La Conselleria de Sanidad parece haber cogido carrerilla hacia la reversión del Hospital de La Ribera. El problema es que corre con los ojos vendados y por un camino lleno de obstáculos, que no se ha preocupado en estudiar para evitar caídas. Con el agravante de que cada golpe, cada fracaso, afectará gravemente a la salud de los habitantes de La Ribera.

Muchos son ya conscientes en Sanidad -y en el departamento de La Ribera- de que asumir la gestión de este área de salud, actualmente en manos de la concesionaria Ribera Salud, no va a ser ni tan sencillo, ni tan económico, ni tan eficiente, ni tan beneficioso para los ciudadanos. Y si llega a su-ceder, los vecinos de La Ribera sin duda saldrán perdiendo. Porque a la gente lo que le importa es que le hagan una prueba cuando lo necesita, ya sea por la mañana o por la tarde, no aguantar largas listas de espera para ver al especialista o ser intervenido y, por supuesto, que la atención sea pública, gratuita y universal; les da igual quién gestione los turnos o cómo se organicen los quirófanos.

Sin embargo, en la organización radica el principio y el fin de un problema que ha generado la con-sejera Carmen Montón sin necesidad: la reversión. Hace más de dos años que el Gobierno del que forma parte decidió acabar con el modelo Alzira en La Ribera. ¿Y qué han hecho hasta ahora? ¿Cómo han planificado el paso a la gestión directa pública? De ninguna manera. Tres comisionados han pasado ya por La Ribera y se han rendido ante la evidencia de una incompetencia supina por parte del equipo de la consellera. Y hasta la fecha, sólo tenemos claro que primero íbamos a ser “indefinidos no fijos” y ahora “personal a extinguir”. No sé qué suena peor, la verdad.

Nadie sabe nada de la organización del trabajo de los profesionales, que repercutirá en la atención que se prestará a los ciudadanos a partir del 1 de abril de 2018. A menos de cinco meses del cambio de modelo, ni una sola persona en el departamento de salud conoce los planes y el modelo de orga-nización de la Consellera a corto y medio plazo. Menos aún, a largo plazo. Los anunciados grupos de trabajo no trabajan. Como siempre, se siguen tomando decisiones con respecto a la reversión a golpe de improvisación.

Y con la salud de los ciudadanos, señora Montón, no se improvisa.
La salud de los ciudadanos, consellera, no se pasea por los municipios. Se planifica.

Aseguran que mantendrán todas las especialidades, pero quienes conocemos desde dentro la organi-zación sanitaria en esta Comunidad sabemos que el Hospital de La Ribera no tendría la cartera de servicios que tiene si la gestión hubiera sido hasta ahora directa de la Conselleria. Como mucho, sería un hospital comarcal al estilo de Xàtiva o Gandía hace 20 años. Porque no viene mal recordar a estas alturas que el Hospital de La Ribera, por ejemplo, fue el primero en facilitar habitaciones individuales a sus pacientes y aún hoy es el único de su tamaño en ofrecer a los pacientes de su área intervenciones de especialidades que habitualmente se ofertan sólo en hospitales de referencia. Me refiero a cirugía cardíaca, torácica, maxilofacial o plástica, así como tratamiento oncológico, radio-terapia y una Unidad de Mama que es referente en todo el mundo.

La profesionalidad del personal del Hospital de La Ribera está fuera de toda duda y será precisa-mente su compromiso, tesón y dedicación lo que permita que el departamento siga funcionando el 1 de abril, aunque se perpetre el “alziracidio”. Pero, ¿qué pasará una semana después? ¿Y un mes después? Sin una organización y una planificación adecuada, serán muchos los profesionales que abandonen el barco, si es que no les sustituyen antes por “familiares y amigos”. Y es que toda cultura, incluida la del trabajo, se diluye como un azucarillo ante un ambiente decadente.

Jugarse la atención sanitaria de 250.000 ciudadanos de La Ribera a un año y medio de las elecciones, después de dos años de improvisación y nula planificación tras el anuncio de la reversión puede costarle muy caro electoralmente a los partidos que forman parte del pacto del Botánic. Más aún cuando cada vez son más las voces que, incluso desde dentro, reconocen que a día de hoy no están preparados para asumir la gestión del departamento de salud de La Ribera y seguir prestando un servicio de calidad a sus vecinos.

Sea sensata, consellera, y recapacite. Los vecinos de La Ribera no quieren que se improvise con su salud. Haga un ejercicio de responsabilidad. Todo el mundo puede equivocarse. Y usted no es una excepción.

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