El uso de este tipo de protección ha pasado por diversas etapas, incluso la obligatoriedad 'total' en espacios públicos

España encara el fin del uso de la mascarilla en los centros sanitarios, después de más de tres años de diferentes fases del uso de esta.
El uso de la mascarilla ha llegado a ser obligatorio en la calle incluso si se guardaba la distancia de seguridad.


17 jun. 2023 10:00H
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La irrupción del nuevo coronavirus derivó, en primera instancia, en una situación en la que los sistemas de salud y la industria tuvieron que adaptarse a contrarreloj para atender las necesidades del momento. Entre ellas, proteger a la población del contagio, para lo que era necesario contar con una de las ‘protagonistas’ de esta pandemia: la mascarilla. Esta medida de protección ha acompañado a la población española casi desde el ‘minuto uno’ de la crisis sanitaria, pasando de la escasez a la obligatoriedad y quedando circunscrita progresivamente a los espacios más delicados. Este viernes 16 de junio, el ministro de Sanidad ha anunciado una cumbre con las CCAA para debatir su retirada total.

A finales de marzo de 2020 llegó a España el primer gran envío de mascarillas. Se adquirieron cerca de 1.200.000 de manera centralizada por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma), a través de Puertos del Estado. La compra centralizada se convirtió en un ‘modus operandi’, que derivó en el reparto por todas las comunidades autónomas. Para comienzos de abril, punto álgido del confinamiento, ya se habían repartido más de 23 millones de mascarillas por todo el territorio español.

Aunque en primera instancia esta protección estaba enfocada en los sanitarios y personas de riesgo, el Gobierno no tardó en extender la recomendación de uso a toda la población. En el mismo mes de abril desde el Ejecutivo se recomendó el uso generalizado de la mascarilla en zonas de aglomeraciones con el fin de prevenir los contagios.


Falta de stock en la llegada a farmacias


Comenzaron entonces a llegar a las farmacias con dos grandes problemas: un escaso stock y unos precios muy elevados. Esto hizo que, casi encarando mayo, desde el Gobierno se fijara un precio máximo de venta al público de 0,96 euros para la mascarilla quirúrgica.

Pasado el ecuador de mayo, llegó la obligatoriedad de las mascarillas en los espacios públicos. Desde el Gobierno “atendieron a la petición unánime de las comunidades autónomas” y decretaron que el uso de estas debería ser obligatorio en los espacios públicos, lo que aglutinaba espacios cerrados más allá del transporte y en la vía pública si no se podía mantener una distancia de dos metros. Fue en julio cuando Cataluña dio un primer paso, y fue el primer territorio que decretó que el uso de mascarilla debía ser siempre obligatorio, incluso cuando se pudiera mantener la distancia de seguridad. Una regulación a la que también se sumaron comunidades autónomas como Extremadura, Baleares, Aragón, La Rioja, Asturias, País Vasco, Galicia, Castilla La Mancha y la ciudad autónoma de Ceuta.


Las comunidades autónomas demandaron que las mascarillas fueran obligatorias en todos los espacios públicos



Tras un periodo de ‘normalización’ del uso de las mascarillas, en 2021 se empezó a hablar de la relajación de esta obligatoriedad, con la campaña de vacunación contra el covid ya adelantada y los más colectivos vulnerables ya ‘protegidos’. En junio de ese año la entonces ministra de Sanidad, Carolina Darias, anunció que la protección individual dejaría de ser obligatoria en el exterior si se mantenía la distancia de un metro y medio entre personas. Sí se mantuvo en el caso de más proximidad al aire libre, y en los espacios cerrados. Algunas comunidades autónomas tomaron la delantera en la relajación de la medida, como Madrid, que en octubre de 2021 la retiró en los patios de los colegios.

En febrero de 2022, ante el estallido de la variante Ómicron, se prorrogó el uso obligatorio de la mascarilla en lugares cerrados y al aire libre si no había distancia de seguridad.


Primera eliminación 'masiva' del uso de mascarilla


El 20 de abril de 2022, más de dos años después del estallido de la pandemia, el Gobierno anunció en fin de su uso obligatorio en gran parte de contextos. De esta manera, se estableció su uso en el interior de los centros y servicios sanitarios, el transporte aéreo, así como ferrocarril, autobús y otros medios de transporte si no se garantiza la distancia de seguridad.

Hasta casi un año después, el 7 de febrero de 2023, no se eliminó su uso en el transporte público. En este momento, solo quedó pautada la obligatoriedad en los centros y establecimientos sanitarios.

En la actualidad, el actual ministro de Sanidad, José Miñones, ha comentado que se va a debatir, en el seno del Interterritorial, la posibilidad de eliminar las mascarillas del último reducto en el que se mantienen: los centros sanitarios. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, hace menos de un mes aseguró que considera que la mascarilla dejará "pronto" de ser obligatoria en farmacias, hospitales y residencias de ancianos. Los expertos abogan, en la actualidad, por ajustar su uso en estos ámbitos según excepciones.


El próximo Interterritorial debatirá la posibilidad de eliminar las mascarillas de los centros sanitarios



Por ejemplo, desde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. se han propuesto "métricas de vigilancia" que los hospitales pueden usar para activar los requisitos de uso de mascarillas. Y, como alternativa, determinan la probabilidad de que a las instalaciones les resulte más sencillo planificar el de uso de mascarillas en los centros sanitarios "durante los meses específicos del año en los que históricamente la actividad viral respiratoria ha sido elevada". Esto implica que las mascarillas se podrían seguir usando durante los meses "más fríos" cuando los virus afectan con más fuerza, por ejemplo.

Todo queda a esperar de la próxima reunión del Consejo Interterritorial, última que se celebrará tras el adelanto electoral, que despide una legislatura marcada por la mayor crisis sanitaria de la historia de la democracia.
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