Diccionario de enfermedades

Infarto de miocardio

Causas, síntomas y tratamiento del infarto de miocardio
El infarto de miocardio es una situación urgente que conlleva una mortalidad elevada, y que consiste en la obstrucción brusca del paso de sangre a traves de una arteria coronaria con la subsiguiente muerte de la parte del corazón irrigada (alimentada) por dicha arteria. Se pueden considerar 2 tipos de infarto de miocardio:
  • Infarto de miocardio con onda Q o síndrome coronario agudo con elevación del segmento ST. Se produce por la obstrucción prolongada de una de las arterias coronarias importantes, lo que lleva a la muerte de una zona más o menos grande del corazón. La onda Q es una pequeña cicatriz que queda en la zona infartada y que puede observarse en el electrocardiograma una vez que ha pasado la fase aguda del infarto.
  • Infarto de miocardio sin onda Q. La falta de riego afecta, por lo general, a arterias del corazón algo más pequeñas. No muere una zona tan grande del corazón y tiene un mejor pronóstico. El infarto de miocardio sin onda Q se agrupa junto a la angina inestable, dentro de los síndromes coronarios agudos sin elevación del segmento ST.

¿Cuáles son sus causas?


Casi la totalidad de los infartos de miocardio son consecuencia del desarrollo previo de arteriosclerosis coronaria, un proceso crónico y progresivo consistente en la obstrucción de las arterias coronarias por placas rellenas de colesterol (placas de ateroma). La arteriosclerosis de las arterias coronarias es responsable de diversas enfermedades que, conjuntamente, se incluyen dentro del término cardiopatía isquémica. La rotura súbita de una de las placas de ateroma tiene como consecuencia la formación de un pequeño coágulo (trombo) sobre su superficie, el cual obstruye totalmente el paso de sangre a traves de la arteria con la subsiguiente falta de riego y muerte de esa zona del corazón, lo que se denomina infarto de miocardio.

Los infartos suelen por tanto producirse en aquellos pacientes con factores de riesgo para el desarrollo de arteriosclerosis, como:
  • La edad avanzada.
  • El sexo masculino.
  • La elevación del colesterol malo (LDL).
  • El descenso del colesterol bueno (HDL).
  • El tabaquismo.
  • La diabetes.
  • La hipertensión arterial.
A estos factores se les denomina factores de riesgo cardiovascular.

Excepcionalmente puede haber infartos de miocardio como consecuencia de una infección de las arterias coronarias, de una vasculitis, del consumo de cocaína, de un traumatismo del corazón, etc.

Síntomas del infarto de miocardio


Característicamente los pacientes que tienen un infarto de miocardio refieren la aparición brusca de un dolor en la región precordial (la zona del pecho donde se sitúa el corazón) que suele ser relatado por el paciente como “tener una losa” o una intensa opresión sobre la zona. El dolor puede extenderse hacia la mandíbula o hacia el hombro y brazo izquierdos, y acompañarse de malestar general, sudoración y palidez. En ocasiones el dolor tiene características más atípicas produciéndose en la zona del estómago junto a vómitos, o con irradiación hacia el lado derecho. En muchas ocasiones el paciente ya había tenido un dolor similar aunque de menor intensidad durante los días previos.

En raras ocasiones puede haberse producido un infarto sin que el paciente se haya dado cuenta, bien porque no haya sido doloroso, bien por haber sido confundido con otra afección y haber pasado solo. Esto es más frecuente en personas con diabetes. El médico puede saber si se ha tenido un infarto al observar la presencia de cicatrices en el corazón (onda Q) en un electrocardiograma. Este tipo de infarto de miocardio se denomina infarto de miocardio silente.

¿Cómo se diagnostica un infarto?


Ante un paciente con síntomas sugestivos de infarto de miocardio se deben realizar un electrocardiograma y diversos análisis de sangre de forma inmediata. El electrocardiograma puede demostrar alteraciones que permiten clasificar al infarto como infarto con elevación del ST o sin elevación del ST, con pronóstico y tratamiento distintos. Los análisis de sangre pueden mostrar un aumento de la concentración de la CPK-MB y de la troponina en sangre, sustancias procedentes del corazón que se elevan cuando hay daño de las células cardiacas.

¿Es hereditario?


Los infartos de miocardio no tienen por qué ser hereditarios. Sin embargo, existe una mayor predisposición a padecer un infarto si algún familiar de primer grado (padre, madre o hermano) ha tenido ya uno. Además, existen algunos factores de riesgo que pueden tener una base hereditaria como la hipercolesterolemia o la diabetes.

Prevención del infarto de miocardio


El riesgo de padecer un infarto puede reducirse con medidas para prevenir el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, es decir, si se realiza una dieta sana, ejercicio físico frecuente, se mantiene un peso cercano al ideal, se evita el fumar y se controlan adecuadamente los factores de riesgo (colesterol elevado, hipertensión arterial y diabetes).

¿Cuál es el pronóstico los pacientes?


Aproximadamente un 30% de los pacientes con infarto fallece antes de llegar al Hospital. La mayoría fallece como consecuencia de arritmias malignas (taquicardia o fibrilación ventricular). La mortalidad dentro del hospital es menor, pero también elevada. Además de las arritmias, el infarto puede complicarse con una rotura cardiaca o con una insuficiencia cardiaca aguda (edema agudo de pulmón). Una vez superada la fase aguda, el pronóstico de los pacientes depende de la isquemia residual, es decir de cuánta parte del corazón no muerto continúa con falta de riego, y de la función del ventrículo izquierdo.

El pronóstico de los infartos sin elevación del ST (sin onda Q) es más favorable que el de los infartos con elevación del ST que dejarán posteriormente una onda Q residual en el electrocardiograma.

Tras el infarto de miocardio, a los pacientes se les suele realizar un estudio de isquemia residual (ecocardiografía de estrés o gammagrafia cardiaca) para conocer si sigue habiendo falta de riego en la zona y su intensidad.

Tratamiento del infarto de miocardio


El tratamiento del infarto requiere una intervención urgente dirigida a salvar la vida y a evitar complicaciones inmediatas, y otro tratamiento a largo plazo, dirigido a evitar complicaciones coronarias a medio y largo plazo.
  • Tratamiento específico inmediato:
  1. Requiere un tratamiento urgente dentro de un Hospital. En los pacientes con infarto con elevación del ST se debe realizar un procedimiento de revascularización que permita, a la mayor brevedad posible, devolver la circulación de la sangre a la parte del corazón que se ha quedado sin ella. Idealmente debería realizarse una angioplastia (angioplastia primaria), es decir, un cateterismo urgente para desobstruir la arteria con la sonda introducida e intentar así evitar la muerte de parte del corazón. Si ello no fuera posible, se realiza una trombolisis que consiste en la inyección de una sustancia (rtPA, estreptoquinasa) que deshace los coágulos, y con la que se intenta destruir el trombo que está taponando la arteria. Otros tratamientos van dirigidos a evitar la aparición de arritmias y a evitar que el trombo que tapona la arteria siga creciendo, o que vuelva a obstruirla en el caso que la hayamos podido desobstruir. Como consecuencia de ello, muchos de los tratamientos que se ponen consisten en medicinas que evitan la coagulación de la sangre y que favorecen una hemorragia, siendo elevado el riesgo de sangrado que, en algunas ocasiones, puede ser muy grave (como por ejemplo una hemorragia cerebral). Pasado el momento urgente y, si no se ha hecho angioplastia primaria, se suele realizar un cateterismo para evaluar la existencia de obstrucciones, o se puede hacer una prueba para determinar la zona del corazón con falta de riego y su intensidad, a partir de la cual tomar decisiones. Se pueden poner otros tratamientos en función de la situación clínica concreta del paciente.
  2. En el infarto sin elevación del ST el tratamiento puede ser más conservador, únicamente con medicinas que disminuyen la coagulación de la sangre, sin necesidad de desobstruir la arteria de forma urgente.
  • Como tratamiento general a largo plazo, después de la fase aguda del infarto, se intenta retrasar la progresión de la arteriosclerosis coronaria y evitar así el desarrollo futuro de nuevas complicaciones coronarias. Para ello se requiere:
  1. Realizar una dieta de protección cardiovascular.
  2. Reducir el peso si existe obesidad o sobrepeso.
  3. Realizar ejercicio físico de intensidad progresiva de acuerdo a las posibilidades del paciente y siempre bajo supervisión médica.
  4. Abandonar el tabaquismo si fuera fumador.
  5. Recibir tratamiento con antiagregantes (aspirina u otros).
  6. Recibir tratamiento con medicinas para bajar el colesterol (estatinas). Son necesarias en la mayoría, si no en todos, de los pacientes e independientemente de cual sea su cifra de colesterol.
  7. Controlar la presión arterial.
  8. Controlar adecuadamente la glucosa si el paciente fuera diabético.
  9. Valorar individualmente el tratamiento con medicinas que bloqueen el sistema renina-angiotensina, con beta bloqueantes o con otras medicinas que reduzcan la frecuencia cardiaca, a pesar de mantener una presión arterial normal.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.