El presidente del Colegio Oficial de Médicos de Zaragoza, Javier García Tirado.
Zaragoza se erige como uno de los polos médicos de España. La capital de Aragón cuenta con una potente infraestructura sanitaria, en la que destacan dos centros de referencia para toda la comunidad autónoma: el Hospital Universitario Miguel Servet y el Hospital Universitario Lozano Blesa. Una realidad que contrasta con el resto de la provincia, principalmente rural, donde la presencia de especialistas se reduce de forma considerable. Dos realidades que conoce y afronta el presidente del
Colegio Oficial de Médicos de Zaragoza (COMZ),
Javier García Tirado.
El facultativo se adentra en
un segundo mandato tras cuatro años que resume como
"estimultantes y gratificantes". García Tirado repite al frente de la entidad "con renovada ilusión" y se prepara para abordar los principales retos a los que se enfrenta la profesión en la provincia de Zaragoza. Desde la falta de facultativos en pequeños municipios hasta la mejora de las condiciones laborales de la profesión. Eso sí, también las oportunidades, como el establecimiento de la Agencia Estatal de Salud Pública (AESAP) en la urbe aragonesa o el incremento de la oferta formativa.
¿Cuáles son las líneas estratégicas que guiarán sus próximos cuatro años al frente de la institución?
Acometeremos la imprescindible obra de reforma y ampliación de la sede colegial, que es una necesidad que no podemos posponer más, y con la que ya llevamos tiempo trabajando, y dedicando esfuerzos. Al final, el edificio, inaugurado en 1978, adolece de deficiencias estructurales, al no contar con criterios de accesibilidad en su concepción, además que el paso del tiempo ha hecho que los sistemas de climatización requieran una renovación integral. No se trata solo de renovar muros, pasillos o despachos; queremos transformar nuestro Colegio en un espacio cálido, más moderno, accesible y abierto
Ampliaremos los servicios de apoyo y formación a nuestros colegiados. Continuaremos apostando por la formación continuada, la actualización científica y la colaboración con las sociedades científicas, el bienestar profesional, y la defensa de las condiciones laborales, de forma colaborativa con nuestros representantes sindicales. Queremos que cada médico de Zaragoza
sienta el colegio como respaldo, acompañamiento y punto de encuentro. Cuidar de los médicos es cuidar de los pacientes. Apostaremos por el conocimiento, por el bienestar emocional, por el respaldo jurídico y profesional. Que nadie se sienta solo en esta profesión a la que tantas veces se le exige más de lo que se le reconoce.
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"Queremos que cada médico sienta el colegio como un respaldo"
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De forma concreta, queremos mejorar nuestra oferta de servicios actual, y ampliarla con nuevas propuestas, como la mejora de nuestras herramientas digitales de comunicación con la colegiación, la creación de una oficina de cuestiones profesionales, una asesoría para la información y elaboración del documento de voluntades anticipadas, y un observatorio de la medicina rural, entre otros proyectos.
Finalmente, seguiremos luchando con determinación contra el intrusismo profesional. No se trata de corporativismo: es una cuestión de seguridad, calidad y respeto a los pacientes. La sociedad merece garantías, y los médicos
debemos proteger nuestra profesión de prácticas ilegales que ponen en riesgo la salud y la confianza pública. Proteger nuestra labor es proteger la salud de la ciudadanía. No permitiremos que se vulneren la confianza, la seguridad y la dignidad de la profesión médica, y por ende, la de los pacientes.
¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta la profesión médica en Zaragoza?
Al igual que en el conjunto de España, la profesión afronta una situación turbulenta, tanto en el ejercicio de la Medicina en el ámbito público, como en el privado, con importantes amenazas ante las que los colegios debemos actuar como líderes, manteniendo una postura firme de representación de los médicos, en defensa de los intereses profesionales, que
permita restablecer la dignidad de la profesión, de forma conjunta con la labor de los sindicatos médicos, que son quienes cuentan con la potestad negociadora.
En definitiva, esta dignificación del ejercicio profesional posibilitará revertir la actual deriva del sistema sanitario en su conjunto, propiciada por el maltrato laboral, y generará una dinámica inversa de compromiso con el sistema sanitario. No debemos olvidar que la vocación es una seña de identidad de nuestra profesión, pero esa vocación nace y está orientada hacia el servicio a las personas vulnerables, quienes en un momento de fragilidad de su salud, nos necesitan.
Para poder atenderles con carácter de excelencia, necesitamos unas condiciones que permitan realizar el acto médico con garantías de calidad y de seguridad para las personas. En la evolución del ejercicio de la Medicina, el acto médico se ha enmarcado en la estructura que conocemos como sistema sanitario, y son los responsables del sistema quienes deben de proveernos de los recursos necesarios para poder dispensar una atención de excelencia a los pacientes. De lo contrario, la relación médico-paciente se desnaturaliza, y la vocación para con nuestros pacientes se ve frustrada.
Esa vocación, que nadie se confunda, no está dirigida hacia las estructuras sanitarias y los entes gestores del sistema, que son los que en definitiva determinan un desempeño profesional en condiciones inadecuadas y precarias, sino que su esencia es la atención de las personas como ya he dicho, y las reivindicaciones de
mejoras de condiciones laborales son imprescindibles para reconducir el funcionamiento del sistema hacia la satisfacción de las necesidades sanitarias de las personas, nuestra auténtica nuestra vocación. Apelar a ésta para forzarnos a un desempeño profesional sometido a condiciones que no garanticen la excelencia del acto médico, es una perversión inaceptable de la misma.
Aterrizaje de una nueva facultad de Medicina y AESAP
La provincia cuenta con una nueva facultad de Medicina. ¿Es importante que aumente el número de plazas en la ciudad o por el contrario considera que es excesiva la oferta?
La percepción de la sociedad, sesgada por el mensaje reiterativo de los políticos, es de carencia de profesionales de Medicina; sin embargo, los datos dicen algo diferente, puesto que el número anual de egresados se ha duplicado en los últimos 15 años, propiciado especialmente por el aumento de facultades tanto públicas, como privadas. España es el país con mayor ratio de facultades por habitantes, en torno a una facultad por millón de habitantes. Esto es
el doble de la tasa que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las evidencias de las cifras absolutas indican que la oferta es excesiva. Sin embargo, el desequilibrio es grave en cuanto a la formación de médicos especialistas, tras el periodo de grado. Formar un médico, en principio, es una medida en sí misma deficiente, porque la exigencia jurídica obliga a estar en posesión de un título de especialista obtenido a través del
MIR. Existe un nudo gordiano en la falta planificación por parte del Ministerio de Sanidad, de las necesidades reales de especialistas del Sistema Nacional de Salud (SNS) a medio y largo plazo. El Ministerio desoye las propuestas cada año de cada comisión nacional de las distintas disciplinas, y finalmente las plazas se convocan mediante la adición de las plazas solicitadas por cada comunidad autónoma al Ministerio, sin ningún tipo de previsión de las necesidades asistenciales poblacionales para cada rama facultativa.
Este proceder pernicioso está conduciendo en la práctica a una situación dispar, en la que determinadas especialidades c
ontarán con paro médico entre sus especialistas a corto y medio plazo, y sin embargo, otras tendrán dificultades serias para cubrir las necesidades asistenciales, como ocurre con Medicina Familiar y Comunitaria, por ejemplo.
Pero una cosa es la existencia de especialistas de cualquier especialidad para cubrir plazas vacantes, y otra cosa muy distinta es que la oferta de esas plazas por parte del SNS se realice con unas condiciones laborales que atraigan a los especialistas disponibles. Lo que en realidad no hay no son especialistas, sino ofertas que reúnan las condiciones necesarias para atraer a los disponibles. Hay
una mala distribución de los recursos humanos con los que contamos en nuestro país, en definitiva, pero no una carencia de médicos en cifras absolutas.
Zaragoza es una de las ciudades que más suena en la carrera por la AESAP. ¿Qué efecto tendría este proyecto en la ciudad y el colectivo médico zaragozano?
La
Agencia Estatal de Salud Pública (AESAP) es el principal proyecto estratégico de perfil sanitario al que aspiramos en Aragón, y con una particular relevancia para la ciudad de Zaragoza. Si se consiguiera su nombramiento como sede, el impacto implícito sería estructural y transformador, sin duda.
Un organismo de esta envergadura conlleva un efecto multiplicador en la economía local: se incrementaría significativamente la presencia de profesionales de alta cualificación -epidemiólogos, estadísticos, analistas de datos, gestores de crisis,…- y Zaragoza se transformaría en
el epicentro de la toma de decisiones sanitarias, implicando un volumen notable de congresos, reuniones de alto nivel con la OMS y el ECDC (Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades), impulsando la hostelería local y recuperando activos infrautilizados de la ciudad.
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"Somos optimistas ante la llegada de la AESAP"
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A su vez, para los profesionales sería una magnífica oportunidad, por su efecto facilitador para un salto cualitativo de su proyección profesional: Zaragoza se convertiría en un nodo de liderazgo científico, generando importantes sinergias con la Universidad de Zaragoza, y el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón (IIS). Por supuesto, el impacto profesional sería de carácter multiprofesional, no sólo a nivel médico: Aragón es líder en veterinaria y producción agro-alimentaria, y para la Agencia esta dimensión tiene una fuerte implicación; por tanto, veterinarios y médicos de Zaragoza tendrían una oportunidad única de incorporarse al liderazgo a nivel nacional del enfoque integrador del One Health.
Tenemos fundadas esperanzas de que Aragón consiga este importante objetivo, puesto que su ubicación estratégica, el consenso de toda la sociedad, fuerzas políticas, y organizaciones profesionales, así como las instalaciones con las que ya cuenta -facultades de
Veterinaria y Medicina, entramado investigador, inmuebles adecuados disponibles…-
nos permiten ser optimistas.
Refuerzo del médico rural
La provincia cuenta también con un amplio espectro rural. ¿Hay que potenciar la asistencia en las localidades de menor tamaño? ¿Qué se puede hacer para dotarlas de atractivo para los médicos?
Zaragoza se caracteriza por la dispersión geográfica de núcleos con baja densidad de población, y además con un perfil demográfico de claro envejecimiento. Esto conlleva una dificultad significativa a la hora de dispensar a la población, en condiciones de equidad, los servicios sanitarios (y de todo tipo) que se precisan. La distribución de los recursos humanos está determinada por el Mapa Sanitario de Aragón, creado en 2005, con muy pocas adaptaciones ulteriores, ninguna de ellas de calado.
Existen zonas básicas de salud con escaso número de cartillas sanitarias por profesional, y otras con una notable sobrecarga de presión asistencial; lógicamente, lo primero es lo que acontece en el medio rural. El problema es que se debe atender también la atención continuada (las guardias médicas), y la dispersión poblacional obliga a veces a largos desplazamientos para atender a un escaso número de pacientes. La equidad, por otra parte, no implica que las personas deban tener la atención que precisan a escasa distancia, sino que toda la población va a recibir el mismo tipo de atención en cuanto a condiciones de calidad y seguridad. Para conseguir esta equidad en términos de efectividad, ni siquiera hablo ya en términos de eficiencia, en muchos casos exigirá que la atención se concentre en los centros de salud, suprimiendo los consultorios. Esto exige que las personas deban desplazarse para recibir la asistencia precisa, si cuentan con los medios necesarios, pero también que
se disponga de una capilarización adecuada de transporte sanitario para el traslado de las personas que carezcan de posibilidades de desplazamiento por medios propios.
En cuanto a las condiciones que atraigan y fidelicen a profesionales médicos, es evidente que
resulta imprescindible adecuar las condiciones laborales de tal manera que se permita un ejercicio profesional gratificante, sin sobrecargas asistenciales, con flexibilidad horaria incluso, que posibilite la conciliación familiar, limitando la realización de guardias, y facilitando el desarrollo de las otras facetas del ejercicio profesional: la formación continuada, la docencia, y la investigación. Las mejoras retributivas tendrían un refuerzo positivo, pero por sí solas resultarán insuficientes; en cualquier caso, la adición de complementos por desplazamientos, o manutención durante las guardias, deberían ser medidas básicas indispensables.
El mandato vendrá determinado por un panorama convulso a raíz del Estatuto Marco. ¿Considera que la profesión debería contar con un texto propio?
No se trata de ningún privilegio, sino de
una necesidad derivada de las singularidades de la práctica de la Medicina. Ser médico no es una profesión cualquiera: es un compromiso con la vida, con el sufrimiento humano, con la ciencia y con la ética, con un elevado nivel de exigencia formativa y de desarrollo profesional continuo, y alto grado de responsabilidad, en un contexto de condiciones laborales extenuantes y precarias en demasiadas ocasiones. Contar con un estatuto propio, que permita la regulación adecuada de las condiciones en las que ejercer profesionalmente, sería un determinante que contribuiría poderosa y necesariamente a la imprescindible regeneración de nuestro sistema sanitario.
Las jornadas extenuantes, con sobrecargas asistenciales que impiden ejercer una Medicina segura y de calidad, las guardias médicas mal pagadas y que no computan como tiempo trabajado para la jubilación, los horarios imposibles para compatibilizar con la conciliación familiar y la propia formación continuada, las limitaciones para el acceso a la docencia, y las dificultades para desarrollar proyectos de investigación, determinan un perfil en la oferta laboral que conlleva la renuncia de muchos especialistas a optar por las plazas que el propio sistema necesita cubrir. Todo ello podría ser reconducido al amparo de un
Estatuto Marco propio, con la adecuada provisión de recursos necesarios para acometer las imprescindibles reformas del sistema sanitario que posibiliten su viabilidad.
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