Contribuirá a garantizar la equidad en el acceso al mejor tratamiento posible



30 nov. 2015 17:40H
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Redacción. Bilbao
La Consejería de Salud ha puesto en marcha un protocolo de tratamiento del infarto agudo de miocardio (IAM) con elevación del segmento ST cuyo principal objetivo es reducir los tiempos de actuación y en consecuencia disminuir la morbimortalidad y mejorar su expectativa de vida.

Jon Darpón.

Por primera vez, se define en un único documento la actuación coordinada de todos los recursos existentes en País Vasco implicados en la atención de esta dolencia y establece "de forma clara" la vía clínica, indicaciones y procedimientos de actuación, ha informado el Ejecutivo.

De esta forma, hospitales de distintos niveles de tecnología estarán conectados por un sistema de atención prehospitalaria y transporte, articulados para proporcionar un cuidado óptimo minimizando los retrasos para conseguir el mejor resultado clínico.

El consejero de Salud, Jon Darpón, lo ha anunciado este lunes en rueda de prensa en la que ha estado acompañado de José Ramón Rumoroso, jefe de Sección de Cardiología y Hemodinámica del Hospital Galdakao-Usansolo; Ángel Loma-Osorio, cardiólogo de la Unidad de Cardiopatías Agudas del Hospital Universitario de Álava; y Miren Tellería, cardióloga de la Unidad de Hemodinámica del Hospital Universitario Donostia, pertenecientes a la Red asistencial vasca, Bihotzez para la atención al infarto, y participantes en la elaboración del protocolo.

El consejero de Salud ha explicado que se trata de un protocolo integrado y único de actuación para toda Euskadi, basado en la coordinación de todos los recursos, en las guías de práctica clínica y en la evidencia científica que constata que reduciendo los tiempos en la aplicación del tratamiento se obtienen mayores índices de supervivencia y menos complicaciones para el paciente.

En palabras del consejero, este nuevo protocolo, alineado con los objetivos estratégicos del Departamento de Salud y Osakidetza, pretende la coordinación entre todos los agentes implicados en la cadena de atención para acortar el tiempo de aplicación del tratamiento lo que reducirá el riesgo de muerte y el tamaño del infarto. Además contribuirá a garantizar la equidad en el acceso al mejor tratamiento posible y evitará la variabilidad de la práctica. "Sin duda mejorará los resultados en términos de mortalidad", ha destacado.
 
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