Pablo Lara, presidente de la Conferencia de Decanos de Medicina, explica la hoja de ruta de la nueva etapa

"Los criterios de acreditación deben valorar más la actividad asistencial"
Pablo Lara Muñoz, presidente de la Confederación Nacional de Decanos de Facultades de Medicina Españolas.


25 nov. 2022 15:30H
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Con agradecimiento y, sobre todo, una “enorme responsabilidad”, Pablo Lara asume la reelección al frente de la Confederación Nacional de Decanos de Facultades de Medicina Españolas (Cndfme). Devolver a la sociedad médicos bien formados, el déficit de profesorado en Medicina y las plazas de acceso al Grado son solo algunas de las cuestiones que preocupan al decano, que inicia una nueva etapa en la que espera que tanto el Ministerio de Universidades como la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca) tomen buena nota de sus propuestas para poder proporcionar “la mejor formación científica, profesional y humana posible”.

En una entrevista a Redacción Médica, Lara desarrolla las principales líneas de actuación de la Conferencia y aborda las cuestiones que más afectan al colectivo, como esa falta de profesorado, los criterios de acreditación del mismo o la homogeneización de la prueba de Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad.

Acaba de ser reelegido como presidente de la Confederación Nacional de Decanos de Facultades de Medicina Españolas. ¿Cómo recibe esta reelección?

Con agradecimiento por la confianza en el trabajo que estamos realizando desde la Comisión Permanente. Considero que ser decano es un honor, un privilegio y una responsabilidad. Imagínese ser presidente de la Conferencia… Afortunadamente es una responsabilidad compartida. La Conferencia no tiene una cabeza sino que tiene 46, tantas como facultades que ofertan el grado de Medicina. Ese es nuestro principal valor.

¿Cuáles son los objetivos que se ha marcado para esta legislatura?

Seguir trabajando de forma conjunta, con deseos de aprender unos de otros, compartiendo iniciativas y experiencias docentes, buscando siempre el consenso y desde el respeto absoluto a la autonomía de cada Centro. Es, con el esfuerzo de todas las universidades, la realidad del trabajo que venimos desarrollando en la Conferencia, como ha ocurrido en la reciente Asamblea General que acabamos de celebrar.

Trabajamos, junto con las instituciones que conformamos el Foro de la Profesión Médica para el desarrollo de la Medicina, en todos sus ámbitos. Es decir, trabajamos para mejorar la salud de las personas. De manera particular, todo lo relacionado con proporcionar a los futuros profesionales la mejor formación científica, profesional y humana posible para que sean capaces de solucionar los problemas de salud, en un itinerario coordinado y continuado que se inicia con el Grado y la Formación Sanitaria Especializada, seguida por un Desarrollo Profesional Continuo.

¿Cuáles son las tres cosas que más preocupa a los decanos de Medicina?

Tenemos la enorme responsabilidad de recibir estudiantes muy motivados y devolver a la sociedad médicos bien formados. Nuestra principal preocupación es proporcionar una formación de calidad y para eso lo que necesitamos mucho más profesorado -dado el déficit actual-  y que se trate con criterios profesionales, sanitarios y académicos -y no políticos cortoplacistas- la necesidad de plazas de acceso al Grado, de plazas de acceso a la formación sanitaria especializado y la apertura de nuevas facultades.


"Tenemos buenas expectativas con la revisión de criterios de acreditación para profesorado titular y cátedra"



Precisamente, en relación con la calidad de la docencia que sabemos impartir y qué podríamos hacerlo si dispusiéramos de los medios adecuados, acabamos de presentar en el reciente Congreso de Educación Médica, la “Declaración de Málaga 2022 Estándares para la Educación Médica en el Grado: pensando en el futuro”, promovida desde la Conferencia y la Sociedad Española de Educación Médica a la que se han adherido Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad, Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina, Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, Federación de Asociaciones Científicas Médicas de España, Foro Iberoamericano de Educación Médica, Real Academia Nacional de Medicina y World Federation for Medical Education (adjunto este documento con el correo que aún no lo hemos subido a la web).

Esa partida que se ha incluido en los Presupuestos Generales del Estado para aumentar un 15 por ciento las plazas de acceso al Grado de Medicina es muy necesaria -y sería aún insuficiente- para paliar las carencias que tenemos actualmente. No debemos poner en riesgo la calidad de la docencia de las futuras generaciones de profesionales. Por eso también nos hemos manifestado recientemente manifestando nuestro desacuerdo con esa propuesta.

En dicha declaración, abogan por la creación del área de conocimiento de Educación Médica para la formación del profesorado. 

Esa última parte de la Declaración destaca la importancia de la formación de cada profesor en Educación Médica, la conveniencia de que existan Unidades de Educación Médica y, en una situación ideal, pero muy compleja y difícil de llevar a la práctica, que se creara una unidad de conocimiento específica, igual que existen la de Anatomía, Fisiología, Cirugía o Pediatría.

¿Qué es lo más urgente para facilitar a los estudiantes la mejor formación médica posible?

Sin duda, como venimos reclamando desde hace años, necesitamos más profesorado. Hemos estimado un déficit en el estudio “Vida media académica. Estimación de las necesidades de profesorado en el Grado de Medicina”, acordado con el Ministerio de Universidades y Aneca, de casi 4.000 profesores, especialmente en las áreas clínicas pero también en las áreas básicas, donde además es preocupante la escasa presencia de profesorado médico.

Tenemos buenas expectativas con la revisión de los criterios de acreditación para profesorado titular y cátedra, donde hemos trabajado en el grupo de expertos creado por la Aneca y hemos realizado numerosas propuestas a las comisiones encargadas de definir esos requisitos. Se van a presentar en los próximos días. Han de ser exigentes pero adecuados a las posibilidades investigadoras y docentes. Con los actuales, el número de profesores acreditado ha sido escasísimo, causando año tras año el déficit actual. Pensamos que los nuevos criterios, en los que se va a valorar más la actividad asistencial, van a suponer un punto de inflexión importante. Eso esperamos.


"Las pruebas de conocimientos deberían completarse con otras pruebas de aptitudes"



Además seguimos trabajando en otras medidas para facilitar la incorporación de profesorado: desarrollo e implantación de la figura de profesorado contratado doctor vinculado o equivalente, priorizar la incorporación de profesorado médico, promocionar programas de acompañamiento que faciliten la acreditación de profesionales jóvenes, participar como estamos haciendo en la LOSU y el Estatuto del PDI para que contemple nuevas figuras de profesorado vinculado (Ayudante Doctor y profesorado permanente) y definir un nuevo modelo de acreditación en el que, efectivamente, la actividad asistencial tenga la misma relevancia que la actividad docente e investigadora.

Por otro lado, ¿qué modelo de selectividad consideran óptimo para el acceso al Grado de Medicina y por qué?

Sería deseable que la prueba de Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad fuera lo más homogénea posible entre las comunidades autónomas para lo que es necesario que se produzca un consenso entre ellas y es su responsabilidad. Parece lógico que si un estudiante puede aspirar a una plaza de acceso a Medicina (o a cualquier otra titulación) en cualquier universidad española en función de su nota de corte, las pruebas de acceso deberían ser lo más parecidas posible para garantizar una equidad en ese acceso.

Por otra parte, las pruebas en las universidades públicas -no así en las privadas- se basan exclusivamente en la nota de corte de esas prueban que valoran sólo conocimientos. Es bien sabido que pensamos en la Conferencia que esas pruebas de conocimientos deberían completarse con otras pruebas de aptitudes, tan importantes o más que las de conocimientos, como ocurre en otros muchos países de nuestro entorno.

En Cataluña ya ha comenzado a llevarse a cabo la primera prueba de aptitud previa al acceso al grado de Medicina; esta sigue siendo voluntaria. ¿Los decanos van a apostar porque esta prueba se haga a nivel nacional y empiece a ser obligatoria?

La implantación de esa prueba sería complejísima a nivel nacional y precisaría de nuevo, del acuerdo de todas las comunidades autónomas, lo que en la situación actual no se ve posible.

Efectivamente en Cataluña han diseñado esa prueba de aptitud que han realizado este curso a los estudiantes matriculados en el primer curso del Grado y que están valorando actualmente. Estamos a la espera de conocer los resultados de esa prueba piloto.

¿Por qué no hay profesorado suficiente en las universidades?

Las causas son variadas. Habría que recordar la tasa de reposición que sufrimos como consecuencia de la anterior crisis económica y que no permitía incorporar profesorado tras las jubilaciones. Pero es que como he comentado antes, en Medicina no se acreditaban prácticamente profesores porque los criterios de acreditación hasta el día de hoy han sido excesivos y basados fundamentalmente en la actividad investigadora; una actividad investigadora que hay que realizar habitualmente en horas extras de trabajo. Cada año se acumulaba un déficit de varios cientos de profesores. En este contexto, la acreditación se consideraba muy difícil, una carrera de obstáculos, por lo que no resultaba atractiva para nuestros colegas.


"Habíamos propuesto que se pudiera contemplar un mayor peso al expediente académico en el MIR, pero no se ha contemplado así en la nueva norma"



Como consecuencia, no se ha producido el necesario relevo generacional. Ya lo pusimos de manifiesto en el estudio que publicamos sobre la evolución del profesorado permanente en las facultades de Medicina en la década 2017-2026. El subtítulo de ese estudio era meridiano: la formación de los futuros médicos en situación crítica.

Esperemos, como decía anteriormente, estar pronto en una situación de cambio de tendencia. Por cierto, si las facultades que ya existimos no tenemos apenas profesorado acreditado, nos gustaría saber con qué profesorado van a contar las nuevas facultades que aseguren una mínima calidad en la formación de nuestra profesión.

¿Este déficit de profesorado hace peligrar una formación médica de calidad? ¿Qué medidas proponen al respecto?

Estamos trabajando intensamente, en las líneas que he comentado anteriormente. La Secretaría General de Universidades y la Aneca se están mostrando sensibles a nuestras propuestas.

¿Verán cambiada la ley para flexibilizar los criterios para ser profesor de Medicina en esta legislatura?

Esperamos que la LOSU se apruebe en los primeros meses de 2023. Después habrá un año para poder presentar y aprobar el Estatuto del Personal Docente e Investigador, que es donde realmente se regularán muchos de los aspectos novedosos que contempla. Y el año que viene será, además, año de elecciones. Los cambios normativos necesitan su tiempo.

Pero con la normativa actual, tenemos buenas expectativas con los nuevos criterios de acreditación que se van a conocer enseguida, con el desarrollo que ya se ha producido de la figura de contratado doctor vinculado (aún pendiente de implantación en algunas Comunidades Autónomas) o con esos programas de acompañamiento para la acreditación de jóvenes especialistas como la iniciativa andaluza del Programa María Castellano que y se quiere activar en otras comunidades. Hay también que valorar adecuadamente el trabajo del profesorado asociado y de los tutores clínicos y colaboradores honorarios, esenciales hoy para el desarrollo de la docencia.

¿Cómo se tienen que actualizar estos criterios de acreditación de la rama de Ciencias de la Salud?

Dice el Real Decreto de Acreditación que el procedimiento debe permitir que los mejores profesionales se acrediten como profesores. Por tanto, los criterios en primer lugar deben valorar más la actividad asistencial y parece que así va a ser. En cuanto a la actividad investigadora, debe sin duda acreditarse, pero los requisitos en términos de publicaciones, indicios de calidad o autorías preferentes deben ser proporcionados. También una adecuación de los requerimientos docentes, aumentando el reconocimiento a las figuras de profesorado no permanente y honorario y aumentando los méritos reconocidos.

¿Está funcionando la Mesa de Trabajo creada por Universidades para abordar estas cuestiones?

Tenemos una relación muy fluida en el momento actual con el Ministerio de Universidades y con la Aneca. De ahí las expectativas positivas que tenemos a corto, medio y largo plazo que se han puesto de manifiesto en las respuestas anteriores.

¿Por qué el aumento de plazas para estudiar Medicina no es una decisión acertada?

En este punto, efectivamente, estamos en completo desacuerdo porque pensamos que es un error. No faltan médicos sino especialistas. En los últimos años no hemos hecho otra cosa que no sea aumentar las plazas de acceso sin que haya servido para mejorar la situación, porque precisamente no es la solución.

Algunas especialidades, como Medicina del Trabajo o Medicina de Familia, se están viendo especialmente afectadas por la falta de facultativos. ¿Se va a hacer algo desde las universidades?

En nuestros planes de estudio hay contenidos suficientes relacionados con ambas especialidades. Se han vertido opiniones en sentido contrario en relación con la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria pero publicaremos pronto un estudio en el que se pondrá de manifiesto que no es así.

Por otra parte, hay que considerar que en las facultades no formamos en especialidades sino que formamos médicos generalistas. Las autoridades sanitarias tendrán que plantearse por qué faltan esos especialistas sin en España hay suficientes médicos.

En cuanto al sistema MIR, ¿qué cambios requiere?

El examen MIR es tan importante que supone un 90 por ciento en la nota que permite el acceso a una determinada especialidad. En cambio los seis años del Grado significan solo un 10 por ciento en esa calificación final. Este hecho condiciona mucho de forma negativa la dedicación del estudiantado en los últimos cursos del grado.

Habíamos propuesto que se pudiera contemplar un mayor peso al expediente académico pero no se ha contemplado así en la nueva norma. Y se podría haber hecho porque las notas medias de las universidades españolas son bastante homogéneas entre sí y además se puede ponderar el expediente académico en función del rendimiento en el examen MIR -lo que no se hace actualmente- lo que daría aún mayor equidad, que, no obstante, es la principal fortaleza del sistema actual.

Pensamos que ese examen de preguntas de elección múltiple debe completarse con otro tipo de pruebas de evaluación de competencias de difícil implementación pero sobre las que se debería empezar a trabajar.

En cuanto al tipo y contenido de esas preguntas de elección múltiple, es oportuno seguir impulsando que las preguntas puedan responderse mediante la deducción lógica basada en la práctica clínica más que mediante la exclusiva memorización de información, el uso creciente de supuestos clínicos o de cuestiones sobre el uso racional de medios diagnósticos y terapéuticos o valorando adecuadamente el perfil del paciente que predomina en el sistema sanitario. Y por supuesto, no perder nunca de vista que se trata de evaluar las competencias fundamentales de un médico generalista.

Sanidad continúa aumentando la oferta de plazas MIR. ¿Cómo facilitar que no queden plazas desiertas?

Esas plazas han quedado desiertas porque no han resultado atractivas a los candidatos que siguen siendo muchos más que las plazas ofertadas, aunque se está realizando un esfuerzo muy importante porque la oferta sea la mayor posible. Por otra parte, se han disminuido la exigencia de la nota de corte, se ha aumentado el cupo de extracomunitarios. Sería muy deseable que la elección se pudiera realizar a tiempo real y debe ser un objetivo prioritario que además, contribuiría a que no se quedaran plazas sin cubrir.

Con la vista puesta en el futuro, ¿debe cambiarse el plan formativo que reciben los alumnos para orientarse a los nuevos modelos sanitarios? ¿Es útil el modelo actual para la carrera profesional de los médicos?

Estamos cambiando y mejorando los planes formativos en las facultades. Sin duda, el modelo actual es útil, aunque tengamos un margen de mejora muy amplio. Nuestros graduados son muy reconocidos fuera de nuestras fronteras y bien sabemos que se están marchando un buen número de ellos atraídos por unas mejores condiciones profesionales.

Pese a nuestra escasez de profesorado y de recursos, hemos iniciado un procedimiento de acreditación de nuestra docencia por la Federación Mundial de Educación Médica. Ya se han acreditado cinco universidades y en esta convocatoria lo van a solicitar al menos diez más. Estoy convencido que, dentro del sistema sanitario, las universidades somos instituciones muy eficientes, dado nuestro escaso personal y presupuesto, considerando las médicas y médicos que proporcionamos a la sociedad.

Por eso, pedimos mayores recursos humanos y materiales, convencidos de que sería una magnífica inversión y de que la sociedad que cuida sus facultades de Medicina se cuida a sí misma.
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