Habemus nuevos precios de referencia de los medicamentos, mediante una
orden que en esta ocasión ha llegado en tiempo y hora, con el calor de
agosto y la
intranquilidad de la industria farmacéutica, que se veía venir que el documento se publicaría en las fechas estivales en vez de en el previsto mes de septiembre.
El adelanto se debe a la promesa y las prisas del
Ministerio de Sanidad por ahorrar más de
126 millones de euros con esta medida, que espera que pueda poner freno al desbocado
gasto farmacéutico,
que se está marcando un 2016 de récords alcistas, tras los drásticos descensos que esta partida sufrió con el RDL 16/2012 en tiempos pretéritos
Es decir, que en esta ocasión lo que está
fuera de control (desde el punto de vista de la Administración) es el gasto en medicamentos de dispensación en botica (
a la espera de ver los efectos limitadores que han de tener las restricciones de inversión que están teniendo que acatar las autonomías en fármacos hospitalarios y el acuerdo del Gobierno con Farmaindustria), y ello a pesar de que en el diciembre pasado entró en funcionamiento la edición de los precios de referencia que hay en funcionamiento, y que escaso efecto han tenido.
De hecho, es desde su entrada en vigor cuando el gasto se ha descontrolado. Ha crecido en todo lo que va de 2016, excepto en enero. Y de ello tienen la culpa los precios ponderados,
según Sanidad, que provocaron que
el posible ahorro se quedara en un tercio de lo previsto, que eran unos 300 millones.
Este
fracaso provoca que quepa la
duda de si los nuevos precios de referencia servirán para frenar el gasto farmacéutico, que está claro que
no van a ser el único recorte en el horizonte. A pesar de que
España finalmente no va a ser multada por
Bruselas por romper el
techo de déficit, la
Comisión Europea sigue exigiendo nuevas rebajas de cara a próximos años, máxime cuando durante el presente curso de 2016 no se han podido aplicar medidas de reducción presupuestaria por el bloqueo institucional.
Por tanto, todo apunta que la nueva orden de precios de referencia no es sino la
punta del iceberg de los sacrificios por venir, sobre todo en el ámbito del medicamento. El sector farmacéutico siempre ha sido uno de los espacios favoritos de las administraciones públicas para
la no tan noble arte del tijeretazo, algo que no va a cambiar en el futuro y menos después de que los ministros
Montoro y De Guindos hayan cargado en el techo de la hepatitis C y sus antivirales la responsabilidad de la desviación del déficit ante Europa.