El objetivo es armonizar los exámenes de acceso a la universidad dentro de la dificultad para conseguirlo

Los futuros médicos tendrán que esforzase igual en la PAU en todas las CCAA
Aula de examinación durante la PAU.


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La próxima generación de alumnos del grado en Medicina empieza a prepararse para la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU). Eso sí, no son los únicos que trabajan con la vista puesta en dicho examen. Las comisiones de docentes universitarios y de bachillerato creadas por las comunidades autónomas para la elaboración del ejercicio tampoco cesan en sus labores. Una serie de agrupaciones que utilizan como base los criterios técnicos propuestos por la Conferencia de Rectores de España (CRUE), con la misión de alcanzar un cuestionario más homogéneo en todo el país. A su vez, la dificultad también se pretende que la misma para el conjunto del alumnado.

Así, la organización rectoral establece una estructura básica por materia en la que deben apoyarse los elaboradores del examen de cada región. Así, en el examen de Inglés, la CRUE señala que tendrá que incluir una parte de comprensión del texto, con preguntas abiertas, cerradas y semiabiertas, además de una redacción sobre los temas presentados, un diálogo, la escritura de una situación descrita y una cuestión centrada en el reportorio lingüístico. El modelo de prueba de Historia de España cuenta con el análisis de un documento histórico y preguntas de desarrollo. En Lengua Castellana y Literatura, la entidad propone un texto con tareas en torno a su comprensión, un ejercicio de sintaxis y una batería de preguntas entorno a un escrito.

A su vez, fija los bloques de saberes que tienen que preparar los estudiantes y los criterios de corrección para la PAU. Por ejemplo, las faltas de ortografía y de expresión pueden restar hasta dos puntos en Lengua Castellana y Literatura y uno en Historia de España.


La PAU 2026 será más competencial que la última celebrada



Estos requisitos marcados por la CRUE también apuntan a un examen más competencial y menos centrado en contenidos teóricos. Es más, la aplicación de conocimientos se eleva en la mayoría de asignaturas. En concreto, alcanza el 50 por ciento de las preguntas en Historia de España -con la posibilidad de alcanzar la totalidad de la prueba-, mientras que en Lengua Castellana y Literatura, Historia de la Filosofía y Alemán se queda en un 70 por ciento. Más baja es en Matemáticas, donde se sitúa entre el 25 y el 40 por ciento.


Complicaciones para alcanzar un examen idéntico en todo el país


Pese a todo, las directrices de la entidad de rectores no dejan de ser unas pautas a tener en cuenta, por lo que su cumplimiento por las comunidades autónomas no es obligatorio. De ahí que todas las regiones conserven un margen de autonomía en la elaboración de las pruebas. Motivo por el que las pruebas se pueden parecer, pero nunca ser idénticas.

En este sentido, la Comunidad de Madrid restará un 0,1 por falta de ortografía y no un 0,25. Por su parte, Andalucía no contabilizará errores gramaticales repetidos si el candidato supera los dos puntos de penalización.

Y es que, pese a que se puede armonizar el ejercicio en todo el país, contar con la misma prueba es prácticamente imposible. Esto se debe a que el Ministerio de Educación establece unas enseñanzas mínimas, equivalentes al 50 por ciento del tiempo en el aula, pero las comunidades autónomas completan la otra mitad, lo que hace que los contenidos varíen entre territorios y, por ende, la propia PAU.

Hay que destacar que las regiones gobernadas por el PP intentaron elaborar un examen único para sus alumnos, meta que se ha diluido con el paso del tiempo por la citada diversidad de contenidos entre las regiones. Bajo su perspectiva, esta iniciativa tenía lógica, ya que tan solo existe un distrito universitario en España, lo que permite a los alumnos que han llevado a cabo la PAU en una comunidad autónoma determinada matricularse en una universidad de una distinta.
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