Anny Altagracia Romero y Clara Isabel Novillo.
La
obesidad continúa siendo una
enfermedad infradiagnosticada y subtratada, a pesar de su fuerte impacto sobre la salud cardiovascular. Por esta razón,
su detección temprana y su abordaje integral, así como el análisis de los
factores de riesgo cardiometabólicos, son esenciales para prevenir complicaciones graves como el
infarto, el ictus o la enfermedad renal.
Esta es la conclusión a la que se ha llegado durante una de las mesas de debate del 47º Congreso Nacional de la
Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), donde se ha insistido en que este primer nivel asistencial
debe liderar el diagnóstico y tratamiento precoz de esta enfermedad, aprovechando
fármacos con evidencia científica como la semaglutida, que no solo han demostrado beneficios en el control glucémico y la pérdida de peso, sino también en la
prevención de eventos cardiovasculares graves como ictus e infarto no mortal. Incluso, abre la puerta a un uso preventivo en aquellos pacientes que presenten factores de riesgo de obesidad.
"La semaglutida puede recomendarse incluso
antes de que el paciente alcance el umbral de obesidad. En aquellos con un índice de masa corporal de 27, con sobrepeso, y que además tienen
hipertensión, diabetes, sedentarismo o tabaquismo, está más que indicada", ha asegurado Anny Altagracia Romero, coordinadora del Grupo de Trabajo de Nutrición de Semergen. Además, ha lamentado que el acceso a estos tratamientos esté limitado por cuestiones administrativas. "El hecho de que no esté financiada por diferentes razones políticas no quiere decir que nosotros, como médicos, no debamos prescribirla si el paciente lo necesita", ha subrayado.
¿Qué beneficios ha demostrado en enfermedad renal?
De esta forma,
fármacos como Wegovy u Ozempic - con única indicación para diabetes en España- se convierten una herramienta clave para
modificar el curso de las enfermedades metabólicas y cardiovasculares, especialmente cuando se indica "antes de que se consolide" la enfermedad, tal y como indica Clara Isabel Novillo, miembro del Grupo de Trabajo de Diabetes, Endocrinología y Metabolismo de Semergen.
Anny Altagracia Romero, coordinadora del Grupo de Trabajo de Nutrición de Semergen.
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Ambas médicas de Familia coinciden en que la semaglutida, "además de revertir la diabetes y reducir la obesidad, ha venido a detener su progresión y a cambiar la historia de los pacientes". Lo hacen a la vista de los resultados obtenidos en estudios como Select, que ha demostrado que un uso precoz de semaglutida puede
prevenir en un 20 por ciento los eventos cardiovasculares graves (MACE por sus siglas en inglés) -reduciendo el riesgo de ictus no mortal en un 39 por ciento-, así como mejorar el
control de glucosa, presión arterial y lípidos.
"Es muy importante incidir desde el inicio, en el momento en que aparecen los factores de riesgo, y actuar precozmente. Desde el principio debemos utilizar terapias que han demostrado reducir el riesgo de eventos graves, como
la semaglutida de un miligramo", ha detallado Romero, destacando beneficios sólidos tanto a nivel cardiovascular como renal.
"Consigue una
reducción de eventos cardiovasculares adversos graves (MACE) del 26 por ciento y también una reducción del 24 por ciento
de los eventos renales mayores" ha detallado Novillo en referencia a los estudios Flow y Select. Una serie de evidencia que en su opinión debe trasladarse a las consultas de "los médicos de Atención Primaria". De hecho, tal y como especifica, la semaglutida "es el único agonista de GLP-1 que ha demostrado una evidencia sólida en este contexto de enfermedad renal. Otros fármacos reducen la albuminuria, pero ninguno había demostrado este efecto", ha señalado Novillo.
Atención Primaria y semaglutida
En este contexto, Romero ha puntualizado que la obesidad es "un factor de riesgo modificable" y que su manejo temprano
"puede cambiar el curso de las enfermedades cardiovasculares". La obesidad, dice la facultativa, "ha aumentado exponencialmente en las últimas décadas y cada vez está menos tratada adecuadamente" y ha insistido en la importancia de que los
profesionales de Atención Primaria sean conscientes de esta realidad: "Es parte de nuestra labor saber que es prevalente y que debemos tratarla".Y es que, según los datos expuestos, menos del 40 por ciento de las personas con obesidad están diagnosticadas, y solo el 20 por ciento recibe un tratamiento con evidencia científica, lo que genera "una brecha asistencial". Por esta razón, ha señalado que "si no sabemos lo que tenemos ni lo que buscamos, no lo vamos a encontrar. Es fundamental que figure el diagnóstico en la historia clínica, porque si no lo diagnosticamos, no podemos tratarlo".
Semaglutida y riesgo cardiovascular
Por su parte, Novillo ha coincidido en que el impacto de la obesidad va más allá del peso. Por eso, ha presentado dos casos clínicos en el que convergen diabetes tipo 2, hipertensión y obesidad donde el exceso de peso y los malos hábitos de vida se combinan con antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular. "El riesgo cardiovascular alto o muy alto está presente en
cerca del 90 por ciento de las personas con diabetes tipo 2 en España", ha explicado citando otro estudio probado en más de 370.000 pacientes del sistema de salud catalán que también indica que "más del 35 por ciento de las personas con obesidad desarrollan diabetes tipo 2".
Clara Isabel Novillo, miembro del Grupo de Trabajo de Diabetes, Endocrinología y Metabolismo de Semergen.
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Calidad de vida de los pacientes
En este seminario, bajo el nombre 'Que tu próximo gran evento no sea un evento cardiovascular - Evidencia con semaglutida', ambas especialistas han destacado la existencia de un continuum cardio-reno-metabólico, en el que diabetes, hipertensión y obesidad comparten factores de riesgo y mecanismos de daño tisular. "Podemos influir positivamente en la evolución de la diabetes tipo 2 mediante la remisión, la pérdida de peso,
el tratamiento temprano y un enfoque multifactorial y adipocéntrico", ha explicado Novillo, que ha añadido que este abordaje global "mejora la evolución clínica y la calidad de vida de los pacientes".
Sin embargo, han querido recordar que es necesario
cambiar la percepción social de la obesidad: "Tenemos que creer que es una enfermedad. No basta con pensar que queremos adelgazar para una boda o unas vacaciones. Debemos entender que se trata de una patología con graves repercusiones sanitarias, económicas y personales", ha dicho Romero. Asimismo, ha recalcado que "el sobrepeso y la obesidad aumentan el riesgo cardiovascular incluso sin anomalías metabólicas" y que
el abordaje debe ser integral: "Hay muchas guías, pero de nada
sirven los fármacos sin buena nutrición y ejercicio. Debemos definir metas, identificar lo esencial y priorizar".
Un instante en el seminario 'Que tu próximo gran evento no sea cardiovascular -Evidencia con semaglutida.
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