Basta poner un pie en cualquier centro sanitario para comprobar la importancia que tiene la tecnología sanitaria en su funcionamiento y la prestación sanitaria de calidad que se realiza en ellos. Todos los días el sector de tecnología sanitaria hace posible que millones de pacientes puedan disponer de tecnologías diagnósticas y terapéuticas innovadoras para que puedan vivir y convivir con sus enfermedades con la mayor calidad de vida posible.
En los últimos años, el sector de Tecnología Sanitaria se ha enfrentado a momentos duros y complejos: pandemia de Covid-19, la borrasca “Filomena”, la crisis de suministros, aumento de inflación, etc. El apagón general vivido en toda la península el pasado lunes 28 de abril fue un nuevo reto a sumar en este ‘histórico’, siendo esta jornada especialmente complicada de abordar para nuestras compañías.
Las complicaciones vinieron derivadas, en primer lugar, de la imposibilidad de mantener las comunicaciones con los profesionales sanitarios, con los gestores sanitarios y los pacientes para saber cómo se encontraban y sus necesidades. Asimismo, las empresas tampoco se podían comunicar con sus equipos para poder planificar la actividad. A lo anterior se sumaba el agotamiento de los depósitos de combustible de nuestros equipos, sin poder repostar ni cargar las baterías.
Como es lógico, para optimizar el suministro eléctrico de los generadores de los hospitales, hubo equipos médicos (no de soporte vital) que fueron apagados (como TACs, resonancias magnéticas...) para reducir el consumo eléctrico y poder dedicar el suministro eléctrico disponible a atender la actividad urgente y el funcionamiento normal de los hospitales.
Desde el sector de Tecnología Sanitaria queremos reconocer la labor de profesionales y gestores sanitarios, quienes estuvieron a la altura (como siempre). Una nueva muestra de profesionalidad y capacidad que debe hacer que los ciudadanos los valoremos todavía más.
Pero es igual importante poner en valor públicamente a las empresas del sector de tecnología sanitaria que a lo largo de toda la jornada dieron una vez más lo mejor de sí y evitaron graves problemas y riesgos para la salud de los pacientes. A medida que se fue recuperando el suministro eléctrico el mismo día 28, sus equipos de asistencia técnica trabajaron hasta altas horas de la madrugada para poner en marcha de nuevo los equipos y estuvieran nuevamente disponibles y perfectamente calibrados. También hay que reconocer la labor de empresas que atienden a millones de personas en los domicilios llevándoles oxígeno y la tecnología sanitaria que les permite vivir (equipos de ventilación mecánica, oxigenoterapia, diálisis domiciliaria…).
Muchas gracias por hacer, una vez más, todo lo posible y también lo imposible por los pacientes; por dar lo mejor para proteger su salud y cuidarles. Y, sobre todo, cumplir con el propósito que nos guía sea cual sea la circunstancia: cuidar la salud de las personas con la tecnología sanitaria de mayor calidad.