen tratamientos, cuando hay ataques. Las atacamos para tratar a los pacientes. Hay ataques externos. Ellas tienen ventajas por tener estas características. Definir esto, poder atacar estas características también y hacer que idealmente estas células desaparecieran junto con el resto de la leucemia, pues es uno de los objetivos que llevamos persiguiendo desde hace mucho tiempo. Sabemos que con la quimioterapia, con tratamientos más específicos que se están utilizando actualmente, atacamos a la mayoría de las células, pero no a todas. Y estas células que quedan en algunos casos son las responsables de que los pacientes vuelvan a recaer y finalmente son los pacientes que tienen un peor pronóstico. 


"Hacer que idealmente estas células desaparecieran junto con el resto de la leucemia es uno de los objetivos que llevamos persiguiendo desde hace mucho tiempo"



En estos momentos, ¿qué nuevas dianas terapéuticas se habrían descubierto con la identificación de perfiles epigenéticos y de expresión génica?
 
Hay grandes cambios. Sí que es verdad que hay algunas terapias que van dirigidas contra enzimas que ponen estas marcas epigenéticas y que se están utilizando en muchos tratamientos. Y por supuesto hay muchas cosas de esta epigenética de las células, por ejemplo en leucemias linfoblásticas que son las que nosotros estamos trabajando, que todavía no se conocen. Todavía se necesitan más estudios a nivel genómico, para ver cómo cambia o que enzimas son las dianas perfectas para atacar estas células. De todas maneras son dianas muy importantes, pero al mismo tiempo son tan importantes en todas las células que no son muy específicas. De las células tumorales siempre hay efectos secundarios. 
 
Por ahí va mi siguiente pregunta y en relación a leucemia linflolástica aguda de células T, ¿qué nuevas dianas podría abrir el estudio en esta dirección?
 
Nosotros estamos trabajando ahora mismo en combinar con otras terapias. Obviamente quimioterapia, que es la terapia estándar que se le da a todos los pacientes. Estamos intentando combinar inhibidores de una vía de una proteína específica que se llama β-catenina, la cual hemos visto que regula toda una cantidad de proteínas básicas para la célula a la hora de producir más proteínas. Es decir, que si las células se dividen, necesitan todas estos genes activados. De hecho, hemos visto que en la cima de esta jerarquía estaría una proteína que podría ser inhibida y que pensamos que tiene posibilidades. Tenemos resultados en modelos animales, en ratones, los cuales son esperanzadores para que puedan mejorar especialmente aquellos tratamientos de pacientes que normalmente hacen resistencias a las quimioterapias. Incluso hemos visto que algunos de estos genes nos informan sobre la posibilidad de que estos pacientes respondan o no respondan a la quimioterapia, por lo cual ahí tendríamos unos candidatos que podrían beneficiarse de estas nuevas terapias,. Desde un principio ya sabemos que tienen muchas posibilidades de que no respondan a los tratamientos convencionales.
 
¿Qué métodos experimentales se han conseguido desarrollar para hacer frente a problemas biomédicos específicos?
 
Creo que es un campo en desarrollo continuo. Creo que es la revolución más grande que tenemos en este momento, es un avance tecnológico muy importante. Tenemos la capacidad de poder analizar las células una a una. No es una cosa que esté aplicado a pacientes directamente en cuestiones de diagnóstico, de pronóstico, porque son tecnologías que todavía no están generalizadas, están en un momento más experimental, pero cada vez más estandarizadas. Y lo que nos permiten es ver qué es lo que hay dentro de cada célula y ver lo diferentes que son las células, no sólo el tumor o una leucemia. Durante los últimos años hemos estudiado cómo se comportan, que tienen estas células, qué genes están activos, qué proteínas hay ahí...Tenemos una visión global. Pensábamos que en los tumores todas las células eran iguales y que lo importante era la célula tumoral y, hoy en día y gracias a estas nuevas tecnologías de célula única -tanto para RNA como para DNA como pronto va a ser para proteína-, vemos que hay muchos tipos celulares que contribuyen al tumor y que son muy importantes para saber cómo el tumor va a evolucionar y cómo va a responder a las terapias, sobre todo a la inmunoterapia. Ahora mismo sabemos que dependiendo de la cantidad de células inmunológicas que hay en el tumor, tienen más posibilidades o menos de responder a los tratamientos de inmunoterapia. Hay muchos avances tecnológicos y afortunadamente estamos en una época en la que esto está avanzando muy rápido.

Otro aspecto, creo que muy importante y en el que también se avanza mucho, pero no lo suficiente, es en la cantidad o la capacidad para el manejo de grandes cantidades de datos. Y a partir de ahí, obviamente integrar todo lo que es Inteligencia Artificial. Eso puede dar unos resultados que sería impensables en otro contexto si no tuviéramos estas herramientas. Estas herramientas están prácticamente empezando.
 
¿Qué estudios está llevando a cabo en este momento el Instituto, por ejemplo, en relación a células iniciadoras de la leucemia?
 
En nuestro grupo estamos muy centrados en estas vías Wnt/βcatenina, que son muy importantes en las primeras etapas de desarrollo para la formación de tejido y que después vemos que son muy importantes en algunos tumores y en algunas células tumorales. La vía de Notch es otra de las vías que clásicamente hemos estudiado y en la que, cada vez ,vemos que la complejidad es mayor a nivel de cómo estas proteínas pueden regular lo que hacen las células. Y esto también está involucrado en muchos tumores, no solo en la leucemia que nosotros estudiamos, sino que es un patrón que se repite en diferentes tipos de tumor.
 
Estas investigaciones, junto a los avances de la Inteligencia Artificial que ha comentado, pueden suponer un conocimiento diferente a diez años vista. ¿Podríamos llegar a hablar de nuevos abordajes en este tipo de cáncer?
 
Sí, cuando seamos capaces de conseguir analizar conjuntamente una cantidad de pacientes importantes, veamos el panorama genómico que tienen todas las células y se puedan extraer estas conclusiones o estos patrones que hacen que unos pacientes respondan y otros no respondan. Creo que deberían cambiar los tratamientos desde el inicio, porque a los pacientes que no responden se les tienen que ofrecer otras opciones. Hay muchos fármacos nuevos que se están diseñando continuamente y están saliendo al mercado y cada vez hay más opciones. Sobre todo en tumores más raros, que cuesta tener una cohorte suficiente de pacientes y eso nos lo van a proporcionar todas las herramientas de Big Data, de compartir datos, de analizarlos a nivel muy general...


"Creo que deberían cambiar los tratamientos desde el inicio, porque a los pacientes que no responden se les tienen que ofrecer otras opciones"


 
Al hilo de compartir datos, en 2020 usted sumaba un nuevo cargo a su currículum a convertirse en directora de Investigación y Clínica del Instituto de Investigación contra la Leucemia, Josep Carreras. ¿Qué importancia tiene el intercambio de conocimientos entre todos estos grupos investigadores, sobre todo en la transferencia a la práctica clínica de estos hallazgos?
 
Para la transferencia, los avances del laboratorio y la comunicación entre laboratorios. Yo creo que esto es básico, pero es una asignatura que la tenemos bastante aprobada porque, en general, yo creo que la mayoría de los laboratorios colaboramos. La ciencia se ha vuelto muy global y colaboramos muchísimo. Creo que la asignatura pendiente es esa comunicación entre el laboratorio y la clínica, los hematólogos y los oncólogos que están directamente tratando a los pacientes. Tenemos que converger y lo intentamos desde el Ciber. Es importante y tenemos muchas iniciativas para que los investigadores más básicos puedan comunicarse y estar en contacto con investigadores más clínicos y más trasnacionales. Y eso es básico para que cualquier iniciativa del laboratorio pueda llegar algún día a otros pacientes. Pero es difícil. Muy difícil. Nos queda. Incluso nos quedan actuaciones desde la formación, desde las carreras universitarias, tanto de Biología como de Medicina y obviamente para los posgrados, etcétera.
 
Su responsabilidad ha traspasado fronteras como miembro de la Dirección de la Sociedad Internacional de Hematología Experimental y de la Asociación Europea de Hematología. También cuenta con experiencia internacional como revisora del Consejo Europeo de Investigación y varios organismos de esta familia en países como Finlandia, Lituania, Noruega, Reino Unido y Francia, además de colaborar con el Ministerio de Ciencia de Israel. ¿Se podría decir que hablamos el mismo idioma en cuanto a ciencia?
 
Sí, se puede decir que sí. Yo he estado y estoy en muchos paneles de evaluación y las consignas para evaluar proyectos siempre son las mismas y es intentar buscar sobre todo excelencia, más que aplicabilidad, excelencia e impacto. Porque somos conscientes que la aplicabilidad de la ciencia más básica no es inmediata y es imposible que lo sea, especialmente la del tipo de paneles para los que me llaman. Lo que buscan es financiar la mejor investigación y que tenga un impacto en el conocimiento.
 
Por su experiencia internacional, ¿qué calificación le pone a la investigación española teniendo en cuenta su decisión? ¿Sacamos buena nota en el extranjero?
 
Sí, sí. Yo creo que la investigación española está muy reconocida y que tenemos figuras muy importantes de investigadores que están haciendo unos trabajos maravillosos y reconocidos mundialmente. Yo creo que a este nivel estamos situados en una buena posición y sacamos buena nota. No quiere decir que no se pueda hacer más, porque obviamente la ciencia ha sufrido mucho recortes, como han sufrido muchos ámbitos de la sociedad. Lo que ocurre es que recuperarse de recortes económicos es muy largo. Si se para la actividad de un laboratorio, cuesta mucho volver al punto de inicio. De todas maneras, como tenemos muy buenos investigadores, también tenemos muchos grupos que son muy buenos teniendo recursos fuera del país.
 
¿Qué aspectos copiaría en modelos internacionales?¿Cuáles de ellos cree que deberíamos incorporar en nuestros hospitales y laboratorios?
 
A nivel de agencias de investigación y de gestión de investigación. Lo que creo que es cada vez es más urgente eliminar parte de la burocracia que nos consume. Creo que el modelo a copiar sería, probablemente el americano, porque el europeo tampoco ha mejorado mucho. Yo creo que en toda Europa estamos quejándonos de esa carga burocrática. Ha llegado un momento que no podemos escribir un proyecto ya, necesitamos una empresa que nos ayude a escribir un proyecto. Hay tipos de proyectos que hay un 20 por ciento de ciencia y un 80 por ciento de otras cosas de las cuales no somos especialistas y necesitamos o que los centros de investigación tengan unos buenos departamentos de soporte para que nos ayuden a escribir los proyectos y, obviamente, a gestionar, o contratar empresas que se dedican a esto. Al final el dinero de la investigación no son los números exactos, pero me gustaría que alguien hiciera esos números. La cantidad de dinero que va dedicada a la gestión de todo lo que decimos que es investigación. Que viéramos cuánto va a gestión, porque tiene que ser muchísimo.
 
Desde su punto de vista y teniendo en cuenta los numerosos cargos de responsabilidad que ostenta, ¿cómo de grueso considera que es el techo de cristal en un campo como la investigación?
 
Probablemente no es de los peores, pero existe. La cuestión es que ahí están los números. En los cargos de responsabilidad tenemos muy poca representación de las mujeres. Es verdad que dependiendo de los ámbitos y de los temas específicos de ciencia, vemos que los números están un poco mejor. En lo que investigación básica, probablemente hay más igualdad, en el sector biológico al menos. Creo que el sector bio es un sector donde empiezan muchísimas mujeres y obviamente muchísimas salen del sistema a mitad de la carrera, pero también, al final, llegan más a los sectores clínicos y hospitalarios. Yo creo que todavía queda mucho recorrido y ese techo de cristal es mucho más grande, incluso en una profesión como es Medicina, donde muchísimas mujeres acaban la carrera y ejercen pero encuentras relativamente poca representación femenina en las jefaturas de Servicios.
 
¿Qué barreras específicas encuentran las mujeres de su entorno? ¿Hay trabas concretas ligadas a los laboratorios?
 
Pues no, yo no creo que haya trabas concretas. Creo que es un problema social y general, no creo que sea muy específico del campo. Obviamente es también uno de los campos donde creo que hay más conciencia y que se están haciendo más actuaciones para que haya igualdad. Llevamos ya muchos años que, a nivel de evaluación de proyectos, hay mucha conciencia de que no podemos hacer un sesgo incluso inconsciente por el tema de sexo. Cada vez tenemos más mujeres empoderadas para ocupar estos sitios de responsabilidad. Yo creo que está cambiando rápido, pero todavía queda.


"He renunciado en más de una ocasión a cosas. Por ejemplo trasladarme, hacer un postdoc, irme a vivir fuera, dejar relaciones, posponer la maternidad hasta el infinito..."


 
En cuanto a los referentes que hace falta para allanar el camino a las futuras generaciones. ¿Es una cuestión de confianza, de falta de oportunidades, de falta de referentes, infravaloración...?
 
Sí, yo creo que un poco es ver cómo va cambiando la sociedad en ese sentido. Y los mensajes yo creo que estamos haciendo también bastante difusión. Las investigadoras vamos a las escuelas cuando podemos, en días señalados hay muchas actividades y actuaciones que intentan acercar a la sociedad. Esto es una profesión donde no deberían ser discriminadas y que puedsn llegar donde se propongan. Es difícil porque mi generación no lo ha vivido. Esto lo hemos ido haciendo con mucho esfuerzo. Yo no tenía referentes, no conocía a nadie que hiciera esto cuando era pequeña y eso creo que sí es importante.
 
¿De dónde le viene esa pasión por la Biología? ¿Qué le hizo decantarse por esta rama?
 
Pues yo creo que curiosidad. Siempre había sentido mucha curiosidad por las cosas más biológicas. Y bueno, conforme vas creciendo y vas viendo, vas sabiendo un poco más como funcionan las células. Yo creo que en mi época, cuando yo estudiaba, se produjo la mayor explosión de lo que era la genética. Conocer, más profundamente, cómo se regulaban las células y eso pues es un tema que todavía me apasiona. Aunque en ese momento nunca creí que me pudiera dedicar a esto, precisamente porque no había referentes. Pero realmente es una profesión fantástica. Yo lo que le digo siempre a los estudiantes cuando vienen al laboratorio es que si te gusta esto es lo mejor. Si no te gusta, obviamente no vale la pena explicarte algo que va a necesitar esfuerzo y que ya sabemos que las condiciones nunca son las óptimas. Hay muchas cosas que podríamos mejorar para que la profesión fuera todavía más atractiva.
 
Y a día de hoy, ¿cuál es su mayor motivación?
 
Pues pensar sobre todo en cómo podemos, por un lado, mejorar la vida de pacientes. También el conocimiento: saber cómo funciona, para qué podríamos utilizarlo, qué es lo que podríamos hacer con ello...Es una profesión que cada día es diferente, aparte de la burocracia, que eso es siempre lo mismo cuando vamos al laboratorio. Ahora tengo muchas reuniones y otras cosas que hacer que no son puramente investigación. Cuando voy a un laboratorio y hablo con todos los investigadores que están ahí, que están haciendo los trabajos, pues cada día es absolutamente diferente, cada problema es diferente, eso es un reto. Son retos que cada día vamos intentando solucionar y mejorar. Es como un juego. A los decimos. Si realmente nuestra profesión en el fondo es como un juego para intentar solucionar un enigma.
 
Entendemos que tantos frentes profesionales y el nivel de responsabilidad de todos ellos exigen una inversión de tiempo importante. ¿Ha tenido que renunciar a algo en su vida?
 
Pues sí, a bastantes cosas. Yo creo que probablemente de mi generación hay muchas personas que hemos antepuesto las prioridades profesionales a las personales en muchas ocasiones. Retrospectivamente si las cosas han ido bien y has sido feliz, pues no pasa nada. Probablemente no es lo que queremos para el futuro, que la gente pueda trabajar en lo que le gusta sin tener que renunciar a nada. Ese el objetivo futuro. Pero sí, sí que he renunciado en más de una ocasión a cosas. Por ejemplo trasladarme, hacer un postdoc, irte a vivir fuera, dejar relaciones, posponer la maternidad hasta el infinito.
 
Una vez sale del laboratorio, ¿qué cosas le hacen disfrutar en su vida personal aparte de su profesión?
 
Me encanta el tenis. Cada fin de semana intento por lo menos tener algún partido de tenis y cuando me puedo escapar entre semana también. Es uno de hobbies principales. Y luego pues bueno, hay otros que han ido cambiando dependiendo del momento de si hay niños pequeños o no.
 
¿A qué momento del futuro le gustaría teletransportarse?
 
Pues no lo he pensado, la verdad. No tengo muy claro si me gustaría teletransportarme a algún momento del futuro. Creo que el presente tiene suficientes incógnitas en este momento, y especialmente cuando vemos la sociedad, el cambio climático, etcétera. Tenemos suficientes retos por delante como para pensar mucho más allá.
 
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