Fachada de Muface
Lo ha eclipsado todo. Durante más de 200 días su nombre ha resonado en cada rincón. Incluso las calles han clamado su nombre. Han sido más de siete meses en los que la fina línea entre su
desaparición y su
supervivencia se ha estrechado más y más.
Muface cierra hoy uno de los capítulos más intensos de su historia con su colofón final: la
firma del contrato de asistencia sanitaria del modelo de sanidad privada para los años 2025, 2026 y 2027.
Esta rúbrica es la pieza final de un puzzle que comenzó a deshacerse en octubre, cuando los ecos de una
crisis sin precedentes pasaron de ser un rumor para convertirse en una realidad. Desde entonces,
la mutualidad de los funcionarios se ha puesto en duda, se ha planteado su eliminación progresiva y, sobre todo, se ha cubierto de una
oleada de incertidumbre. Y, aunque sobrevivirá un trienio, el camino no ha sido sencillo.
Octubre: el principio de la crisis
Para comenzar a trazar
el inicio de la crisis hay que remontarse a octubre. Día y hora. El 2 de octubre, poco después de las 10.00. Las aseguradoras presentes en el último contrato de la mutualidad (Asisa, Adeslas y DKV)
rechazaron la primera propuesta económica para el ‘nuevo’ Muface. Ese fue el
primer parón en las negociaciones.
Moncloa puso sobre la mesa un aumento de la prima del 14 por ciento para dos años (2025 y 2026), una cifra que las compañías no aceptaron. Pero ese ‘no’ llevó al Ejecutivo a
replantear una nueva cuantía,
un 17,2 por ciento (303.949.078 euros), unos días después, el 8 de octubre.
Noviembre: el mes que cambió la historia
Si octubre marcó el primer parón en las negociaciones,
noviembre fue un mes inolvidable para el mutualismo. El día 4, el previo a que
Muface cerrase el plazo de ofertas al primer proceso licitador, los sindicatos advirtieron:
“Si no se firma la renovación del concierto habrá movilizaciones”. Una declaración que acabó convirtiéndose en realidad.
El 5 de noviembre fue un
hito para la historia de la mutualidad. Ese día Asisa, Adeslas y DKV
dejaron desierta la licitación de Muface. Algo insólito que trajo consigo un sentimiento de incertidumbre que se impregnó en todo el mutualismo.
Este ‘no’ trajo consigo varias cuestiones. Primero, el Gobierno anunció que trabajaría en un
nuevo proceso. Después, el Ministerio de Sanidad (del que no depende Muface, ya que las competencias de la mutualidad las tiene el Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública) adelantó que haría un
informe de impacto con lo que supondría traspasar a más de un millón y medio de personas al Sistema Nacional de Salud (SNS). Y un último aviso: la Dirección General de
Muface convocaba de urgencia a su Consejo General para el 7 de noviembre.
En esa reunión se habló de la Ley de Contratos del Sector Público. Muface trasladó a los sindicatos presentes en la cita que los mutualistas tendrían su
asistencia sanitaria garantizada gracias a la prórroga, una herramienta presente en la norma por la que el Gobierno obligaba a Asisa, Adeslas y DKV a seguir prestando asistencia sanitaria a los funcionarios. Pero ese es un capítulo que llegará semanas después.
Lo que sí que llegó fue la
primera movilización. El 11 de noviembre CSIF convocó a casi un millar de mutualistas frente a la sede del Ministerio de Hacienda en Madrid. Con una advertencia: si no se resolvía el acuerdo, los funcionarios irían a una huelga general.
La primera manifestación en defensa de Muface tuvo lugar el 11 de noviembre frente al Ministerio de Hacienda.
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El 18 de noviembre
llegó el informe del Ministerio de Sanidad titulado ‘Muface: del seguro privado al Sistema Nacional de Salud (SNS)’. En él, la cartera sanitaria tachaba de
“insostenible” al concierto sanitario, a la que par que explicaba cómo sería el traspaso de más de 1,5 millones de personas al sistema de sanidad pública.
Sin embargo, como prácticamente todo en esta crisis, todo dio un giro dos días después, el 20 de noviembre. Óscar López, el ministro de la Función Pública, y verdadero encargado de Muface, desoyó el documento de Sanidad y publicó una
consulta preliminar de mercado (en la que se ampliaba el concierto sanitario un año más, hasta 2027) para que las aseguradoras declarasen qué estarían dispuestas a aceptar de cara a un nuevo proceso licitador. Y les dio una fecha: el 4 de diciembre.
Óscar López, ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública.
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Entre todo, a finales de noviembre llegó una
carta de despedida. Adeslas
decía adiós al mutualismo, aunque poco después cambió el rumbo. Habrá que esperar unas semanas para descubrir el cómo y el por qué.
Diciembre: el primer gran adiós
La
incertidumbre ya reinaba en diciembre. El inicio de mes comenzó con el cierre de la consulta preliminar.
Solo Asisa y DKV se presentaron. Adeslas, por su parte, lo hizo por una vía no oficial (una carta con varios anexos) que no fue tenida en cuenta. Además, una de las compañías que sí concurrió planteó una propuesta que se tuvo en cuenta: un aumento de la prima por tramos de edad. Algo que beneficiaba a la mayoría del mutualismo, cuya media de edad se encuentra por encima de los 50 años.
Aunque no fue hasta el 14 de diciembre cuando
el nombre de Muface resonó por los altavoces ante la mirada de más de
35.000 personas. CSIF reunió a mutualistas de todas las provincias para
clamar por el fin de la crisis del mutualismo. Una unión que, según el sindicato, hizo levantar la mirada al Gobierno tres días después.
La gran manifestación de Muface convocada por CSIF el 14 de diciembre reunió a 35.000 personas.
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El 17 de diciembre el Consejo de Ministros aprobó la
segunda licitación de Muface. La prima económica ascendía hasta el 33,5 por ciento e incluía un aumento por tramos de edad. Los pliegos de este nuevo proceso, por cierto, se hicieron públicos el 23, unos días antes de que el Gobierno anunciase la
orden de continuidad (esa famosa prórroga) por la que las aseguradoras tendrían que dotar de asistencia sanitaria al mutualismo hasta finales de marzo.
Y, con el fin de año, llegaron las
despedidas. La mayor aseguradora del concierto,
Adeslas, que aglutinaba al 47 por ciento del mutualismo, se despidió de Muface aludiendo a la infrafinanciación del concierto y a las pérdidas millonarias que había tenido la compañía en los últimos años. Además, el fin de año, como ‘guinda del pastel’, acabó con el rumor de que
DKV también abandonaría. Solo era un rumor. Un eco que aún se debatía entre la verdad y la mentira.
Enero: un parón y un adiós
En enero, como cada año, dio comienzo el
periodo de permutas ordinario (que finalizó a final de mes). Con él, los mutualistas y sus beneficiarios podrían cambiarse del modelo de asistencia sanitaria al modelo de sanidad pública.
Y el día 2 llegó una nueva despedida. O, más bien, la
carta de ‘adiós’. Adeslas envió una misiva a sus mutualistas en la que explicaba las razones por las que se descolgaba de la puja del concierto.
Cuando de verdad llegó un segundo adiós fue el 9 de enero.
DKV se despidió públicamente de Muface. Después lo hizo a través de una carta a los funcionarios. Solo quedaba Asisa en la partida, que
barajaba presentarse en solitario.
La salida de dos de las tres aseguradoras provocó un giro en el Gobierno. El 10 de enero anunció un
aplazamiento en la presentación de ofertas hasta el 27 de enero. Hasta llegar a esa fecha, por cierto, se sucedió una
nueva manifestación frente a la sede de Muface en Madrid. Esta vez estaba convocada por una Plataforma de varios sindicatos que clamaban por la supervivencia del modelo de asistencia sanitaria privada. Era 22 de enero, pero a Muface aún le quedaban muchos escollos en el camino.
El 25 de enero, dos días antes de que se cerrase el proceso licitador, el Gobierno anunció que
paralizaba el proceso para hacer modificaciones en los pliegos.
Adeslas declaró que podía llegar a cambiar de opinión. Y Asisa celebró el movimiento.
Aunque el optimismo no duró mucho. La crisis ya había hecho mella en el mutualismo. CSIF anunció el 28 de enero una
huelga general en todo el país. Su promesa, por fin,
era realidad. Pero ese mismo día el Ejecutivo anunció que inyectaría 330 millones de euros más para el modelo privado de Muface. La prima pasaba hasta un 41,2 por ciento.
Adeslas y Asisa comenzaron a acercarse a la mutualidad. Y Mónica García, ministra de Sanidad,
tachó de decepcionante la nueva licitación. Todo ello un 28 de enero grabado para la historia.
Mónica García, ministra de Sanidad, durante la rueda de prensa que en la que analizó los resultados de la tercera licitación de Muface.
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Febrero: el retorno de dos aseguradoras
Febrero llegó cargado de esperanza. El 7 el Gobierno publicó los terceros pliegos del concierto, y el 12
Sanitas, Mapfre y AXA declararon que
estaban estudiando los nuevos documentos.
Seis aseguradoras (Asisa, Adeslas y DKV estaban en la puja) los analizaban.
El 13 de febrero estaba prevista la huelga general de funcionarios. Sin embargo, CSIF la desconvocó días después de conocer que el tercer proceso estaba en marcha. Lo que sí se mantuvo fue la
manifestación, de nuevo frente al Ministerio de Hacienda, convocada por el sindicato. Allí se reunieron
miles de mutualistas.
Mar Ordieres, una paciente oncológica en la sanidad privada de Muface, junto a su hija en una concentración en defensa del mutualismo el 13 de febrero.
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No acaba todo aquí. El 19 de febrero el Gobierno anunció una
modificación de la orden de prórroga. De nuevo, el periodo era de tres meses. Pero aumentaba la cuantía económica para las aseguradoras hasta los 378,9 millones de euros.
Y el 20,
Adeslas volvió a Muface. Llegó el primer paso de una aseguradora a la que, el día 26,
se unió Asisa. La mutualidad volvía a tener aseguradoras
interesadas públicamente en el nuevo concierto sanitario. Había llegado la salvación después de meses de crisis.
Marzo: un 'sí, quiero' y una desaparición anunciada
Asisa y Adeslas ya habían dado el ‘sí, quiero’. Y fueron las únicas.
Sanitas, Mapfre y AXA no presentaron ninguna oferta el 4 de marzo, cuando se cerraba el plazo de presentaciones. Tampoco lo hizo
DKV que,
como adelantó este periódico, se despedía tras casi 50 años del mutualismo administrativo.
Tampoco acaba aquí la crisis. Aún quedan días, semanas. El 19 de marzo un informe de la propia Muface paralizó el proceso. Comenzó el miedo. Un temor que, por cierto, se incrementó el 24 de marzo. Ese día la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (
Airef) publicó la primera fase de su ‘Spending Review 2022-2026’ en el que tachaba de
ineficaces a Muface y a sus ‘hermanos’ (Mugeju e Isfas). Además, el organismo proponía el trasvase de los nuevos funcionarios al SNS, así como la adscripción de estos a Muface. En otras palabras, se puso sobre la mesa la
desaparición progresiva de Muface.
Los representantes de la Airef, con su presidenta Cristina Herrero en el centro, durante la presentación de la primera fase del 'Spending Review 2022-2026'.
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Y, como todo en esta crisis, el mes acabó con un nuevo acontecimiento. El día 26 reunió a su
Consejo General y anunció, entre otros asuntos, una nueva modificación en la orden de continuidad.
Asisa, Adeslas y DKV tendría que seguir prestando sus servicios hasta el 30 de abril. Aunque, en el caso de
DKV,
como avanzó Redacción Médica, será hasta finales de mayo.
El Consejo General de Muface en su reunión del 26 de marzo.
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Abril: una batalla legal
El 1 de abril esta
prórroga se hizo realidad. Moncloa publicó en la Plataforma de Contratación del Estado los
nuevos documentos, que aumentaban el periodo hasta finales de abril y la cuantía total hasta los
505 millones de euros.
Además, Muface comenzó a explicar los siguientes pasos para los mutualistas. Con una novedad. Aquellos adscritos a
DKV que no hagan ningún cambio durante el mes de mayo, serán
enviados al INSS (servicios autonómicos de salud).
Y el 3 llegó, de nuevo,
otro obstáculo. Un colectivo médico interpuso un recurso ante la Audiencia Nacional similar al que ya había suspendido las licitaciones de los ‘hermanos’ de Muface en noviembre. Este proceso, por cierto, podría suponer un
parón en la nueva licitación.
El concierto sanitario de Muface corre peligro por un recurso interpuesta en la Audiencia Nacional.
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Tras la tempestad llegó la calma. El 5 de abril
Adeslas y Asisa se convirtieron en las adjudicatarias del nuevo contrato, valorado en más de 4.300 millones. El 14 de abril el sector asegurador confirmó
subidas en las tarifas a los centros de provisión privada (centros y hospitales) por encima del 3 por ciento. Algo por lo que ya habían clamado, entre otros, la Alianza de la Sanidad Privada Española (ASPE). Y, dos días después, estas mismas fuentes declararon que los nuevos
cuadros médicos de Asisa y Adeslas llegarían la primera quincena de mayo. Y
todos sus detalles.
La última página de este capítulo se cierra hoy con la firma del nuevo contrato. Asisa, Adeslas y el Gobierno ponen fin a siete meses de crisis en los que Muface ha estado en todos los focos. La rúbrica es la última pieza el puzzle. Un enigma al que, por cierto, ya se le ha puesto fecha límite. 2027. Los mutualistas, de hecho, ya hablan de este año como el
comienzo de una nueva crisis. Pero habrá que esperar hasta entonces para conocer el final. Mientras,
Muface pone fin a la mayor crisis de su historia.
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