Bartual critica que la sanidad pública "paga igual al facultativo que ve diez pacientes que al que ve cincuenta"

Un médico carga contra la negativa a reducir jornada: "No nos dejan irnos"
Juan Bartual, otorrinolaringólogo en Zamora.


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Juan Bartual, otorrinolaringólogo en Zamora, denuncia que la Administración Sanitaria le ha impedido reducir su jornada o acceder a un permiso sin sueldo, pese a llevar desde 2010 trabajando como especialista y haber solicitado ambas medidas legalmente con antelación, bajo el pretexto de "necesidades del servicio". En Redacción Médica, explica que su objetivo era reorganizar su vida laboral después de "llevar desde 1996 trabajando once horas diarias todos los días", y que a sus 57 años, y con cuatro hijos, buscaba dejar de trabajar por las tardes en la sanidad pública para centrarse en su consulta privada.

Su primera petición fue una reducción del 40 por ciento de su jornada ordinaria en el hospital. "Quería trabajar, por ejemplo, lunes, miércoles y viernes por la mañana y abrir la consulta privada los martes y jueves. Eso me permitía recuperar las tardes", cuenta. Pero la solicitud fue rechazada: "Me dijeron que la reducción de jornada no estaba regulada por interés particular. Es verdad que no lo está, pero en Valladolid, en Andalucía o en Madrid sí se hace. Aquí simplemente no les da la gana". Según explica, la decisión queda en manos de la gerencia y, al no ser un derecho desarrollado en la normativa autonómica, "como no está regulado, te aguantas y ya está". Una estrategia para retener a los profesionales, que, para él, es contraproducente: "Hacen lo imposible para que no te vayas, pero tampoco hacen nada para que quieras quedarte. No fidelizan, te atan".

Peticiones denegadas por "necesidades del servicio".


Tras la negativa, solicitó un permiso sin sueldo de seis meses, de julio a diciembre, para poder abrir una consulta completa y, posteriormente, pedir una excedencia en enero. La administración volvió a denegar la petición alegando "necesidades del servicio", sin especificarlas. "Lo recurrí y no contestaron. Cuando ya estaba a punto de entrar en silencio administrativo, me lo estimaron parcialmente, pero el 18 de septiembre, cuando ya no me servía para nada", revela. Solo le concedieron dos quincenas en otoño, insuficientes para poner en marcha la consulta. "Para entonces ya no podía hacer nada", lamenta.

La experiencia de una compañera le confirmó lo que podía suceder: "Una dermatóloga de Burgos había pedido permiso para asuntos particulares y dos días antes de que entrase en vigor se lo negaron también por necesidades del servicio. No tuvo más remedio que renunciar a la plaza. Yo sabía que me harían lo mismo". Por esta razón, Bartual ha decidido mantenerse en su puesto y esperar a que sus dos hijos menores terminen la carrera antes de plantearse abandonar definitivamente la sanidad pública. "La única opción que te dejan es renunciar a la plaza. No te facilitan nada para que puedas compatibilizar o probar algo fuera", asegura.

Falta de especialistas


Bartual critica especialmente el uso genérico del argumento de las necesidades del servicio: "Es una esclavitud moderna. Si lo alegan, tienen que explicar qué necesitan exactamente: cuántas consultas, cuántos quirófanos, cuántos médicos. Pero no lo hacen porque las plantillas están por debajo de lo necesario y es el comodín". Además, describe una situación similar en los hospitales comarcales de Castilla y León: "Ponferrada, Medina del Campo, Soria… están desabastecidos y, como faltan especialistas, sobrecargan a la gente para no delimitar esas necesidades". Por eso, critica que el modelo "paga igual al que ve diez pacientes que al que ve cincuenta", lo que, a su juicio, desincentiva el esfuerzo y genera desigualdades internas: "Hay un 20 por ciento de personal que no hace nada y cobra igual que el que trabaja el doble".

El especialista asegura que esta falta de personal no es exclusiva de Castilla y León. En este contexto, cita casos recientes de hospitales andaluces con servicios bajo mínimos o con médicos extranjeros sin homologación completa que no pueden operar. A ello suma la salida de profesionales jóvenes al extranjero: "Los chavales se van a Francia, Alemania o Suiza porque cobran el triple. Mi hija, que es R2 de Traumatología, ya está mirando Suiza". También señala que muchos extracomunitarios, formados en España, regresan a sus países porque "allí cobran más que aquí".

Un problema salarial y estructural


Para Bartual, el problema de fondo es salarial y estructural: "Si en la privada trabajando doce horas semanales gano 50.000 euros y en la pública gano 63.000 trabajando 36 horas, es normal que no quiera q aquí al 100 por cien". Pese a su larga trayectoria, tampoco su antigüedad ha sido un argumento válido para que le concedieran una reducción de jornada: "Llevo aquí desde 2010 y no me la dan porque falte personal en otorrino, sino porque si me la dan a mí tienen que dársela al resto. En cuanto abran la veda, sería una desbandada". Aun así, subraya que no renuncia ahora a su plaza por razones familiares: "Tengo dos hijos en la universidad. Si me pongo enfermo y no puedo trabajar en la privada, no cobro nada. No puedo arriesgarme".

Bartual recuerda el enorme esfuerzo que le costó conseguir la plaza fija: Tardé diez años y tengo 75 contratos en dos años del Servicio Anadaluz de Salud (SAS), una barbaridad. Por eso te da más rabia que, cuando pides una reducción razonable, la única respuesta sea no". Motivo por el que considera que la administración mantiene aún la mentalidad de hace quince años: "Cuando decían que si no te gustaba había veinte como tú en la calle, pero ya no los hay. No hay personal". Sobre posibles cambios, propone regular las reducciones de jornada por interés particular en Castilla y León, mejorar las condiciones salariales para evitar la fuga a la privada y, en general, reformar el modelo organizativo: "Mientras se pague igual trabajes o no trabajes, esto no va a funcionar".
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