Jorge Valentín, farmacéutico
Los
farmacéuticos que trabajan en Oficinas de Farmacia son, muchas veces, los primeros que están ahí para resolver las dudas en materia de sanidad de los pacientes, con los que se va generando un vínculo a lo largo de los años.
Jorge Valentín lleva trabajando en este puesto durante varios años y afirma que muchos clientes y pacientes consideran que
"la farmacia es la primera barrera del sistema sanitario, por la cercanía, por la inmediatez y por incluso la confianza que puedan tener con nosotros".
“Muchos pacientes
nos conocen mucho más tanto en lo profesional como en lo personal, a nosotros, que estamos detrás del mostrador, que a su médico de cabecera", explica Valentín. Por lo general, el farmacéutico siente que la tónica general es que el público les considera "bastante importantes en la cadena sanitaria en España" y una "cabeza referente a nivel de conocimiento y de profesionalidad sanitaria". Aunque esto contrasta con algunos casos puntuales: “Hay otra mucha gente, que a lo mejor es usuaria mucho más casual, que
sí que pueda considerar que somos simplemente vendedores”, cuenta el entrevistado.
El farmacéutico también señala un matiz importante en la percepción del público que, a su juicio, se debe intentar cambiar: la mayor confianza depositada en farmacéuticos o farmacéuticas adjuntas
frente a los auxiliares o técnicos de farmacia. Valentín insiste en que "si son buenos trabajadores, van a saber atenderte en la
farmacia tan bien como nosotros, igual, al menos", ya que todos están sujetos a la misma formación continuada, expone.
Las presiones comerciales en las farmacias
En el ámbito de la ética profesional, Jorge Valentín reconoce que
existe una presión comercial en el sector que puede entrar en conflicto con la labor sanitaria. Si bien considera que no es tan intensa como la que se da con los visitadores médicos de la sanidad pública, afirma que "sí que existe una presión comercial que puede chocar con la ética profesional, tanto de los empleados de los laboratorios como incluso de tus jefes". Esta presión, explica, busca que los empleados
vendan de forma preferente determinados
productos debido a caducidades cercanas o a intereses económicos ligados a los pedidos.
A pesar de reconocer la existencia de esta dinámica, el farmacéutico indica que en su experiencia personal no se siente cohibido totalmente, pues suele haber
"bastante libertad de decisión" para que el personal siga su
criterio sanitario y recomiende lo que el paciente realmente necesite. Valentín asegura que, ante situaciones claramente problemáticas en este aspecto,
él siempre sigue su criterio profesional y que nunca le han “castigado” por ello: “Sería muy ingenuo decir que esto no existe para nada en el sector porque no es verdad", concluye.
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