Representantes de médicos, enfermeras, sindicatos, Administración y estudiantes debaten sobre cómo afrontarlo

El machismo en sanidad existe y se combate con formación desde la infancia
Las participantes en el debate sobre el machismo en la sanidad española.


29 ene. 2018 18:20H
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POR CRISTINA ALCALÁ | LAURA DÍEZ
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Si existe un ámbito en la sociedad española con alta feminización ese es el de la sanidad; tres cuartas partes de las personas que desarrollan su actividad en este sector son mujeres. Sin embargo, las condiciones de trabajo y las responsabilidades que se atribuyen al colectivo femenino no responden con justicia a esa realidad. Precisamente para abordar estos asuntos, Sanitaria 2000 ha reunido a representantes femeninas de médicos, enfermeras, estudiantes, sindicatos y Administración para que expliquen cómo es la situación actual en la sanidad española y qué se puede hacer para mejorar a futuro. 

¿Existe realmente un machismo patente en nuestro sistema sanitario?

Laura Martínez (vocal de Organizaciones del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina -CEEM-): En cuanto a estudiantes en general de Ciencias de la Salud, un 68,7 por ciento son mujeres. Por tanto, no hay una desigualdad numérica. Pero conforme avanzamos en la carrera académica sí que podemos observar que a nivel de profesorado dentro de Medicina solamente un 39,9 por ciento de titulares son mujeres y solo una de cada 5 personas que tienen cátedra son mujeres. Dentro de la profesión sanitaria sí que hay paridad; un 51,5 por ciento son mujeres frente a un 48,5 por ciento que son hombres. Sin embargo, es patente y lo estamos viendo cada día, que no es suficiente que seamos la misma cantidad, sino que además vivimos un machismo continuo en nuestra práctica médica, y nosotras como estudiantes de Medicina lo vivimos cada día en el hospital. 

De hecho CEEM lanzó una campaña en la que hablábais de que los estudiantes estábais hartos del machismo en sanidad. 

Laura Martínez admite que en sanidad, al igual en la sociedad, existen comportamientos machistas. 

Laura Martínez: Estamos viviendo constantemente acusaciones directas que menosprecian notablemente a todas nuestras estudiantes. Está claro que vivimos en una sociedad machista y la sanidad, como parte de la sociedad, también los está viviendo. Estamos muy orgullosas de que desde CEEM tengamos una línea de activismo que se llama 'Medicina Feminista', que va sobre igualdad efectiva de género. Hemos creado una división de igualdad de género, una parte de nuestro Consejo al que todas nuestras estudiantes pueden recurrir en caso de que necesiten ayuda. Este año vamos a hacer nuestras primeras jornadas sobre feminismo para formarnos. Es un ámbito en el que no se nos da formación y que creemos que como futuras profesionales médicas que seremos necesitamos recibir. 

El resto de la mesa, ¿considera que existe realmente el machismo en sanidad? ¿En qué se visualiza?

Rosa Mª Cuadrado (representante de Sanidad de Madrid de Comisiones Obreras -CCOO-): Sí que existe. Quizá no un machismo directo pero, evidentemente, los roles de género siguen perdurando en las instituciones sanitarias. Las tres cuartas partes de profesionales son mujeres, pero sigue habiendo brecha salarial, dificultades de acceso a cargos de responsabilidad y además, por ejemplo, entre las profesionales médicas, las especialidades que eligen siguen siendo masculinas y femeninas. Con datos de Madrid, en Cirugía Cardiovascular hay un 91 por ciento de hombres y un 9 por ciento de mujeres. Sin embargo, Análisis Clínicos, Alergología, Anestesia y Reanimación ya pasamos todas ellas del 50 por ciento. Pero también es significativa la precariedad en el empleo, en general en todo el Estado, pero en Madrid he constatado que es 10 puntos por encima en el caso de las mujeres. Ellas llegan más tarde -entre los 45 y los 50 años- a tener una plaza fija, mientras que los hombres llegan casi 10 años antes a esa misma situación. 

Margarita Parrilla (vocal de Atención Primaria Urbana del Colegio Oficial de Médicos de Guadalajara): Difiero un poquito en algunos aspectos. Yo, cuando estudié la carrera, no me incliné por una especialidad femenina o masculina. Sí que es verdad que hay especialidades médicas en las que son menos cantidad, pero es que no hay más plazas, no las hay. Yo la verdad es que no me he sentido nunca discriminada como mujer. He ocupado cargos de responsabilidad en casi todos los sitios donde he estado, ahora soy la coordinadora del centro, tengo a mi cargo 34 o 36 personas y soy profesora de la facultad. Vienen alumnos de Medicina de sexto año a mi consulta porque es obligatoria en el ciclo formativo, tienen que pasar 3 semanas en Atención Primaria, y de 9 estudiantes, solo uno es hombre. En la función pública, que es a lo que yo me he dedicado siempre, nunca he tenido discriminación de sueldo. 

Rosa Mª Cuadrado: Solo cuatro datos, en este caso de la Comunidad de Madrid, que es grande y con 75.000 trabajadores en la sanidad pública, datos extrapolables al SNS: el 82 por ciento de los Jefes de Servicio de todas las especialidades son hombres, y un 18 por ciento son mujeres. Jefes de Departamento en Madrid hay cero mujeres y 10 hombres. Jefes de Servicio de especialidades quirúrgicas, el 92 por ciento son hombres y un 8 por ciento mujeres. Jefes de Sección de especialidades quirúrgicas tiene un 88 por ciento de hombres. Es verdad que cuando hablamos de Jefes de Servicios de Gestión y servicios ya empezamos a igualarnos. Es verdad que, por ejemplo en Enfermería, los cargos intermedios son predominantemente mujeres, pero cuando llegamos a lo alto de la jerarquía hay una desigualdad patente. 

Especialmente feminizado está el colectivo enfermero...

Pilar Fernández defiende que lo que pretenden desde el CGE es que haya un trato igualitario tanto en enfermeras como en enfermeros. 

Pilar Fernández (vicepresidenta del Consejo General de Enfermería -CGE- y directora de la Escuela Internacional de Ciencias de la Salud):  Sí, en nuestro caso más del 85 por ciento somos mujeres. Entendemos que sí hay un trato desigualitario en muchos aspectos. Existen comportamientos machistas, indudablemente, en el sector sanitario. Quiero añadir el tema de la maternidad, que sigue siendo un problema para las mujeres. No existe igualdad en el ámbito laboral entre hombres y mujeres. Una mujer tiene menos posibilidades que un hombre de acceder a puestos directivos, sobre todo en la etapa de la maternidad. 

Desde el punto de vista de la Administración, ¿se ha constatado si existe este machismo? 

Begoña López-Doriga (directora del Programa de Salud y Servicios Sociales del Instituto de la Mujer): Pienso que hay una segregación horizontal y vertical, en la que hay más mujeres que están en especialidades generalistas como Pediatría o Medicina de Familia, que viene vinculado a un menor salario y a veces a tener mayor flexibilidad para compatibilizar con una doble jornada, que en su caso puede estar más vinculada al cuidado de la familia. Mientras, en el caso de los hombres sus dobles jornadas están más vinculadas a asistencia a congresos, reuniones... más vinculadas al prestigio o reconocimiento porque se plantean unas trayectorias mucho más lineales. 

¿Cuál consideran que es el mayor problema respecto al machismo? 

Rosa Mª Cuadrado: El mayor problema es, paradójicamente, que en el sector sanitario se cree que no hay machismo. Hacen falta campañas de sensibilización. Me parece paradójico que en la Administración sanitaria, por ley, están obligados todos los centros de trabajo de más de 250 trabajadores a que haya planes de igualdad, pero la Administración no tiene ninguno en grandes centros de trabajo. 

¿Han llegado ustedes mismas a sufrir situaciones cuestionables sobre este tema o han tenido constancia de ellas? 

Margarita Parrilla: Yo es que no me he sentido nunca discriminada. Empecé a trabajar cuando mis hijos ya habían nacido, con lo cual la maternidad, que sí que considero que es un hándicap importantísimo, a mí no me pilló. No me he sentido discriminada en ningún momento, hemos hecho todo exactamente igual. A lo mejor he tenido mucha suerte. La gerente del Sescam ahora mismo es una mujer. La gerente de mi área es una mujer, y la directora médica y subdirectora también son mujeres en mi área en este momento. La conciliación de la vida familiar es para todos un problema. 

¿Cómo se vive desde las nuevas generaciones? ¿Sigue patente ese machismo o ha habido un cambio de mentalidad? 

Laura Martínez: Sí que vemos que en las nuevas generaciones contamos con una gran feminización del pensamiento y contamos con muchos chicos compañeros que realmente están involucrados, que son aliados de la causa feminista. A la pregunta anterior, me gustaría añadir que indudablemente el machismo existe en toda la estructura social, techo de cristal, segregación vertical, sueldos menores para las mujeres, pero no tenemos que ver el machismo solo desde ese punto de vista laboral, sino también con las actitudes y los ambientes de los hospitales, centros de salud, aulas, etc., porque no solo es machismo que cobremos menos, sino también que se nos cuestione que yo pueda estar estudiando Medicina por ser una mujer.

Margarita Parrilla asegura que ella ha tenido suerte y no se ha sentido discriminada en ningún momento. 

A mí me ha pasado, que se hagan comentarios inoportunos o que se haya cuestionado simplemente por ser una mujer su criterio médico y se ha buscado la opinión en el hombre. O que se haya preguntado sobre temas personales a una mujer cuando eso nunca se haría un médico. A mí, estando en un quirófano haciendo preguntas -las justas, tampoco para molestar mucho- me preguntó el cirujano que por qué estaba haciendo tantas preguntas, si es que acaso tenía la regla. Algo que no tiene ninguna justificación ni ningún argumento por ningún lado, y esas situaciones las vivimos cada día. Por eso desde el CEEM creemos que hay que trabajar mucho en igualdad de género, ya hay un machismo muy patente en sanidad, no solo en estructura laboral, sino también en el ambiente que vivimos. 

Margarita Parrilla: Me está dando pena. Antes de venir he preguntado a estudiantes de Medicina de mi centro qué opinaban ellas sobre el tema y precisamente me han dado una versión muy parecida a la que está contando ella -Laura- y me estoy quedando de piedra. Que haya profesores de la Universidad, que deberían ser completamente asépticos en este sentido, que hagan estas cosas...

¿Esto se vive también a nivel de centros de salud y no solo en el de representantes o directivos de la sanidad?

Pilar Fernández: Nosotros, como colectivo de enfermeras, sí, y en la sociedad en general hay actitudes machistas. Las vivimos y todos los colectivos debemos luchar para que no se produzcan. Trabajamos mucho en aspectos como la violencia de género preparando a nuestras enfermeras para que dispongan de protocolos de actuación, instamos a nuestras enfermeras a que acudan a su colegio para que les ayuden ante situaciones de estas características. Pero sí, realmente existen muchos estereotipos, cada poco tiempo desafortunadamente estamos viviendo situaciones como actitudes machistas exponiendo a la enfermera. Por ejemplo, en la Madrid Fashion Week Andrés Sardá dio una imagen muy desafortunada del colectivo enfermero. [...] También una fiesta que organizaron estudiantes de Medicina de Murcia con la imagen de una enfermera casi desnuda y una médica en una portada de un folleto, o Televisión Española en Navidad. No entendemos cómo Televisión Española que promueve tanto la lucha contra la violencia de género luego expone imágenes de estas características. A las enfermeras nos molestan mucho estas imágenes cuando nos dedicamos al cuidado de una manera rigurosa, con una profesión formada, un Grado, personas muy comprometidas con los demás. Y luego ver estas imágenes tan frívolas que no se corresponden en nada con nuestra profesión. Por tanto, vamos a seguir luchando. 

Rosa Mª Cuadrado: Es que precisamente por el día 24 -de diciembre- nosotros denunciamos en el Observatorio de la Imagen del Instituto de la Mujer que eso se hubiera difundido por televisión, esa imagen de la Enfermería absolutamente frívola y, como siempre, hipersexualizada. Esto es una pregunta que quería hacerle a la representante del Ministerio, al final esas denuncias no van a ningún lado... 

Begoña López-Doriga: Yo no estoy en el Departamento de Medios de Comunicación, no sé exactamente cómo responderte. Lo que sí sé es que es eficaz cuando denuncian determinadas campañas de empresas y hay veces que sí se pueden retirar, pero no siempre se consigue el objetivo. Hace poco también ha habido otra campaña donde la enfermera salía con una jeringuilla, falda corta y el hombre en cambio era el médico, se suponía que iba a diagnosticar, a curar, mientras la enfermera sigue con ese papel sin las competencias que actualmente tiene. Estoy totalmente de acuerdo en que hace falta alianzas y mejores instrumentos. Y que se dé más importancia a estos temas desde la Administración también. 

Pilar Fernández: Precisamente esa campaña era del propio Ministerio de Sanidad... Estamos seguros que no fue de manera intencionada, porque nosotros lo denunciamos y automáticamente retiraron la imagen, pero también nos sentimos muy molestos en ese sentido. 

Begoña López-Doriga: La violencia estructural está en la sociedad, desde ahí se contrata a un publicista o una publicista y al final se transmiten este tipo de valores, de estereotipos sexistas, y bueno, hay veces que realmente hay capacidad para retirarlo. 

De izquierda a derecha, Laura Martínez, Margarita Parrilla, Begoña López-Doriga, Cristina Alcalá, Pilar Fernández y Rosa Mº Cuadrado, en un momento del debate.

De izquierda a derecha, Laura Martínez, Margarita Parrilla, Begoña López-Doriga, Cristina Alcalá, moderadora del debate y jefa de sección de Especialidades de Redacción Médica, Pilar Fernández y Rosa Mª Cuadrado, en un momento del debate. 


¿Son los organismos de representación sanitaria una muestra de la sanidad? ¿Existe ese machismo en el caso de la representación efectiva, en los cargos y en la propia profesión? 

Pilar Fernández: Nosotros, como profesión enfermera, estamos cambiando todo bastante. Indudablemente hace unos años nuestra organización era fundamentalmente masculina. En estos momento hay más de un 60 por ciento en las Juntas de Gobierno de los colegios que son mujeres y cada vez vamos teniendo más mujeres presidentas de colegios. Las directoras de Enfermería son mayoritariamente mujeres, concretamente en la Comunidad de Madrid. También se van incorporando a los cargos intermedios más mujeres, pero en lo que se refiere a nuestra profesión concretamente va aumentando el número de mujeres en los cargos directivos. 

Margarita Parrilla: En Medicina pasa exactamente igual. En el Colegio de Médicos al que yo represento desde luego ahora no somos todavía paritarios, pero realmente las mujeres nos estamos incorporando. Yo creo que también influye un poco en general que hay situaciones que nos 'resbalan' un poco. Es decir, que hasta que no cogemos cierta edad o experiencia, no tenemos ganas de ir al colegio a solucionar problemas. Ahora, ya sí, las mujeres se están animando a adquirir responsabilidades de este tipo. 

Rosa Mª Cuadrado: Yo difiero totalmente de esta opinión. A mí me parece que las mujeres seguimos teniendo una situación que además creo que todas en algún momento de nuestra vida la hemos vivido. Al hombre se le presupone siempre la capacidad y la mujer tiene que demostrarlo en toda su vida profesional. 

Margarita Parrilla: Hombre, eso es verdad, siempre. Pero yo creo que también los hombres tienen que demostrar cosas. 

Rosa Mª Cuadrado: Yo, como secretaria general de Comisiones Obreras de Madrid, voy al Consejo de Administración del Sermas, a órganos de representación en diferentes sitios y desgraciadamente la paridad no existe. Yo pertenezco a una organización que en su ideario tiene la paridad, que obliga a que la haya atendiendo a la representación. Por ejemplo, en la Federación de Sanidad somos 70-30, pues la representación de hombres y mujeres debe ser proporcional al número de personas que hay. 

"El 82% de los Jefes de Servicio de todas las especialidades son hombres", expone Rosa Mª Cuadrado. 

¿Y sobre el papel se cumple?

Rosa Mª Cuadrado: Sobre el papel se cumple, pero siempre en todos los sitios se hace la trampa. En todas las Administraciones públicas donde voy como representante de CCOO esa paridad no existe ni en la mesa sectorial, ni en los órganos de representación de los trabajadores, ni en los órganos de dirección de la sanidad madrileña, ni en los colegios profesionales, ni en las sociedades científicas -me parece que hay veintitantas y no llegan a la decena el número de presidentas-. No es verdad. Además, creo que en el caso de los cargos directivos, esa segregación vertical se da porque al final el que selecciona es un hombre y opta por un igual, aquellos atributos que él considera que son los elementos para el éxito y que desde luego mujeres y hombres no compartimos. 

A mí no me parece que la maternidad sea un hándicap para las mujeres. En todo caso, debería ser un hándicap profesional para los dos. Lo que pasa es que asumimos nuestro rol de mujer cuidadora y renegamos de otra serie de cosas. Es decir, seguimos supeditando nuestro desarrollo profesional a ese rol en el que nos han educado una sociedad patriarcal como la que vivimos. Entonces, ¡no es verdad! ¡Existe machismo! y la sanidad es un reflejo de la sociedad. 

Begoña López-Doriga: Creo que has explicado muy bien la situación, sobre todo si nos acercamos más a un modelo asistencial. Ahí sí que encontramos más mujeres porque además estamos más vinculadas a una atención integral, elegimos profesiones como Médico de Familia, donde estamos desarrollando más la comunicación, la empatía, un tipo de valores, mientras que cuando nos acercamos a ámbitos de la investigación o docentes también vemos que la discriminación es más patente. También pienso que no hay suficientes figuras de referencia femenina. Creo que hay una distribución de poder entre hombres porque piensan además que están mejor preparados hoy día. La acreditación no solamente está vinculada a la asistencia, sino a la docencia y a la investigación. Y si además lo sumas al cuidado familiar tienes una sobrecarga, y a veces tienes que hacer renuncias. Los hombres no tienen que hacer tantas renuncias y sentir esa culpabilidad porque no estás atendiendo, se supone, los roles de la profesión y los roles de madre. 

¿Y cómo conseguimos que la mujer acceda a más puestos de representatividad y de responsabilidad si, como decía Rosa, al final es el hombre el que elige y lo hace en base a ciertos atributos? 

"Hay más mujeres en especialidades más generalistas, vinculadas a un menor salario", explica Begoña López-Doriga. 

Begoña López-Doriga: Hasta ahora, la meritocracia está muy basada en la eficacia y no en la equidad. Por ejemplo, no hay un paradigma biomédico, que es de prestigio y que es el que se enseña en las facultades. En cambio, el paradigma biopsicosocial y de género no está tan presente en los marcos teóricos, tanto de la investigación, en la práctica clínica, en la formación... Por tanto, hay que cambiar la formación, convendría que desde las propias facultades hubiese cambios. Y por otro lado, que las propias mujeres que hemos sido socializadas en un modelo tradicional hagamos cambios y que esos cambios que vamos haciendo sean reconocidos para que no sean vistos como quitar el puesto a los hombres; a veces ellos tienen reticencias porque nos ven como que estamos accediendo a un espacio que hasta ahora ha sido masculino. 

¿Qué medidas se pueden tomar para evitar esa situación?

Rosa Mª Cuadrado: Formación e información. Planes de igualdad en los centros de trabajo. Hay que poner medidas que obliguen ya no solo a la implementación del plan, sino que esos módulos formativos en igualdad tuvieran peso, en la carrera profesional y en el acceso a bolsas de trabajo. Que realmente a los trabajadores eso les aportara además un beneficio inmediato, por ejemplo, facilitar medidas de conciliación de la vida familiar, flexibilizar en la medida los horarios en aquellas unidades donde se pueda, etc.. Si los hombres siguen eligiendo y el que lo hace busca en la persona que atributos similares a los que tiene, perdudará el sistema. Hay que poner mecanismos en que se mida la capacidad de una manera diferente. 

¿Esto es solo cuestión de educación o hay que tomar medidas normativas? 

Pilar Fernández: Hay que mejorar las condiciones de la maternidad. Además de eso, hay que empezar desde la infancia, donde las niñas son princesitas y los niños Superman. Son actitudes sexistas desde la infancia, hay que educar desde ese punto y a lo largo de la universidad, la vida profesional, los módulos. Y desde luego, nuestros políticos tienen que sensibilizarse y aprobar normas que se cumplan, y no solo en campañas electorales. Sí hay que añadir que hemos avanzado mucho desde hace años, pero queda mucho camino por recorrer. 

Desde la política, ¿qué más se puede hacer? ¿Hacia dónde se puede tender?

Begoña López-Doriga: En la aplicación de la Ley de igualdad, que el artículo 27 se refiere al sistema sanitario. Luego está la implementación de políticas específicas, y es muy importante la coordinación con otras estructuras: distintas comunidades autónomas, promover modelos de atención biopsicosocial y de género, impulsar la participación y el empoderamiento de las mujeres. 

¿Cómo abordan los compañeros médicos masculinos este problema? ¿Son conscientes o le restan importancia? ¿Hay feedback en este sentido? 

Margarita Parrilla: Mis compañeros con nosotras desde luego no tienen problemas, pero son conscientes de que esas actitudes no son buenas nunca. Es que ellos no las practican, yo he tenido mucha suerte porque no me siento discriminada. Es más, no quiero que me discriminen ni positiva ni negativamente. Asumo las responsabilidades que me llegan y si quiero hacer más, pues lo hago también. El problema es de educación, de la infancia. Y sobre todo, hay que concienciar a las mujeres de que son capaces de hacer todo lo que se les ponga por delante. Las mujeres, por muchísimas cosas, muchas veces se discriminan ellas mismas. Lo que creo que hay que hacer es empujar a esas mujeres de alguna manera a que no se discriminen, que se apunten a todo, que hagan todo lo que tengan que hacer. Yo creo que soy capaz de hacer todo lo que se me ponga por delante igual que un hombre, es que no me comparo con el hombre en ningún momento. 

Begoña López-Doriga: Yo creo que también tenemos que tener en cuenta el contexto histórico generacional, porque aquí estamos mujeres de una determinada edad, salvo la compañera -Laura-. A veces, al hablar desde lo personal estás hablando de trayectorias personales de mujeres de cierta edad que no está teniendo en cuenta ni la crisis, ni el cambio en la organización sanitaria. Esta es una organización más empresarial, con la precariedad que tienen las médicas o enfermeras más jóvenes, que a veces tienen itinerarios que no pueden ser continuos que dificultan acceder al mérito. 

Margarita Parrilla: ¿Y los hombres no lo tienen? Pregunto, no lo sé. De verdad te lo digo. 

Begoña López-Doriga: Las jóvenes luego hay veces que tienen el tema de la maternidad, cuando no están contratadas están dedicando igual más tiempo a los cuidados de sus hijos. Pienso que tenemos que tener en cuenta diferentes trayectorias, también generacionales. 

Las participantes exponen sus conclusiones tras el debate. 

Conclusiones al debate

Laura Martínez: Me gustaría añadir unas cosillas, como que no es un problema solo educativo. La educación es lo que va a dejar un poso, es lo que va a perdurar en el tiempo, pero sin duda alguna sí que necesitamos ciertas medidas normativas que puedan garantizar que una mujer en su profesión no sea acosada. Que en la vida en general, fuera del ámbito sanitario, que no sea asesinada, que no sufra abuso de ningún tipo. Por supuesto que necesitamos ciertas medidas normativas, pero a la vez necesitamos que exista una educación que conciencie a la sociedad de la importancia que tiene saber sobre machismo y enfrentarse a él porque es una lacra para la sociedad en sí misma y la sanidad sufre esas consecuencias de machismo. 

Por otro lado, es muy importante formar a toda persona que no sea consciente del problema que supone el machismo y formar a hombres para que se conviertan en aliados. Muchas veces tenemos actitudes que ni siquiera somos conscientes de que son machistas, que dañan a una mujer, que la oprimen, que dentro de cualquier ámbito sanitario se está poniendo en cuestión sus capacidades, que se meten sobre su forma de vestir, su forma de hablar, en lugar de centrarse en lo meramente profesional, porque eso pasa cada día en los hospitales. Se nos cuestiona a nosotras mismas por estar estudiando nuestra carrera. Por eso desde CEEM consideramos que es muy necesario seguir haciendo debates de este tipo, demuestra que sí estamos viendo que hay un problema en la sanidad que es el machismo y que queremos enfrentarnos a él. Desde CEEM queremos seguir impulsando estas medidas que garanticen que todas nuestras estudiantes estén cómodas en los ámbitos sanitarios y poder contribuir con la sociedad a cambiar esta situación de machismo que vivimos. Al menos en las facultades de Medicina no consideramos que estemos adquiriendo una formación en género que nos pueda permitir identificar cuestiones de violencia de género o diferentes perspectivas de género dentro del ámbito sanitario. 

Margarita Parrilla: Creo que el cambio de actitud tanto de las mujeres como de los hombres al final refundaría algo positivo. Es un cambio de actitud como personas que al final se puede equiparar o llegar hasta la Administración para que la sociedad vaya mejorando en este sentido. 

Begoña López-Doriga: Aplicar la normativa existente, la Ley de Igualdad. Cambiar un modelo que es androcéntrico y para ello, que las mujeres nos podamos incorporar no a un modelo masculino de organización, sino que sea un modelo que también asuma valores del feminismo y no estereotipados. Y luego una distribución del poder, de los recursos, un cambio de valores en la organización sanitaria: criterios de éxito, desarrollo profesional, etc. 

Pilar Fernández: En primer lugar tenemos que ser conscientes de que el problema existe, y debates como este contribuyen a que se visualice y se pongan medidas para solucionarlo. Creo que es una cuestión de respeto y sensibilización tanto de las instituciones como de los organismos que representan a la sociedad. Tener presente que el machismo no es un problema menor y no debemos restarle importancia. Tenemos que contribuir todos a que haya igualdad entre los hombres y las mujeres en la sociedad que vivimos y el talento no es patrimonio del género ni del sexo, es patrimonio de la persona. Eso tenemos que hacerlo visible. 

Rosa Mª Cuadrado: Si desde jóvenes hombres y mujeres intentan que se visualice el machismo para combatirlo, desde luego tenemos muchas mejores expectativas. Creo que tiene que haber campañas institucionales también. Hubo una encuesta del Ministerio de Sanidad que se hizo a pacientes y vinculaban de alguna manera al médico con la excelencia, la profesionalidad y a la mujer con los cuidados, la humanización, la empatía... yo creo que esos estereotipos tienen que romperse. Más allá de las campañas institucionales creo que es muy importante que en los centros de trabajo la ley se cumpla, que se favorezca la corresponsabilidad, los permisos, que luego eso perjudica a lo largo de la trayectoria de la mujer. Yo, como la mayor parte de las mujeres, defiendo a muerte el derecho a mi maternidad, pero lo que hay que fomentar es que el hombre disfrute también de su paternidad y que por lo tanto sea corresponsable en los cuidados. Y yo creo que todas esas medidas se pueden favorecer desde los centros de trabajo con los planes de igualdad. 

Debate 'Machismo en la sanidad española' (Parte 1). 

Debate 'Machismo en la sanidad española' (Parte 2). 


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