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14 oct. 2014 20:02H
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La historiografía de la presencia de la mujer en la Medicina occidental contemporánea se dibuja con claridad a partir de la referencia de los galardones que, desde finales del siglo XIX, entrega cada año el Instituto Karolinska de Estocolmo y que se conocen en todo el mundo como los Nobel de Fisiología o Medicina.

La concesión de la distinción, este año, a una pareja de estudiosos de la Psicología en su vertiente neurofisiológica, el matrimonio noruego formado por May-Britt y Edvard Moser (que han descrito la zona del cerebro responsable de la orientación espacial), suma la undécima mujer ganadora de tan prestigioso premio (el resto ha sido concedido a varones y, en los casos de los Nobel ganados por féminas, tan solo uno ha sido otorgado en exclusiva a una mujer –en los otros diez casos lo han compartido con uno o dos compañeros masculinos–: la estadounidense Barbara McClintock, en 1983, por su descubrimiento de los elementos genéticos dotados de movilidad).

Este recuento evidencia la marginación de la mujer en el ámbito médico-científico a lo largo del siglo XX. Pero, al mismo tiempo, refleja el cambio social y cultural de su último cuarto y de lo que llevamos del XXI.

Así, la primera mujer en lograr el premio que otorga la Fundación Nobel en el área de la Medicina, Gerty Theresa Cori, lo obtuvo en cooperación con su marido, Carl F. Cori, en 1947 (si no les suenan, pregunten a los estudiantes de 2º de Bachiller que se preparan cada año la selectividad por  el ciclo que lleva por nombre este ilustre apellido).

Pasaron 30 años hasta que otra fémina, la norteamericana Rosalyn Yallow, logró la misma recompensa en 1977. Tanto los Cori como Yallow sentaron las bases de la bioquímica moderna y transformaron con ellas el conocimiento de la fisiopatología humana (De Pablo Dávila, Flora; Suárez González, Teresa: “La excelencia científica en pareja: tanto monta-monta tanto”en Encuentros Multidisciplinares, Nº 47, Volumen XVI, mayo-agosto de 2014).

En los años 80 y 90, y, ante todo, en los 2000, aparece un goteo paulatino de las demás fisiólogas Nobel de Medicina: Rita Levi-Montalcini (1986); Gertrude B. Elion (1988); Christiane Nüsslein-Volhard (1995); Linda B. Buck (2004); Françoise Barré-Sinoussi (2008); Elizabeth Blackburn (2009); y Carol W. Greider (2009).

Como datos adicionales, merece la pena precisar que la mayoría poseía nacionalidad estadounidense salvo la italiana Levi-Montalcini, la alemana Nüsslein-Volhard, la francesa Barré-Sinoussi y la australiana Blackburn. Y, asimismo, que los Moser forman el quinto matrimonio en conseguir el premio (el primero correspondió a la pareja de físicos Curie, y ella se erigió como la primera dama en obtenerlo en 1903).

Por lo tanto, la lógica apunta a que, en adelante, sean muchas más las médicas e investigadoras laureadas con la máxima prebenda científica, e incluso a que la cooperación entre hombres y mujeres marque una era más igualitaria, justa, productiva y eficiente.

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