Diccionario de enfermedades

Embarazo: tercer trimestre

¿Qué cambios experimentará la madre durante el tercer trimestre del embarazo?
Durante los tres últimos meses del embarazo, el bebé casi tiene que doblar su talla y triplicar su peso. Se considera que el embarazo está “a término” a partir de la semana 37. Esto significa que el bebé está completamente formado y listo para vivir sin ayuda fuera del vientre materno. Según la Organización Mundial de la Salud un embarazo a término puede durar de 37 a 42 semanas.

El final del tercer trimestre de embarazo es la etapa más incómoda para la madre y cuando peor se duerme.

Durante el último mes del embarazo hay más probabilidades de desarrollar una enfermedad que se llama preeclampsia. Para descartarla se determina la presión sanguínea, se miden las proteínas de la orina y se comprueba que las manos y la cara no estén excesivamente hinchadas.

Los embarazos que llegan hasta las semanas 41 o 42 presentan un ligero, aunque progresivo, aumento de las complicaciones y de la mortalidad en el feto y precisan de una atención especial. Es por ello importante que la edad gestacional esté bien determinada mediante ecografía en el primer trimestre y no solo calculada a partir de la fecha de la última menstruación. A partir de la semana 40 empiezan a crecer muy lentamente los riesgos para el feto y la tasa de cesáreas. A partir de la semana 41 se puede ofrecer a la gestante continuar esperando o inducir el parto. Si la gestante elige seguir esperando, debe ser vigilada 2 veces semanales mediante técnicas de valoración del bienestar fetal. Cuando se identifiquen fetos en situación de riesgo, se deben poner en marcha las medidas apropiadas para evitar un daño irreversible.

De un 5 por ciento a un 10 por ciento de los embarazos se prolongan más allá de las 42 semanas. En estos casos, y aunque todo sea normal, se induce el parto debido a que a partir de esta fecha se incrementan los riesgos tanto para la salud de la madre como del hijo.

¿Qué cambios experimentará la madre durante el tercer trimestre del embarazo?


Durante el último trimestre puede aparecer:
  • Dolor de espalda. La espalda puede resentirse por el peso adquirido en los últimos meses, por los cambios hormonales, por la relajación de la musculatura abdominal, por el aumento en la curvatura de la columna vertebral, por el sedentarismo y por otros factores. Además, se pueden experimentar molestias en las caderas y en la pelvis porque los ligamentos se van aflojando para favorecer el parto. Para aliviarlos es aconsejable mantener una postura erguida y sentarse bien, dormir de lado con una almohada entre las piernas, evitar cargar objetos pesados y calzar zapatos cómodos de tacón bajo. El masaje prenatal puede aliviar las molestias, así como la natación y las clases prenatales de gimnasia en el agua. Se puede tomar paracetamol siempre que el médico lo permita.
  • Sangrado vaginal. Puede ser el signo de un problema importante, como la placenta previa, el desprendimiento prematuro de placenta, o el parto pretérmino. Siempre es un motivo para acudir a Urgencias.
  • Contracciones de Braxton Hicks. Las contracciones de Braxton Hicks son contracciones suaves e indoloras que preparan al útero para el parto. Se notan porque el abdomen se pone duro y luego vuelve a su estado normal.
  • Mamas. Hacia el final del embarazo puede comenzar a fluir un líquido amarillento de los pezones llamado calostro. Esta sustancia será la que nutra al bebé los primeros días tras el parto.
  • Flujo vaginal. Durante el tercer trimestre puede aumentar el flujo vaginal. Próximo a la fecha del parto se puede observar un flujo denso, transparente o ligeramente teñido de sangre. Se trata del tapón de moco y es un signo de que el cuello del útero (cervix) ha comenzado a dilatarse preparándose para el parto. Aún así, el parto puede tardar hasta una semana en empezar después de haber expulsado el tapón. Si lo que se observa es una pérdida súbita de líquido, puede ser porque se haya roto la bolsa de las aguas. Hasta un 8 por ciento de las embarazadas rompen aguas antes de que comiencen las contracciones de parto. Es importante observar el color de las aguas porque cuando son de color marrón indican sufrimiento fetal y se debe avisar al médico o acudir inmediatamente al centro donde se vaya a dar a luz.
  • Cansancio. El aumento de peso, dormir mal y la ansiedad ante la llegada del bebé pueden terminar con toda la energía de la madre. Comer de forma sana y practicar algo de ejercicio pueden proporcionar energía extra. Es conveniente echarse una siesta o descansar unos minutos cuando se encuentre cansada.
  • Frecuencia urinaria. El crecimiento del bebé hace que disponga cada vez de menos espacio en el vientre materno y su cabeza puede presionar sobre la vejiga. Esto hace que se tenga que orinar con mayor frecuencia, incluso varias veces durante la noche. También pueden producirse “escapes” de orina al toser, bostezar, reírse o hacer ejercicio. Es recomendable no beber demasiado antes de dormir para evitar las visitas nocturnas al cuarto de baño. También es conveniente llevar una compresa que absorba las pérdidas que puedan ocurrir. Si existe dolor o quemazón al orinar se debe consultar con el médico pues puede tratarse de una infección urinaria.
  • Acidez de estómago y estreñimiento. El aumento de los niveles de la hormona progesterona durante el embarazo produce la relajación del músculo que separa el esófago del estómago. Este músculo, en condiciones normales, mantiene en el estómago tanto los ácidos como la comida; al relajarse durante el embarazo permite el paso de ácidos y comida hacia el esófago lo que se conoce como reflujo gastro-esofágico o acidez de estómago. Para reducir las molestias del reflujo gastro-esofágico se recomienda realizar comidas frecuentes y poco abundantes durante el día, evitar los alimentos grasos, ácidos y picantes y no comer en posición tumbada. También se puede elevar la almohada al dormir. Para combatir el estreñimiento se puede aumentar el contenido de fibra y de líquidos de la dieta, así como la actividad física.
  • Dificultad respiratoria. Cuando el útero, debido a su crecimiento, llega hasta las costillas, comprime cada vez más los pulmones, dificultando también la respiración, que se vuelve más rápida y más corta. La sensación es de falta de aire y se nota más al dormir. La práctica de ejercicio durante el embarazo puede ayudar, así como dormir semi-incorporada.
  • Arañas vasculares y varices. Se producen hasta en un 40 por ciento de las gestantes por el aumento del volumen de la sangre en el torrente circulatorio (al final del embarazo aumenta unos 5,2 litros). Las arañas vasculares o telengiectasias son pequeñas venitas de color rojo con forma de araña de entre 0,5 y 1 mm de diámetro que aparecen en la piel, sobre todo en el tercer trimestre de la gestación, y que suelen desaparecer en los tres meses posteriores al parto. Son más frecuentes en mujeres de piel clara y aparecen con mayor frecuencia en brazos, cara, tórax y cuello. Para prevenirlas se recomienda evitar una excesiva exposición solar, el consumo de alcohol y los cambios bruscos de temperatura. La circulación lenta de la sangre por las piernas y su tendencia a acumularse y quedar retenida (por la compresión ejercida por el útero), provoca dolor e hinchazón en las venas (varices). En general suelen desaparecer unos meses después del parto. Para prevenirlas y evitar que empeoren es recomendable movilizar las piernas, descansar con las piernas elevadas, llevar medias de descanso de compresión fuerte especiales para embarazadas, no llevar ropa demasiado ajustada a la cintura y utilizar un calzado cómodo con no más de 4 o 5 cm. de tacón.
  • Hemorroides. Las hemorroides son varices en las venas del ano que pueden aumentar de tamaño durante el embarazo produciendo picor y molestias. Para su alivio son recomendables los baños de asiento con agua tibia. También se debe evitar el estreñimiento, porque las empeora. Casi siempre desaparecen en pocas semanas tras el parto. Siempre se debe consultar con el médico antes de utilizar pomadas anti-hemorroidales.
  • Retención de líquidos. Durante este trimestre, los anillos quedan más apretados, y la cara y los tobillos se pueden hinchar, sobre todo al final del día. Para reducir la hinchazón conviene elevar los pies al descansar y elevar las piernas al dormir. Si la retención de líquidos aparece de forma brusca se debe consultar con el médico ya que puede ser un signo de preeclampsia.
  • Aumento de peso. Normalmente se acepta como adecuado un aumento medio de peso de 12,5 Kg (entre 9,5 y 13 Kg aproximadamente) al final del embarazo. No obstante, será el ginecólogo quien indique el aumento de peso adecuado para cada caso, ya que no todos son iguales y no hay una regla general; dependerá fundamentalmente del peso previo al embarazo y del estado nutricional de la madre. La dieta a seguir debe ser saludable y variada.

¿Cuáles son las pruebas diagnósticas que se realizan en el tercer trimestre?

  • Ecografía. Se realiza entre las semanas 30 y 32 e informa principalmente del crecimiento fetal, la posición y envejecimiento de la placenta y la cantidad y la calidad del líquido amniótico. El bebé ya ha crecido mucho y no cabe entero en el monitor ecográfico.
  • Análisis. Durante el tercer trimestre se realiza:
  • Hemograma (glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas).
  • Prueba del Estreptococo del grupo B (Streptococcus agalactiae). Entre las semanas 35 y 37 del embarazo se toman muestras de la vagina y del ano de la madre con un bastoncillo de algodón para detectar la presencia de una bacteria llamada Estreptococo B. Si bien esta bacteria puede encontrarse hasta en un 30 por ciento de mujeres sanas, se ha demostrado que es la principal causante de infecciones potencialmente mortales para el recién nacido. También puede causar retraso mental, alteraciones en la visión y pérdida de audición. Las mujeres que sean positivas para el estreptococo B deben ser tratadas con antibióticos intravenosos durante el parto para controlar una posible transmisión al bebé. Recientemente han aparecido artículos científicos que cuestionan la necesidad de realizar esta prueba a todas las embarazadas.
  • Análisis y sedimento de orina.
  • Monitorización fetal. Es una prueba que determina el bienestar fetal mediante la revisión de la frecuencia del latido del corazón del feto y de las contracciones de la madre. No está indicada en los embarazos de bajo riesgo aunque, al ser opcional a partir de la semana 40 de la gestación, es el ginecólogo el que decide en cada caso particular. En general se suele hacer una monitorización en la semana 40. En embarazos de riesgo elevado, es la propia patología la que indica cuándo y con qué frecuencia realizar el estudio del bienestar fetal. Para su realización se colocan dos bandas en el abdomen de la madre, una para determinar el latido del feto y la otra para medir las contracciones, y se registran ambas durante una media hora, durante la cual la madre permanece tumbada en una camilla.
  • Amnioscopia. Sirve para examinar el color del líquido amniótico. Se realiza hacia la semana 40-41, cuando el parto se retrasa. Consiste en introducir por la vagina un cono con un orificio por el que pasa un haz de luz que ilumina la bolsa de las aguas y comprueba el estado del líquido amniótico. La prueba dura unos 5 minutos, no tiene riesgos y la sensación es similar a la de un tacto vaginal normal.
La embarazada debe acudir al hospital o a la clínica si tiene:
  • Contracciones uterinas rítmicas, cada vez más intensas y con una frecuencia de, al menos, 2 cada 10 minutos durante 2 horas. El intervalo entre contracciones se mide desde el principio de una hasta el principio de otra. Si el embarazo es de menos de 37 semanas, se debe acudir a la Urgencia si las contracciones no ceden en 1 hora.
  • Pérdida de líquido por la vagina (por sospecha de rotura de la bolsa de las aguas).
  • Hemorragia vaginal.

¿Cómo serán el crecimiento y desarrollo del bebé durante este periodo?


Séptimo mes

El bebé puede diferenciar la luz natural del sol de la luz artificial a través de la pared uterina. Su cerebro gana consistencia y peso. Todavía mueve mucho sus extremidades. La cabeza y el cuerpo ya han alcanzado las dimensiones de un recién nacido. Las manos están completamente formadas y le están creciendo las uñas. Se mueve con frecuencia y responde a los sonidos, a la luz y al dolor. Gesticula con la cara y sonríe, pone cara triste, bosteza, se frota los ojos, se chupa el dedo... Los párpados permanecen abiertos en periodo de actividad y cerrados durante el sueño. Sus pulmones aún son muy inmaduros y empiezan a formar una sustancia que evitará que las paredes del pulmón se peguen al nacer. Continúa acumulando grasa bajo su piel para ayudarle a regular la temperatura al nacer. Además, su cuerpo está recubierto por otra capa de grasa (vernix caseosa) que empezó a formarse durante el segundo trimestre y que empieza a desprenderse ahora. El líquido amniótico comienza a disminuir. Durante este mes, muchos bebés adoptan la postura cabeza abajo en el útero que es la posición más fácil para dar a luz. Mide unos 38 cm. y pesa unos 1,3 Kg.

Octavo mes

El bebé puede distinguir varios sonidos, como voces familiares y música. Abre y cierra los ojos y practica su respiración. Durante estas últimas semanas crece mucho y tiene dificultades para moverse. En los niños, los testículos descienden desde al abdomen al escroto y las niñas ya tienen en sus ovarios todos los ovocitos que irán madurando durante su vida fértil. Posiblemente ya esté colocado con la cabeza hacia abajo. La maduración de sus órganos (excepto los pulmones) es completa y la piel es rosada y no roja. Mide unos 45 cm. y pesa unos 2,1 Kg.

Noveno mes

Sus pulmones están casi completamente desarrollados. Tiene formadas las uñas de las manos y las de los pies. Sigue acumulando depósitos de grasa bajo la piel para poder regular su temperatura después del parto. Va bajando su posición en el abdomen y tiene la cabeza dentro de la pelvis materna (se encaja). Esto permite que la madre respire mejor pero aparecen molestias en la pelvis, sobre todo al caminar. La placenta crece mucho (hasta 500 g.) pues debe nutrir y oxigenar al bebé y eliminar sus desechos. Comienzan a desaparecer el lanugo, ese vello fino que cubría todo su cuerpo, y la grasa blanquecina que recubría su piel (vernix caseosa). Junto con el líquido amniótico que traga, también traga la vernix caseosa y el lanugo desprendidos, además de otras secreciones. Toda esa mezcla da lugar a una sustancia pegajosa de color negro o verde muy oscuro llamada meconio, la cual formará su primera deposición después del parto. Después de nacer suele quedar algo de lanugo en los hombros, en los pliegues de la piel y detrás de las orejas. Se mueve menos por falta de espacio pero tiene más fuerza. Se pueden observar los bultos que aparecen en el abdomen cuando empuja con el codo o con la rodilla. Está casi listo para el parto. Mide unos 50 cm y pesa unos 3 Kg

¿Cuándo se debe acudir a Urgencias durante el tercer trimestre del embarazo?


Cualquiera de los siguientes síntomas puede indicar que algo no va bien durante el embarazo y se debe acudir a Urgencias sin esperar a la próxima visita prenatal:
  • Dolor abdominal intenso o contracciones.
  • Náuseas o vómitos severos.
  • Sangrado vaginal.
  • Mareo importante.
  • Ganancia de peso muy grande o muy pequeña.
  • Dolor o quemazón al orinar.
  • Fiebre igual o superior a 38°. La fiebre puede estar producida por una infección y las infecciones pueden producir contracciones o complicaciones por lo que precisan de un diagnóstico y tratamiento adecuados en cualquier etapa del embarazo.
  • Dolor de cabeza intenso y persistente. Puede indicar hipertensión arterial o preeclampsia y causar complicaciones.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.