Diccionario de enfermedades

Análisis de transaminasas, determinación analítica de daño hepático

Radiografía de un torso humano con el hígado destacado
Las pruebas de función hepática se incluyen de forma rutinaria en los perfiles de análisis bioquímicos.

La elevación de las enzimas hepáticas suele reflejar un daño celular o una obstrucción en el flujo de la bilis, mientras que una alteración en los niveles de albúmina o en el tiempo de protrombina indica un trastorno en la función hepática de síntesis, es decir, de formación de sustancias.

Las alteraciones analíticas de función hepática pueden agruparse en diversos patrones; a su vez, estos patrones pueden manifestarse de forma aguda, subaguda o crónica en función del tiempo de evolución. Si han estado presentes menos de seis semanas, se trata de una presentación aguda, entre seis semanas y seis meses, subaguda y si llevan presentes más de seis meses, será crónica.
  1. 1. Patrón Hepatocelular:
  • Muestra una desproporción entre la elevación sérica de las transaminasas, al comparar con la fosfatasa alcalina.
  • La bilirrubina sérica puede estar elevada.
  • Los parámetros de síntesis pueden estar alterados.
  1. 2. Patrón Colestático:
  • Muestra una desproporción entre la elevación sérica de la fosfatasa alcalina, al comparar con las transaminasas.
  • La bilirrubina sérica puede estar elevada.
  • Los parámetros de síntesis pueden estar alterados.
  1. 3. Hiperbilirrubinemia aislada: Este patrón muestra un aumento de los niveles de bilirrubina con cifras normales de transaminasas y fosfatasa alcalina.


Patrón de daño hepatocelular 


Cuando en la analítica están elevadas las transaminasas y la fosfatasa alcalina, se debe observar cuál de las elevaciones es mayor. Si las transaminasas muestran un incremento de 10 veces su límite alto de la normalidad y la fosfatasa alcalina solo dobla su límite alto, el patrón es el de daño hepatocelular.

Sin embargo, no siempre se puede realizar esta diferenciación. Niveles de transaminasas menores de ocho veces su límite alto de la normalidad pueden verse tanto en procesos de daño hepatocelular como en procesos de colestasis.

Transaminasas


Las aminotransferasas del suero (también llamadas transaminasas) son enzimas que se producen en células de diferentes partes del cuerpo, principalmente en el hígado. En circunstancias normales, estas enzimas se encuentran en el interior de las células. Cuando se dañan las células hepáticas (hepatocitos), las transaminasas se liberan al exterior (suero) y aumentan sus niveles en él. Son, sobre todo, marcadores sensibles de daño hepático.

En el hígado se producen muchas reacciones de transaminación, pero las únicas transaminasas con valor clínico son la alanina aminotransferasa (ALT o GPT) y la aspartato aminotransferasa (AST o GOT). Aunque el trabajo de las transaminasas se produce dentro de las células, en condiciones normales también se liberan a la sangre y son fácilmente detectables en un análisis de sangre. La vida media de la ALT es de 18 horas y la de la AST es de 48 horas.

Como en todos los análisis de sangre, los niveles de normalidad pueden diferir discretamente en función del laboratorio que realice la analítica. De manera orientativa, su concentración debe estar por debajo de 30 o 40 UI/L, si bien algunos estudios han mostrado niveles de ALT más elevados en hombres y que varían en función del Índice de la masa corporal, de los lípidos en sangre y de la edad.

En ausencia de factores de riesgo de enfermedad hepática, los valores normales de ALT oscilan entre 29 y 33 UI/L en hombres y entre 19 y 25 UI/L en mujeres.

La ALT es más específica de daño hepático que la AST debido a que procede, sobre todo, del hígado. La AST se encuentra, por orden decreciente, en hígado, miocardio, músculo esquelético, riñones, cerebro, páncreas, pulmones, leucocitos y eritrocitos.

En el interior celular, ALT se encuentra, exclusivamente, en el citoplasma, y AST se encuentra en citoplasma y en mitocondrias. Aunque la mayor parte de la AST circulante procede del citoplasma celular, el 80% de la actividad hepática de AST procede de su ubicación mitocondrial.

Las transaminasas séricas pueden aumentar o disminuir en ciertas circunstancias. Fármacos como la eritromicina o la furosemida pueden incrementar, falsamente, los niveles de transaminasas séricas. También podemos observar bajos niveles de AST (pero no de ALT) en pacientes con insuficiencia renal o en tratamiento con isoniacida. En pacientes con insuficiencia renal, se observa un incremento significativo de actividad de AST tras hemodiálisis.

Significado clínico de una alteración de transaminasas


La destrucción de células que contienen transaminasas en su interior genera la liberación de estas a la sangre, por lo que la elevación de su concentración en suero se relaciona directamente con el vertido enzimático de las células afectadas a la sangre. La magnitud del aumento enzimático puede no estar relacionada con la gravedad lesional y generalmente no tiene un valor pronóstico.

Las transaminasas están elevadas en la mayor parte de las enfermedades que afectan al hígado (infecciones, hígado graso no alcohólico, insuficiencia cardiaca aguda y crónica, carcinoma metastásico). Las elevaciones que exceden hasta ocho veces el límite superior de la normalidad no son específicas y se pueden encontrar en cualquiera de las patologías mencionadas previamente. Las mayores elevaciones de las transaminasas se producen en afecciones que cursan con gran daño de las células hepáticas como la hepatitis viral aguda, hepatitis isquémica y daño hepático inducido por fármacos o toxinas.

El grado de destrucción de hepatocitos no suele correlacionar bien con los niveles de transaminasas en suero; es más, el aumento de transaminasas séricas posee escaso valor pronóstico, ya que el hígado es capaz de regenerarse de la mayoría de las afecciones agudas. Sin embargo, existe un patrón que es importante reconocer: un descenso rápido de los niveles de ALT y AST plasmáticos asociado a un incremento de la concentración de bilirrubina plasmática y prolongación del tiempo de protrombina, es indicativo de mal pronóstico en pacientes con fallo hepático agudo. Aunque, en general, el descenso de las transaminasas plasmáticas es un signo de recuperación de la enfermedad, también puede reflejar la destrucción masiva de los hepatocitos viables en pacientes con fallo hepático agudo.

Significado de niveles aumentados de Alanina aminotransferasa (ALT)


En general, los niveles elevados de ALT en sangre indican enfermedad hepática. El aumento de otros parámetros indicadores de daño hepático corrobora el diagnóstico.

Un incremento en el nivel de ALT puede deberse a:
  • Cirrosis hepática
  • Necrosis hepática
  • Infección hepática (hepatitis)
  • Exceso de hierro en la sangre (hemocromatosis)
  • Exceso de grasa en el hígado (hígado graso)
  • Disminución de flujo sanguíneo al hígado (isquemia hepática)
  • Tumor o cáncer de hígado
  • Toxicidad medicamentosa
  • Mononucleosis
  • Inflamación del páncreas (pancreatitis)

Significado de niveles aumentados de la aspartato aminotransferasa (AST)


En general, los niveles elevados de AST en sangre indican enfermedad hepática. El aumento de otros parámetros indicadores de daño hepático corrobora el diagnóstico.

Un aumento en el nivel de AST puede deberse a cualquiera de los siguientes motivos:
  • Cirrosis hepática
  • Necrosis hepática
  • Infarto de miocardio
  • Infección hepática (hepatitis)
  • Exceso de hierro en la sangre (hemocromatosis)
  • Exceso de grasa en el hígado (hígado graso)
  • Disminución de flujo sanguíneo al hígado (isquemia hepática)
  • Tumor o cáncer de hígado
  • Toxicidad medicamentosa, especialmente el consumo de alcohol
  • Mononucleosis
  • Inflamación del páncreas (pancreatitis)
  • Traumatismo o enfermedad muscular
  • Quemaduras profundas
  • Intervenciones cardiacas
  • Convulsiones
  • Cirugías

Patrones de elevación de transaminasas


Aunque estos valores pueden diferir entre pacientes, los más comunes son:
  • Hígado graso alcohólico: AST< 8 veces el límite superior de la normalidad; ALT<5 veces el límite superior de la normalidad.
  • Hígado graso no alcohólico: AST y ALT < 4 veces el límite superior de la normalidad.
  • Hepatitis vírica aguda o tóxica con ictericia: AST y ALT > 25 veces el límite superior de la normalidad.
  • Hepatitis isquémica: AST y ALT > 50 veces el límite superior de la normalidad. Suele cursar con elevaciones marcadas de la LDH.
  • Infección crónica por hepatitis C: Muy variable; lo normal es que las transaminasas no lleguen a duplicar el límite superior de la normalidad. Rara vez lo superan 10 veces.
  • Infección crónica por hepatitis B: Muy variable; la mayoría de los pacientes presentan elevaciones moderadas de las transaminasas (hasta dos veces el límite superior de la normalidad). También pueden presentar valores normales. En periodos de exacerbación pueden alcanzar niveles superiores a 10 veces el límite superior de la normalidad.

Otras enzimas hepáticas


Otras enzimas hepáticas que se pueden determinar en un análisis de sangre para valorar el daño hepático son:

LACTATO DESHIDROGENASA (LDH). La LDH es una enzima citoplasmática que se encuentra presente en la práctica totalidad de tejidos del cuerpo humano. Desempeña un papel importante en la producción de energía. En el suero se encuentra en cinco formas diferentes o isoenzimas, una de las cuales predomina en el hígado.

La LDH es un marcador de lesión celular muy poco específico; se libera al torrente sanguíneo cuando se produce daño celular. Son muchas las causas que pueden producir un aumento de LDH en el suero; esto quiere decir que no posee mucha especificidad diagnóstica, aunque se realice un análisis de isoenzimas.

Como en todos los análisis de sangre, los niveles de normalidad pueden diferir discretamente en función del laboratorio que haya realizado la analítica. De manera orientativa, los valores normales del LDH se encuentran entre las 105 y las 333 UI por litro de sangre

En pacientes con daño hepatocelular agudo, la elevación sérica de la LDH permite distinguir entre un origen isquémico (ratio ALT/LDH < 1.5) y una hepatitis viral (ratio ALT/LDH > 1.5), con una sensibilidad y una especificidad del 94 y 84%, respectivamente.

La elevación de la LDH se considera como marcador de pronóstico adverso en el melanoma metastásico y puede ser el primer signo de metástasis hepática.

La determinación de la LDH y sus isoenzimas en los líquidos pleural, ascítico o cefalorraquídeo (LCR) también puede ayudar a diferenciar las enfermedades infecciosas (sobre todo tuberculosas) de las enfermedades malignas.

Significado de niveles aumentados de lactato deshidrogenasa (LDH)


Algunas de las enfermedades que podrían causar niveles altos de LDH son las siguientes:
  • Anemia
  • Enfermedad renal
  • Enfermedad hepática
  • Lesión muscular
  • Infarto de miocardio
  • Pancreatitis
  • Infecciones como meningitis, encefalitis y mononucleosis infecciosa
  • Algunos tipos de cáncer, como linfoma o leucemia. Un nivel anormalmente alto de LDH también puede indicar que el tratamiento de cáncer no está funcionando
Por otra parte, algunas situaciones pueden alterar los niveles de LDH, sin ser motivo de preocupación. Por ejemplo:
  • El ejercicio físico extenuante puede cursar con elevaciones transitorias de LDH.
  • La hemólisis de la muestra de sangre extraída puede dar resultados falsamente aumentados; esta hemólisis puede darse por manejo inadecuado de la muestra, almacenamiento a temperaturas extremas o si la recogida de la muestra ha sido difícil.
  • Si el recuento de plaquetas se encuentra aumentado, los niveles séricos de LDH estarán falsamente elevados y no reflejarán la cantidad de LDH realmente presente en la circulación sanguínea.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.