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20 abr. 2018 11:30H
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¿Conoce usted a alguna enfermera o enfermero que ocupe, en la actualidad, un puesto de alta responsabilidad a nivel institucional, administrativo o político? La práctica totalidad de las respuestas serán negativas porque, lamentablemente, la realidad es que se cuentan con los dedos de una mano.

Es cierto que Enfermería ha experimentado en los últimos años un incuestionable desarrollo a nivel formativo, profesional y laboral y que, en estos momentos, lidera con plena autonomía los cuidados de salud de la población,
ejerciendo, además, otras funciones (gestión, docencia, investigación…) que resultan imprescindibles para el buen funcionamiento de nuestro sistema sanitario.

Si en este punto podemos estar todos de acuerdo, también debemos coincidir en la práctica ausencia de enfermeras y enfermeros en cargos de responsabilidad en nuestro país. Salvo contadas excepciones, por mucho que hagamos un exhaustivo escrutinio entre los miembros del Ministerio de Sanidad, consejerías, partidos políticos, direcciones de servicios de salud, gerencias…la conclusión es siempre la misma.

En términos generales, son médicos, economistas y abogados los que ocupan aquellos puestos que realmente deciden sobre el presente y futuro de la atención sanitaria pública y privada que se ofrece en nuestro país. Sobre la atención que se presta a los ciudadanos y también sobre el desarrollo profesional y condicionales laborales de sus profesionales.

"Tener más presencia en los ámbitos de poder es una gran asignatura pendiente que debemos aprobar cuanto antes"



Y si esto es así, ¿por qué se produce?, ¿por qué apenas hay enfermeras y enfermeros en los ámbitos de poder de nuestro país? Por un lado, entiendo que tiene que haber un interés y voluntad de la persona en cuestión siendo plenamente consciente de las consecuencias de todo tipo que conllevan estos cargos.

En este punto, creo que las enfermeras y enfermeros somos reivindicativos y manifestamos de forma reiterada cuales son nuestras problemas y necesidades, así como las soluciones para darles respuesta, pero carecemos de un mayor ánimo para pasar a la acción. Asimismo, nos hace falta cierta perspectiva general que nos haga darnos cuenta de que debemos estar en los principales ámbitos de poder si queremos cambiar las cosas.

De otro lado, hay que ser consciente de que son muchos los intereses de todo tipo (políticos, económicos, lazos familiares, amistosos…) que no dependen de la voluntad de una persona para que la misma esté o no ocupando un puesto de responsabilidad.
Otro aspecto que no hay que olvidar es que la profesión enfermera está ocupada de forma mayoritaria por mujeres y todos sabemos de las dificultades que ellas siempre han tenido para poder romper determinados “techos de cristal” y alcanzar cargos de responsabilidad. Cierto es que ya se han ido superando algunas barreras y obstáculos pero aún queda mucho camino por recorrer para lograr la plena igualdad entre hombres y mujeres.

En todo caso, lo que resulta absolutamente necesario es que los enfermeros y enfermeras se lo crean ellos mismos y den un paso adelante al tiempo que aquellas personas encargadas de hacer equipos institucionales y políticos vean que su aptitud, cualificación y competencia les convierte en perfectos candidatos para dirigir y tomar decisiones a un mayor nivel.

Los profesionales de Enfermería sabemos que podemos hacer más. Lo que necesitamos es que otros crean más en nosotros y que también lo hagamos nosotros. Si queremos avanzar como profesión y mejorar nuestro sistema sanitario, tener más presencia en los ámbitos de poder es una gran asignatura pendiente que debemos aprobar cuanto antes.