Las enzimas son proteínas que ayudan a transformar unos metabolitos en otros. Un
análisis de la enzima aspartato aminotransferasa (AST) mide la cantidad de la misma que hay en la sangre. La AST también recibe el nombre de
GOT (glutámico oxalacético transaminasa).
La AST está presente en todas las células del cuerpo, aunque su concentración es mucho mayor en unos órganos que en otros (especialmente en hígado, corazón, músculo esquelético y riñón). Esto quiere decir que
la AST no es un indicador específico de daño hepático, como la
alanina aminotransferasa (ALT o GPT), otra enzima que se encuentra casi exclusivamente en el hígado. Dentro de las células, la AST se localiza en el citoplasma y en las mitocondrias. Ante lesiones moderadas de las células que la contienen, se libera principalmente la enzima citoplasmática y ante lesiones graves se libera sobre todo la mitocondrial.
Generalmente los niveles de AST en sangre son bajos. Cuando se lesiona algún órgano o tejido, como el corazón o el hígado, se libera AST a la sangre.
La cantidad de AST que hay en la sangre es directamente proporcional a la cantidad de tejido lesionado. La elevación de AST comienza a las 6 – 10 horas del daño y permanece elevada durante unos 4 días.
En general, la AST se solicita al mismo tiempo que la alanina aminotransferasa (ALT o GPT) para
valorar el perfil hepático; la relación entre ambas puede ser de ayuda para determinar el origen de la lesión. La actividad de las transaminasas en sangre se ha empleado tradicionalmente como indicador de lesión hepática, y esta sigue siendo hoy en día su principal utilidad en la clínica. Asimismo, y debido a que
el corazón y los músculos producen una AST bastante alta, también se ha utilizado en el diagnóstico y seguimiento del infarto de miocardio, aunque su papel ha quedado relegado a un segundo plano por su escasa especificidad y por la existencia de mejores marcadores. Debido a que la AST puede elevarse por diferentes motivos, ante valores alterados suele ser necesario realizar pruebas adicionales para interpretar correctamente los resultados.
¿Qué se mide en un análisis de la enzima aspartato aminotransferasa?
Un análisis de AST se solicita para:
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Evaluar si existe daño en el hígado.
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Ayudar a identificar el daño hepático; especialmente hepatitis y cirrosis.
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Supervisar si un tratamiento está funcionando o no.
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Comprobar si una ictericia está causada por un trastorno de la sangre o una enfermedad del hígado.
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Monitorizar las medicaciones que pueden dañar el hígado.
¿Requiere alguna preparación especial?
La muestra de sangre para determinar la AST suele obtenerse de una vena del brazo. Los resultados pueden verse afectados por:
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Estar tomando dosis altas de vitamina A.
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Daño muscular reciente.
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Haberse sometido recientemente a un cateterismo o a una cirugía cardiaca.
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La toma de algunos productos de herbolario.
El paciente debe asegurarse de que el médico conozca todos los medicamentos, los productos a base de hierbas, las vitaminas y los suplementos que está tomando.
Significado de los resultados de un análisis AST
Los niveles de AST en recién nacidos y lactantes son aproximadamente el doble que en los adultos y van disminuyendo hasta alcanzar niveles de adulto hacia los 6 meses de edad.
La
disminución de los valores de AST no tiene repercusión clínica.
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Valores normales: Los valores que indicamos aquí solo deben servir como referencia. Los rangos dependen de múltiples factores y varían ligeramente entre diferentes laboratorios. El informe de la prueba debe incluir los rangos de referencia utilizados en el laboratorio que ha realizado el análisis.
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Hombres: 14 – 20 unidades por litro (U/L)
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Mujeres: 10 – 36 U/L
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Aumento de AST en sangre:
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Enfermedad hepática:
A) Hepatitis
• Aguda: generalmente son de origen vírico. Es frecuente hallar elevaciones de 20 – 50 veces los valores normales (a veces aumenta hasta 100 veces), si bien la proporción AST/ALT es generalmente menor que 1. Los niveles de AST suelen permanecer elevados durante 1 – 2 meses, aunque puede tomar hasta 6 meses volver a la normalidad.
• Crónica: las elevaciones de AST no son tan altas; generalmente hasta 4 veces (o menos) los valores normales. Los valores de ALT pueden ser normales.
• Tóxica: las elevaciones suelen ser más moderadas, aunque en casos graves pueden alcanzar valores similares a los de la hepatitis vírica. La proporción AST/ALT suele ser superior a 1 (sobre todo en las de causa alcohólica).
B) Esteatosis hepática: la proporción AST/ALT es habitualmente superior a 1.
C) Cirrosis: las elevaciones suelen ser moderadas, la proporción AST/ALT es habitualmente superior a 1. En fases finales, los valores tienden a ser normales; en estos casos no indican mejoría sino destrucción de células hepáticas.
D) Colestasis intra y extrahepática: la proporción AST/ALT es habitualmente superior a 1.
E) Enfermedad biliar: la proporción AST/AST es habitualmente superior a 1.
F) Lesiones ocupantes de espacio: granulomas, abscesos, tumores, etc.
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Medicamentos y tóxicos: numerosos medicamentos y tóxicos pueden elevar las transaminasas (alcohol, opiáceos, aspirina, ampicilina, estatinas, etc.).
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Enfermedad cardiaca: la elevación de la AST suele ser muy superior (3 -5 veces) a la de la ALT y tiende a permanecer alta durante más tiempo que en las alteraciones hepáticas.
A) Infarto agudo de miocardio: la AST puede aumentar en sangre hasta 4 – 10 veces los valores normales. Comienza a elevarse hacia las 12 horas siguientes al infarto, alcanza su máximo el segundo día y suele volver a la normalidad hacia el quinto día. Elevaciones posteriores pueden indicar la extensión o recidiva del infarto, y su grado de elevación parece guardar relación con la extensión de la necrosis.
B) Otros procesos cardiacos: Pericarditis, arritmias, fiebre reumática aguda, cirugía y cateterismo cardiaco, insuficiencia cardiaca.
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Trastornos musculares: la elevación de la AST suele ser muy superior (3 -5 veces) a la de la ALT y tiende a permanecer alta durante más tiempo que en las alteraciones hepáticas; ej: esfuerzo muscular excesivo, traumatismos, dermatomiositis, distrofia muscular progresiva, triquinosis, gangrena, inyecciones intramusculares.
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Otros: shock, embolia pulmonar, pancreatitis aguda, infarto renal, necrosis cerebral, enfermedad hemolítica, mononucleosis infecciosa, quemaduras extensas, cirugías, convulsiones, etc.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.