Investigadores del Ramón Cajal publican nuevos estudios para el manejo de pacientes con esta patología progresiva

Los betabloqueantes son perjudiciales para un subtipo de cirrosis


19 ene. 2021 18:15H
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La cirrosis es una enfermedad progresiva con evolución desde una primera etapa compensada a una segunda descompensada de mayor severidad y peor pronóstico. Para los pacientes con cirrosis, los betabloqueantes no selectivos (BBNS) son el tratamiento fundamental para prevenir las hemorragias varicosas, una de las complicaciones más graves de este colectivo.

El tratamiento se basa en que la respuesta a los BBNS, definida por una reducción en el gradiente de presión venosa hepática (≥10%), se ha relacionado con una reducción del sangrado varicoso, y el aumento de la supervivencia. Sin embargo, los efectos beneficiosos de los BBNS pueden no extenderse a toda la población de pacientes con descompensación cirrótica. De hecho, los BBNS pueden ser perjudiciales en aquellos pacientes cirróticos que desarrollan ascitis refractaria (AR).

En la actualidad no existen biomarcadores no invasivos para identificar a los pacientes con cirrosis descompensada más propensos a desarrollar complicaciones ni tampoco un perfil molecular personalizado para identificar a aquellos sujetos en los que los BBNS podrían comprometer su esperanza de vida.

En un primer estudio, liderado por Luis Téllez, del Servicio de Gastroenterología del Hospital Universitario Ramón y Cajal y publicado en la revista Journal of Hepatology, se identifican los mecanismos por los cuales los BBNS reducirían la supervivencia de los pacientes con AR. Asimismo, demuestra que la vasodilatación periférica y la activación simpática conducen a un aumento de la función sistólica del ventrículo izquierdo en pacientes con cirrosis y ascitis, que actúa como mecanismo adaptativo para mantener la perfusión renal.

"Cuando la ascitis se vuelve refractaria, esta respuesta cardíaca compensadora a la vasodilatación depende fundamentalmente de la hiperactivación simpática y apenas es capaz de mantener la perfusión renal. En este contexto, el bloqueo β atenúa la sobrecarga simpática de la función cardíaca, dificulta el gasto cardíaco, reduce la presión de perfusión renal (PPR) por debajo del umbral crítico y deteriora la función renal", explica el estudio.


Importancia de la función sistólica y la hiperactivación simpática


Los expertos concluyeron que la perfusión y la función renal depende fundamentalmente de la función sistólica y la hiperactivación simpática en la AR. Los BBNS mitigan la sobrecarga simpática, obstaculizan el gasto cardíaco, reducen la PPR por debajo del umbral crítico y deterioran la función renal. Por ello, el bloqueo β debe utilizarse con precaución o incluso evitarse en pacientes con AR.

En un segundo trabajo, liderado por Ana García García de Paredes, del Servicio de Gastroenterología del Hospital Universitario Ramón y Cajal, una vez demostrado que los BBNS comprometen la vida de los pacientes con AR, se buscaron biomarcadores no invasivos para identificar a aquellos pacientes con cirrosis descompensada más propensos a sufrir complicaciones tras BBNS. Este estudio fue diseñado para validar una nueva firma de microRNAs (miRNAs) en suero como biomarcadores útiles en el manejo de pacientes con cirrosis descompensada.

Los autores de esta segunda investigación pudieron concluir que el análisis de una firma de miRNAs en suero discrimina entre pacientes con cirrosis descompensada que muestran una disfunción circulatoria sistémica más severa y función sistólica comprometida después del uso de BBNS y aquellos que tienen más probabilidades de beneficiarse de su uso.
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