Diccionario de enfermedades

Trastornos relacionados con el consumo de alcohol

¿Cómo se clasifican los trastornos relacionados con el consumo de alcohol?
El consumo excesivo de alcohol es responsable de millones de muertes anuales en el mundo. Uno de cada 10 personas que beben habitualmente alcohol, presenta trastornos relacionados con su consumo. El consumo de alcohol puede tener importantes consecuencias sociales, legales, laborales, psicológicas y médicas. El alcoholismo es una enfermedad. No se trata de un problema de falta de voluntad ni de debilidad.

Las consecuencias del consumo agudo exagerado de alcohol, se analizan en el tema intoxicación etílica.

¿Cómo se calcula el consumo de alcohol?


El consumo de alcohol se contabiliza en gramos. La cantidad aproximada de gramos de alcohol que se consumen puede calcularse de la siguiente forma:

Gramos consumidos = (volumen de alcohol consumido en cc (ml)/100)  x graduación del alcohol x 0,8.

Por ejemplo una lata de cerveza (330 cc) con una graduación alcohólica de 5º supone el siguiente consumo de gramos de alcohol:

Gramos de alcohol = (330/100) x 5 x 0,8 = 13,2 gramos de alcohol.

Por ejemplo una copa de 150cc de vino de 14º de graduación alcohólica supone:

Gramos de alcohol = 150/100 x 14 x 0,8 = 16,9 gr de alcohol.

En general, por cada lata de cerveza (330cc), copa de vino de 120 cc o 40 cc de bebidas espirituosas se consumen entre 10 y 15 gramos de alcohol y suponen lo que se considera una bebida estándar de alcohol.

¿Cómo se clasifican los trastornos relacionados con el consumo de alcohol?


En función de su consumo de alcohol, las personas pueden clasificarse en:
  1. Abstemias. Personas que no beben nada de alcohol.
  2. Bebedores moderados.
  3. Bebedores de riesgo. Se definen como aquellos varones que beben una media de 15 bebidas alcohólicas a la semana, divididas en 5 o más ocasiones distintas, o aquellas mujeres que beben una media de 8 bebidas alcohólicas a la semana, divididas en 4 o más ocasiones distintas. Como se ha comentado anteriormente, se considera una bebida estándar de alcohol a un tercio (350cc) de cerveza (una lata o una botella), un vaso de vino de unos 120 cc o 40-45 cc de alcohol de alta graduación. Cada bebida estándar de alcohol contiene aproximadamente unos 14 gramos de alcohol (entre 10 y 15 gramos).
  4. Personas con abuso de alcohol.
  5. Personas con dependencia alcohólica.
El abuso y la dependencia alcohólica, se consideran trastornos relacionadas con el consumo de alcohol. Para su diagnóstico se requieren una serie de criterios:
  • Criterios de abuso de alcohol. Se considera abuso de alcohol cuando su consumo durante los últimos 12 meses ha causado o ha contribuido repetidamente a una o más de las siguientes consecuencias en el paciente:
  • Riesgo de daño corporal (por haber bebido y conducir, manejar maquinaria industrial, nadar, etc.).
  • Problemas de relación con la familia o con los amigos.
  • Interferencia con las obligaciones laborales, escolares o domésticas.
  • Arrestos u otros problemas legales.
  • Criterios de dependencia alcohólica (alcoholismo). El paciente ha tenido 3 o más de las siguientes consecuencias psicológicas o de comportamiento durante los 12 meses previos:
  • Consecuencias sobre el comportamiento (preocupación o pérdida del control):

    -Ha excedido repetidamente los límites del consumo.

    -No ha podido limitar el consumo o parar de beber (de forma repetida).

    -Ha continuado bebiendo alcohol a pesar de problemas físicos o psicológicos.

    -Ha pasado mucho tiempo consumiendo alcohol (o pensando en hacerlo o recuperándose de una borrachera o resaca).

    -Ha pasado menos tiempo realizando otras actividades importantes o placenteras.

  • Consecuencias psicológicas:

    -Ha mostrado tolerancia, es decir, necesita beber mucho más alcohol para alcanzar el mismo efecto que antes conseguía con menos.

    -Tiene síntomas o signos de deprivación (de mono), como temblores, sudores, náuseas o insomnio al intentar dejar de consumir alcohol.

Sin embargo ambas alteraciones (abuso y dependencia), son probablemente trastornos interrelacionados.



¿Qué consecuencias para la salud tiene el consumo excesivo de alcohol?


El consumo excesivo de alcohol (3 o más bebidas estándar al día) se asocia a numerosas enfermedades:
  • Aumento del riesgo de cáncer de cabeza y cuello, cáncer de esófago y cáncer de mama.
  • Trastornos de conducta: Agresividad, violencia.
  • Depresión y otros problemas psiquiátricos.
  • Pérdida de memoria.
  • Insomnio.
  • Empeora el síndrome de apnea del sueño.
  • Problemas de corazón (miocardiopatía dilatada).
  • Hipertensión arterial.
  • Hígado graso, hepatitis alcohólica y cirrosis hepática.
  • Gastritis y úlceras de estómago.
  • Hemorragia digestiva.
  • Pancreatitis.
  • Debilidad muscular.
  • Impotencia en varones.
  • Mayor riesgo de infecciones.
  • Malnutrición.
  • Daños en los nervios (polineuropatía alcohólica), que produce acorchamiento y hormigueos en piernas.
  • Atrofia y degeneración cerebelosa, que produce temblor, inestabilidad y problemas para caminar.
  • En mujeres puede producir amenorrea (falta de menstruación), infertilidad y un mayor riesgo de aborto espontáneo.
  • En embarazadas puede producir el síndrome de alcoholismo fetal (bajo peso del niño al nacer y malformaciones fetales) entre otros trastornos.
En general, la esperanza de vida de los pacientes con alcoholismo se reduce en 10 años con respecto a las personas que no beben o que mantienen un consumo moderado de alcohol.

¿Cómo identificar la dependencia alcohólica?


El propio paciente puede darse cuenta que puede estar teniendo problemas con el alcohol si identifica ciertos comportamientos:
  • Bebe por la mañana, bebe a solas o se emborracha con frecuencia.
  • Cambia el tipo de bebida alcohólica que consume con la idea de que esa nueva bebida le pondrá en menor riesgo de emborracharse.
  • Siente culpabilidad por el hecho de consumir alcohol.
  • Se esconde de la familia o amigos a la hora de consumir alcohol.
  • Buscar excusas para consumir alcohol.
  • Se preocupa por la posibilidad de no disponer de alcohol para pasar una tarde o el fin de semana.
  • Tiene lagunas de memoria durante el tiempo que ha estado bebiendo.
Algunas alteraciones en los análisis de sangre pueden también sugerir (nunca identificar de forma inequívoca) la presencia de consumo prolongado y exagerado de alcohol. Entre ellas se encuentra un aumento del tamaño de los glóbulos rojos (aumento del VCM o volumen corpuscular medio en un análisis de sangre) y un aumento de una enzima del hígado llamada GGT.

La OMS ha desarrollado un cuestionario (AUDIT: Alcohol Use Disorder Identification Test) que permite identificar a pacientes con trastornos derivados del consumo de alcohol.

Son 10 preguntas, cada una puntuada de 0 a 4, lo que da un total de un máximo de 40 puntos. Una puntuación entre 8 y 15 recomienda aconsejar sobre la conveniencia de un consumo responsable, puntuaciones entre 16 y 19 recomiendan un seguimiento algo más estrecho del paciente junto a una terapia breve, y puntuaciones iguales o superiores a 20 exigen pruebas diagnósticas para evaluar la dependencia al alcohol.

¿Es hereditaria la tendencia a consumir alcohol en exceso?


Existen datos que sugieren que la dependencia alcohólica puede tener un carácter hereditario (genético), más allá del hecho de las influencias ambientales y del entorno socioeconómico que comparte la familia.

¿Cuál es el tratamiento para el trastorno relacionado con el consumo de alcohol?


Para tratar los trastornos derivados del consumo de alcohol, lo primero que debe realizarse es una evaluación de la motivación del paciente para dejar el consumo de alcohol. Puede realizarse preguntando simplemente: “En una escala del 0 al 10 ¿Qué disposición tiene para hacer un cambio inmediato en su hábito de bebida?” con un 10 indicando una total disposición y un 0 indicando nula disposición. En caso de que el paciente se encuentre motivado se puede pasar a un programa de abandono o reducción del consumo de alcohol.

En cualquier caso, probablemente en la mayoría de situaciones de consumo alcohólico significativo, se debería realizar un consejo breve sobre la idoneidad de reducir o abandonar el consumo de alcohol. Este consejo debe basarse en la explicación del daño potencial del alcohol y en el beneficio de reducir o suprimir su consumo y debería acompañarse de algún tipo de visita posterior, tendente a evaluar si realmente se ha reducido el consumo. Suelen tener éxito en personas con un consumo moderado de alcohol.

Los programas de abandono de alcohol supervisados se utilizan para manejar el abandono inmediato de alcohol y sus complicaciones y para ofrecer un entorno adecuado para iniciar una vida libre de alcohol. La mayoría de pacientes con dependencia alcohólica no precisan de estos programas supervisados ni de apoyo con medicamentos; sin embargo, pueden ser útiles en personas con un entorno social difícil o con síntomas o signos de deprivación. En ocasiones, estos programas implican el ingreso en una clínica especializada. Si se estima que la deprivación puede ser importante, es conveniente el ingreso en el Hospital o en una clínica especializada, requiriéndose en muchas ocasiones apoyo con medicamentos. La posibilidad de deprivación importante debe contemplarse en personas con otras enfermedades médicas agudas, personas de más de 60 años, personas que utilizan sedantes o hipnóticos, personas que toman a diario más de 20 bebidas alcohólicas o en aquellas con una historia previa de deprivación grave con convulsiones o delirio. El apoyo farmacológico suele realizarse con tranquilizantes (benzodiacepinas) cuya dosis debe ajustarse al grado de dependencia y a la gravedad estimada del síndrome de deprivación.

El tratamiento a largo plazo está dirigido a evitar las recaídas una vez superada la fase de abandono del alcohol. Tras el proceso inicial de abandono del alcohol, más del 60% de los pacientes continúan abstemios después de un año de seguimiento. En esta fase se debe de mantener el apoyo positivo al paciente y la motivación. Se deben mantener contactos durante al menos 1 año. En esta fase se pueden utilizar tratamiento dirigido a evitar la recaída.  Los medicamentos utilizados para el tratamiento de la dependencia alcohólica son el disulfiram (Antabus®), acamprosato (Campral®) y la naltrexona. La eficacia de todos ellos es limitada.
  • Disulfiram. Es un medicamento que produce náuseas, palpitaciones, vómitos, sudoración y sofocos si se consume alcohol. No puede ser administrado a personas con enfermedad coronaria o con algunas enfermedades graves del corazón (miocardiopatías). Durante su consumo está contraindicada la utilización de metronidazol (un tipo de antibiótico) y el consumo de medicinas que lleven alcohol en su composición. En otras muchas enfermedades y en personas que toman otros muchos medicamentos puede administrarse pero con precaución.
  • Acamprosato. Está contraindicado en personas con enfermedades avanzadas del riñón. Puede producir diarrea y somnolencia y, raramente, conductas suicidas.
  • Naltrexona. Es un derivado de los opiáceos. Está contraindicado en personas que toman otros derivados opiáceos (por ejemplo algunas medicinas para el dolor) o en casos de hepatitis aguda o cirrosis. Puede producir diversos efectos adversos como dolor de cabeza, mareo, cansancio, ansiedad, pérdida de apetito, etc.

Alcohol y conducción


Independientemente de la restricción a la conducción de vehículos en relación con el consumo agudo de alcohol, la normativa de circulación indica que, a aquellos sujetos que tengan problemas relacionados con el consumo de alcohol (abuso, dependencia, trastorno inducido, demencia, delirio, trastorno psicótico), no se les puede otorgar ni prorrogar su permiso de conducir, dado que carecen de las aptitudes necesarias para conducir con seguridad. Si se demuestra que la situación de dependencia o abuso ha desaparecido tras un periodo de abstinencia significativo, y que no han quedado secuelas, el permiso de conducir se podrá otorgar con el informe favorable de un psicólogo, psiquiatra o de ambos.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.