El internista y docente José Curbelo aconseja combinar descanso, ejercicio y test para llegar con solidez a la prueba

El internista y docente José Curbelo aconseja combinar descanso, ejercicio y test diarios para llegar con solidez al examen MIR del 24 de enero.
Jose Curbelo, médico internista y docente.


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A falta de tres meses exactos para el examen MIR 2026, que se celebrará el próximo 24 de enero, miles de médicos viven ya los días más intensos de su preparación. Con el temario prácticamente cerrado y los simulacros acumulándose semana a semana, el reto ahora no pasa tanto por estudiar más, sino por mantener el equilibrio y afinar la estrategia. Así lo resume el médico internista y docente José Curbelo, una de las voces más escuchadas entre los aspirantes, que insiste a preguntas de Redacción Médica en que “la prioridad número uno es el autocuidado. Para no romperse”.

Curbelo advierte contra la tentación de los “atajos” o los “atracones” de estudio de última hora. “Aún queda mucha carrera”, recuerda. Su receta pasa por centrarse en aquello que realmente consolida el conocimiento: “De todas las tareas que tienen por hacer, que elijan aquellas que impliquen su esfuerzo. Es lo que más conocimiento da: estudio autónomo y test. Test, test, test”.

En esta etapa, aconseja no repetir el esquema de estudio de la vuelta anterior. “Merece la pena no estudiar exactamente igual que la vuelta previa”, apunta. En su lugar, propone empezar por los temas que quedaron más flojos, revisar los errores de los últimos meses y profundizar en los puntos donde se ha fallado. La clave, insiste, está en identificar debilidades y transformarlas en oportunidades de mejora.

Equilibrio entre estudio y descanso


Para Curbelo, el rendimiento no depende solo de las horas invertidas, sino de cómo se gestionan. “Sobre todo si empezaste en junio o incluso antes, es fundamental el descanso nocturno de ocho horas”, subraya. A ello añade la importancia de los descansos diarios intercalados y la actividad física, que, según explica, “mejora lo anímico y ayuda a que el cerebro procese mejor”.


Su recomendación concreta es mantener una rutina de seis a ocho horas de estudio diario y dedicar al menos dos horas a realizar test. El sábado debe reservarse para el simulacro, que ha de corregirse “lo antes posible, incluso ese mismo día. No arrastrarlo durante la semana. Ver directamente las falladas y empezar la semana de cero”.

Los simulacros, piedra angular de la preparación del MIR


Si algo repite Curbelo es la palabra “test”. A su juicio, se trata del instrumento más eficaz para medir el progreso real y acostumbrar la mente al formato del examen. “Están las clases, los manuales, las tarjetas Anki... Pero cualquiera que vea el último MIR, que fue tan difícil, sabe que eso no está en un manual ni en una tarjeta”, explica. Por eso, anima a “bajar al barro de las preguntas test y poner a prueba el conocimiento. Y hacerlo a diario”.

Cómo gestionar la ansiedad ante el examen MIR


La cercanía del examen trae consigo otro enemigo: la ansiedad. “Respetar los descansos y mantener actividad física ayuda mucho”, asegura. Pero hay algo más: salir de la burbuja del MIR. Curbelo recomienda “conectar con la realidad del mundo, con problemas reales”, porque eso ayuda a “gestionar un poquito mejor las netas del sábado”.

Reconoce que cuando las puntuaciones no mejoran, “empiezan las prisas y el agobio. Y estudiar agobiado es muy difícil: las cosas no se fijan, no memorizas bien. Es un círculo vicioso tóxico”. Para romperlo, propone marcarse pequeños objetivos diarios, mantener el ejercicio y conservar espacios de vida “real”, más allá de la oposición. “Eso permite evadirse un poco y no obsesionarse con los resultados a corto plazo. Hay que poner la mirada larga porque queda mucho partido”, afirma.

Los errores más frecuentes del MIR


Según su experiencia, los fallos más habituales en esta fase final son los que nacen del exceso. “Reducir los descansos, dormir poco, estudiar más de la cuenta (infructuosamente) y creer que leer el manual por octava vez es más útil que hacer preguntas”, enumera. También es común, dice, dejar de lado los test por miedo a equivocarse. “Es un error frecuente, humano, para no enfrentarse al fracaso. Pero en cada pregunta no ganas ni pierdes, aprendes. Y siempre que aprendes: ¡ganas!”.

Con tono sereno, Curbelo recuerda que el MIR no se gana en un sprint, sino en una carrera de fondo. A tres meses de la cita, su consejo suena casi a mantra: descansar, practicar test y mantener perspectiva. Porque, como repite con convicción, “la prioridad número uno es el autocuidado. Para no romper”.
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