La sanidad española ha superado en el último trimestre del año 2017 la cifra de un millón de empleos directos, el 5,7 por ciento del total de la población activa española. De ellos, cerca del 70 por ciento son empleados del sector público, cuya remuneración asciende a más de 30.000 millones de euros, el 45 por ciento del gasto sanitario público.  Son profesionales, todos ellos, extraordinariamente bien formados, y que a pesar de trabajar con condiciones laborales muy exigentes (en cuanto a su retribución, temporalidad, acceso a formación, …), mantienen una calidad del servicio a la altura de los mejores países desarrollados.


La sanidad española ha superado en el último trimestre del año 2017 la cifra de un millón de empleos directos


Este importante acervo o capital intangible del Sistema Nacional de Salud (SNS) no está exento de problemas (actuales) y de desafíos (futuros). Muchos de ellos han estado presentes desde los orígenes  del SNS. Otros son consecuencia de la crisis económica y las políticas de austeridad. Y otros más vendrán derivados de los cambios sociales, demográficos, tecnológicos y profesionales que se observarán en los próximos años.

Uno de ellos, sin duda, lo constituye la propia demografía de la profesión sanitaria. Un 28 por ciento de los empleados actuales tienen más de 55 años, y más del 10 por ciento son mayores de 60 años. Ello quiere decir que sólo en los próximos cinco años se jubilarán cerca de 60.000 trabajadores. Este importante recambio generacional, además de suponer un enorme reto de planificación de recursos a corto plazo, ofrece también la oportunidad de revisar en profundidad el marco legal, organizativo, funcional y formativo de los profesionales sanitarios en España.

Esa es precisamente la intención de la proposición no de ley del Grupo Socialista del Congreso de los Diputados que la Comisión de Sanidad, Consumo y Bienestar Social aprobó por unanimidad hace una semana.

Una iniciativa para abordar toda la problemática de las profesiones y el empleo sanitarios, con vista larga y perspectiva amplia. Para ello se inicia solicitando un “Informe de análisis y propuestas para una gestión de profesionales acorde a los retos actuales y futuros del Sistema Nacional de Salud” que ha de estar concluido en el plazo de diez meses. El informe será encargado a tres expertos acordados por los grupos parlamentarios en el seno de la Comisión, y que será consultado con las organizaciones profesionales, académicas, sindicales y científicas. Tras su debate en los órganos de gobierno y participación del Consejo Interterritorial, será el Congreso de los Diputados donde se buscará el acuerdo entre las fuerzas políticas con el fin de contar con una hoja de ruta compartida y estable.

Este proceso de análisis, primero, y de debate, negociación y acuerdo, después, ha de concluir con soluciones eficaces, integrales y coherentes entre sí, y entre la situación de hoy y las necesidades de mañana. Soluciones para luchar contra la precariedad laboral y la temporalidad; para hacer frente al envejecimiento de las plantillas y a la inminente sustitución de profesionales y encontrar fórmulas de jubilación flexibles. Porque no es justo ni eficiente, además, formar profesionales de alta cualificación que terminan engrosando por largos periodos de tiempo listas de empleo temporal, creando una doble liga: los profesionales con plaza y quienes rotan indefinidamente cubriendo vacaciones y bajas.

Debemos lograr una formación continuada independiente de intereses particulares, que facilite la actualización, desarrollo y reconocimiento de competencias de todas las profesiones. Encontrar medidas que hagan compatible el desarrollo del conocimiento y la especialización, con la continuidad de cuidados y la coordinación entre especialistas y profesiones sanitarias. Aprovechar las oportunidades que brinda la digitalización de la salud y la sociedad del conocimiento con el fin de eliminar tareas rutinarias y mejorar la productividad y valor del trabajo profesional.  En definitiva,  lograr una sanidad pública más eficiente con una mejor organización del trabajo, que además mejore la motivación de sus profesionales.

El anterior gobierno que tanto predicaba voluntad de diálogo y necesidad de pactos no hizo absolutamente nada para buscarlos. Ahora que reiniciamos legislatura con un nuevo gobierno, el PSOE propone caminar la senda del debate y la negociación sobre los grandes problemas de la sanidad, y la situación de los profesionales sanitarios, es quizás el más urgente e  importante.





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