Cartel de una oficina delegada de Muface
Crisis superada. O, al menos, su peor etapa. Hicieron falta hasta siete meses para darse el ‘sí, quiero’. Más de 200 días en los que su destino fue una incógnita. Incluso hubo tres intentos para salvarle de la desaparición.
Muface, la mutualidad encargada de la asistencia sanitaria de los funcionarios y de sus beneficiarios, ha vivido una
crisis sin precedentes que quedará marcada en sus 50 años de historia. Pero la tempestad ha llegado a su fin. Y ahora los nuevos objetivos ya están en el radar, como la
implantación de la receta concertada para los adscritos a la
sanidad privada en todo el país. No obstante, esta ‘conquista’ aún tiene a varias comunidades en ‘lista de espera’. Una situación que el mutualismo ha calificado como un
“agravio” y al que ha puesto el foco en la
población rural como la más afectada.
En este momento, la
receta concertada de Muface, que permite a los mutualistas de la sanidad privada
retirar sus medicamentos sin necesidad de presentar un talonario en papel, sigue entre las prioridades de la mutualidad. Tras el fin de la crisis, el modelo ha reactivado la extensión del bautizado como sistema Sirem con su aterrizaje en Castilla-La Mancha y Galicia en junio y Aragón en septiembre. Pero el mutualismo de Madrid, País Vasco, Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana y Castilla y León
sigue a la espera de esta implantación.
La receta concertada de Muface y su dispersión
Mariano González (Valladolid, 50 años) es uno de los funcionarios afectados por este parón.
“No es de recibo que en unas comunidades esté implantada y en otras no”, comienza este profesor en su conversación con este periódico. Sus palabras van más allá: “No solo por el hecho de agravio, sino porque esto
supone disrupciones y molestias en caso de tener que desplazarse a otro territorio que sí disponga de la
receta electrónica”.
La suya, la castellanoleonesa, es una de esas comunidades que Muface tiene en el banquillo de cara al aterrizaje de Sirem. González explica que por el momento “se desconoce ningún tipo de información sobre cuándo llegará la receta” a Castilla y León. Esa
incertidumbre es una de las nuevas incógnitas que ha aparecido en el sector del mutualismo, que espera este avance en la
digitalización de su modelo sanitario.
“Tampoco conocemos las causas de este parón”, apunta este profesor (una profesión que comparte con más del 60 por ciento de adscritos a
Muface) a
Redacción Médica. Sin embargo, el vallisoletano sí que destaca que “podría deberse a la dispersión geográfica de la comunidad autónoma”.
En este sentido, uno de los puntos que aborda Mariano González es la llegada de la receta concertada de Muface a los
municipios con menor densidad de población. Cuestionado sobre las dificultades que va a suponer esta implantación en Castilla y León, el funcionario dice que “el medio rural se queda una vez más desprotegido”. A ello suma que “los retrasos en la atención sanitaria ya se comienzan a notar” en esa
España vacía.
El mutualista pone sobre relieve las ventajas que traerá consigo la receta concertada de Muface.
“Facilitará el acceso y los trámites al colectivo”, explica en referencia a los beneficios que aportará tanto para los pacientes como para los profesionales sanitarios. No obstante, señala un matiz, y es que habrá que tener en cuenta a los más mayores “que una vez más tienen que hacer frente a una transición digital o electrónica sin ni siquiera tener aviso e información pertinente”.
La receta concertada en Muface
Los meses fueron pasando y la incertidumbre seguía instalada en la mutualidad. No fue hasta el pasado 30 de abril cuando, tras esos siete meses cargados de intensas negociaciones, protestas y hasta la salida de una aseguradora, Muface puso fin al que probablemente haya sido
el peor capítulo de su historia. Fue entonces cuando Asisa y Adeslas se reunieron con la dirección general de la mutualidad en el Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Digital para
firmar el contrato de asistencia sanitaria para los años 2025, 2026 y 2027 con una cuantía de más de 4.800 millones de euros.
Día y fecha marcados. Fin de la crisis.
Muface ya tenía luz verde para seguir con sus proyectos, varios de ellos
paralizados por la situación en la que se había sumergido el pasado 5 de noviembre de 2024. Uno de ellos fue la implantación de la receta concertada, el bautizado como sistema Sirem, en todo el país. Y es que hasta ese 30 de abril
solo diez territorios disponían de esta herramienta, por lo que su aterrizaje en el resto de regiones volvió a los planes de la mutualidad liderada por Myriam Pallarés.
La receta concertada
volvió a ser una de las metas de Muface. Tanto que la mutualidad ha puesto una fecha para su aterrizaje en todo el país:
el primer trimestre de 2026. Y ya ha comenzado a dar los primeros pasos. En julio llevó Sirem a
Castilla-La Mancha y a
Galicia; y en septiembre a
Aragón. Estas comunidades se sumaban a la pionera,
Cantabria, cuya ‘conquista’ tuvo lugar en 2020. Además, ya disponían de Sirem
Asturias y Canarias (2022);
Extremadura y La Rioja (2023); y
Navarra, Murcia, Baleares y las dos ciudades autónomas,
Ceuta y Melilla, (en 2024).
Este sistema llegará en los próximos meses a Madrid y País Vasco,
tal y como avanzó Redacción Médica. Tras ellas, está previsto que se implante en Comunidad Valenciana, Cataluña, Andalucía y Castilla y León. Y Mariano González será uno de los mutualistas que estará a la espera de que llegue a este último territorio, aunque aún se desconoce la fecha exacta del aterrizaje.
Entre tanto, fuentes cercanas al Consejo General de Muface han asegurado a este periódico que
la dirección general de la mutualidad ya da este proyecto por “cerrado”. Por tanto, todo apunta a que 2026 será el año en el que la receta concertada de Muface esté disponible en todo el país.
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