Diccionario de enfermedades

Convulsiones

¿Cómo se diagnostican las convulsiones?
Una convulsión se produce como consecuencia de una descarga exagerada y anormal de impulsos nerviosos procedentes de una determinada zona del cerebro, o globalmente de todo el cerebro. Como consecuencia de ello y durante el tiempo que duren esas descargas incontroladas se producen distintos síntomas. El más reconocible es el movimiento rápido y anormal de una o varias zonas del cuerpo, generalmente los brazos y las piernas, lo que se denomina convulsión tónico-clónica. También puede manifestarse como la presencia de rigidez generalizada, lo que se denomina convulsión tónica.

Una convulsión puede ser debida a diferentes circunstancias y debe diferenciarse de la epilepsia, una enfermedad crónica caracterizada por la presencia de episodios recurrentes de convulsiones.

Las convulsiones son frecuentes, afectando a 5 de cada 100 personas de la población en algún momento de su vida, generalmente en la infancia o en edades avanzadas.

¿Cuáles son las causas de las convulsiones?


En general las convulsiones pueden ser:
  • De causa desconocida:
  • Epilepsia. La epilepsia comprende a una serie de enfermedades caracterizadas por episodios recurrentes de convulsiones (crisis epilépticas). Muchas de las epilepsias tienen un componente hereditario y suelen ser más habituales en niños.
  • Convulsiones febriles. Las convulsiones febriles aparecen en niños especialmente predispuestos, probablemente por factores hereditarios, y se asocian con la presencia de fiebre.
  • Secundarias a:
  • Daño cerebral. Son mas frecuentes en recién nacidos (convulsiones por traumatismos o por falta de oxigenación durante el parto) y en adultos (por la presencia de tumores, ictus, hemorragia cerebral, infecciones cerebrales, por un traumatismo, etc.).
  • Alteraciones metabólicas. Diversas alteraciones del sodio, del potasio, del metabolismo del calcio, de la glucosa o algunas alteraciones hormonales pueden producir convulsiones.
  • Toma de algunas medicinas o intoxicaciones. Algunos medicamentos pueden favorecer el desarrollo de convulsiones, generalmente en personas ya predispuestas por problemas cerebrales previos.

Tipos de convulsiones


Las convulsiones se clasifican en:
  • Convulsiones focales. Afectan a la actividad motora (movimiento), sensitiva, cognitiva, etc. de una zona concreta del cerebro aunque pueden posteriormente generalizarse por todo el cerebro. Suelen deberse a un daño cerebral determinado. El paciente, mientras tiene la convulsión, puede ser consciente de que le está ocurriendo (no discognitiva) o puede estar desconectado y no enterarse de lo que está pasando (discognitiva). La convulsión puede cursar con síntomas motores (movimientos anormales de los dedos, de una mano o de una extremidad), sensitivos (sensación de hormigueo, dolor o sensaciones extrañas en una extremidad), con afectación de los sentidos, como la vista (visión de luces, flashes o alucinaciones visuales), olfato (sentir olores extraños), el equilibrio (sensación de caída o de vértigo) o el oído (oír ruidos extraños), o con síntomas autonómicos (episodios de sudoración, sofocos). En ocasiones los pacientes presentan síntomas complejos como miedo, angustia o ilusiones (algo se hace grande o pequeño). Los síntomas, si se localizan en una determinada zona, pueden irse extendiendo (por ejemplo movimientos anormales en los dedos que posteriormente se extienden a toda la extremidad) y pueden posteriormente extenderse por todo el cerebro, lo que se denomina que una convulsión focal se ha generalizado, cursando generalmente con movimientos tónico-clónicos. En ocasiones y durante unas horas después de la convulsión, queda dificultad para el movimiento de la extremidad o de la zona donde haya acontecido la convulsión. La convulsión suele ceder después de un tiempo, si bien excepcionalmente puede durar horas o incluso días.
  • Convulsiones generalizadas. Afectan globalmente a todo el cerebro. Suelen comportarse como movimientos tónico-clónicos. Es el tipo de convulsión que con más frecuencia se asocia a alteraciones metabólicas o a intoxicaciones. Suele comenzar sin avisar, con la caída del paciente y aparición de una rigidez generalizada (fase tónica). La rigidez de la garganta puede hacer que aparezca algún tipo de chillido característico e incluso dificultad respiratoria, la cual puede llevar a que el paciente se ponga morado y eche saliva (espuma) por la boca. Posteriormente, después de 10 o 20 segundos, suelen comenzar una serie de movimientos bruscos de todo el cuerpo (fase clónica). El paciente puede morderse la lengua por los movimientos de apertura y cierre de la boca y suele perder el control de sus esfínteres lo que lleva a que se orinen. Después de aproximadamente un minuto el paciente se queda como muerto y recupera progresivamente el conocimiento en los minutos posteriores sin recordar lo que le ha ocurrido (confusión postcrítica). Suelen quejarse de dolor de cabeza y de dolores musculares. En ocasiones no existen movimientos generalizados y el paciente se queda rígido y no llega a tener movimientos bruscos, lo que se denomina convulsión tónica.
  • Mioclónicas. Se trata de una contracción brusca y breve de una parte o de todo el cuerpo. Existe una forma que no indica enfermedad, que es la extensión brusca de la pierna que puede aparecer cuando nos estamos quedando dormidos. Se observa con más frecuencia cuando existen alteraciones metabólicas, atrofia cerebral de cualquier causa o en las personas con daño cerebral por problemas de oxigenación.


¿Cómo se diagnostican?


Para el diagnóstico de las convulsiones se debe realizar una completa historia personal y familiar. Es importante excluir diversas enfermedades que pueden hacernos creer que se trata de una convulsión pero que realmente no lo es, como síncopes, ataques isquémicos transitorios, migrañas, convulsiones psicógenas, etc. Para ello suele ser conveniente preguntar a las personas que han sido testigos de la convulsión sobre cómo se ha desarrollado. Una vez descartadas estas otras enfermedades y tras aceptar que se trata de una verdadera convulsión, las pruebas que deben hacerse son:
  • Análisis de sangre y orina para descartar diversas alteraciones metabólicas. Puede ser necesario realizar análisis de tóxicos.
  • TAC o, preferiblemente, RMN cerebral.
  • Electroencefalograma.
  • Otras pruebas pueden ser ocasionalmente necesarias, como una punción lumbar, PET o SPECT cerebrales, estudios genéticos, etc.

¿Son hereditarias?


Las convulsiones febriles y las debidas a la presencia de una epilepsia pueden tener un componente hereditario.

¿Pueden prevenirse?


La aparición de convulsiones puede prevenirse con un tratamiento adecuado.

¿Cuál es el pronóstico?


El pronóstico depende de la causa que ha motivado la convulsión.

Tratamiento de las convulsiones


El tratamiento de las convulsiones se basa en diferentes aspectos:
  • Tratamiento en el momento de la convulsión. La medida principal es mantener permeable la vía aérea y las constantes vitales. Es conveniente introducir algún objeto en la boca para evitar las mordeduras de la lengua. En el ámbito sanitario se puede poner algún tratamiento para detener la convulsión, generalmente benzodiacepinas (diazepam) intravenosas, intramusculares o en forma de supositorios en niños.
  • Tratamiento de las causas que han podido propiciar una convulsión, si es que son conocidas. Tal y como se ha indicado previamente, algunas convulsiones se deben a infecciones o tumores cerebrales, a alteraciones metabólicas (aumento o disminución del calcio de la sangre, bajada de azúcar, etc.) o al consumo de medicinas o tóxicos. Por ello se deben identificar y tratar todas aquellas enfermedades o alteraciones modificables que puedan ser responsables de la convulsión. En general, en pacientes sin otros daños cerebrales, la corrección de estas alteraciones evita nuevos episodios, no siendo necesario instaurar un tratamiento preventivo con medicinas antiepilépticas. En otras ocasiones, sin embargo, las alteraciones cerebrales responsables de la convulsión no pueden ser corregidas (por ejemplo focos de epilepsia tras un traumatismo cerebral o tras una cicatriz quirúrgica) y requieren de medicinas para su control. En estas situaciones el tratamiento antiepiléptico se mantiene durante un tiempo, en general más de 1 año, y si no aparecen nuevos episodios de epilepsia se puede valorar quitarlo y ver la evolución.
  • Los diferentes medicamentos se revisan en el tema de epilepsia.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.