Un estudio alerta del incremento de errores de dosificación en infantes mayores de 12 meses

Un estudio habla sobre la sobredosificación de vitamina D en niños durante el 2024.
Un niño agarrando la mano de su madre.


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El aumento de prescripciones de vitamina D en la infancia, unido a la falta de información sobre las dosis seguras, ha provocado un incremento significativo de intoxicaciones pediátricas por sobredosificación en los últimos años. Un estudio realizado en un hospital de tercer nivel ha identificado 42 casos entre 2010 y 2024, con un repunte en 2024, especialmente en niños mayores de 12 meses. La mayoría de los errores fueron cometidos por los propios cuidadores al administrar el suplemento, generalmente en formato líquido.

Aunque la mayoría de los pacientes no presentaron síntomas graves, los autores del estudio advierten de las posibles consecuencias clínicas y reclaman un protocolo claro de actuación ante este tipo de urgencias. La popularización de suplementos vitamínicos, muchas veces asumidos como inocuos, ha llevado a que algunos progenitores excedan, de forma no intencionada, las dosis recomendadas.

Sobredosificaciones accidentales por parte de los cuidadores


El trabajo consistió en un estudio descriptivo retrospectivo, realizado en el servicio de Urgencias Pediátricas de un hospital de tercer nivel, en el que se analizaron las historias clínicas de pacientes de entre 0 y 16 años atendidos por sobreingesta de vitamina D entre enero de 2010 y diciembre de 2024. En total, se incluyeron 42 pacientes, con una mediana de edad de 4,8 meses y un ligero predominio de varones (54,8 por ciento).

Los autores observaron un aumento progresivo de casos en los últimos cinco años, alcanzando su máximo en 2024, cuando las consultas por esta causa se duplicaron respecto al año anterior. Además, se constató que la frecuencia era mayor en los pacientes de más de 12 meses, que además eran los más propensos a presentar sobredosis tras ingestas repetidas, no puntuales. En muchos casos, los padres prolongaron el tratamiento o incrementaron la cantidad sin consultar con un profesional, creyendo que “más es mejor”.

En más de la mitad de los casos (54,8 por ciento), la causa fue un error de dosificación por parte de los cuidadores, mientras que el resto fueron ingestas accidentales. La mayoría de preparados administrados eran suspensiones orales (90,3 por ciento), aunque también se registraron casos con cápsulas. 25 pacientes (59,5 por ciento) habían ingerido una única dosis, mientras que 17 (40,5 por ciento) recibieron dosis repetidas. Este grupo consultó en urgencias con un retraso de hasta 21 días desde la primera administración, y presentaba una edad media inferior a los del grupo de dosis única. El retraso en la atención suele estar relacionado con la ausencia de síntomas inmediatos, lo que retrasa la sospecha de intoxicación.

Alteraciones bioquímicas sin complicaciones clínicas


Se realizaron análisis sanguíneos al 73,8 por ciento de los pacientes. Los valores de calcio total superaron el rango de referencia en seis casos (19,3 por ciento) y el calcio iónico fue elevado en 20 pacientes (64,5 por ciento), especialmente entre aquellos con ingestas repetidas. En 16 pacientes se midieron niveles de calcidiol, con valores patológicos en dos de ellos. La hormona paratiroidea  se midió en siete pacientes y fue inferior a lo normal en dos.

Casi la mitad de los casos (47,6 por ciento) requirieron contacto con el Instituto Nacional de Toxicología, que recomendó distintos tratamientos; seis pacientes recibieron carbón activado, tres requirieron fluidoterapia, y uno fue hospitalizado tras ingerir 20.000 UI accidentalmente. En el alta, se indicaron medidas como la suspensión del suplemento, la evitación de la exposición solar y la restricción de lácteos. En 9 casos se solicitó ecografía renal sin hallazgos de nefrocalcinosis. Los autores destacan que en muchos de los casos no existía un seguimiento estricto ni claridad sobre cuándo y cómo suspender la suplementación.

Llamada a la prevención y protocolos clínicos claros


Los autores del estudio subrayan que, aunque infrecuente, la sobreingesta de vitamina D en pediatría se ha duplicado en su centro en el último año. Lo atribuyen a factores como la menor exposición solar, el aumento de prescripciones (muchas sin respaldo científico), la disponibilidad de preparados orales y la creciente solicitud de determinaciones de calcidiol, incluso en población sana.

Pese a la baja tasa de complicaciones clínicas, los investigadores alertan de los riesgos de hipercalcemia o nefrocalcinosis, especialmente en niños con alteraciones genéticas como las del gen CYP24A1, que los hacen más vulnerables incluso a dosis moderadas. Dado el aumento de casos y la heterogeneidad en el manejo clínico, consideran necesario establecer protocolos consensuados para una correcta atención en Urgencias y una mayor educación a familias y profesionales sobre las dosis seguras de suplementación.
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