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29 dic. 2013 13:21H
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La salud ha sido la gran damnificada de la crisis según el diario El País, que hace un repaso del último lustro en España a nivel social. El reportaje que abre su suplemento Domingo, firmado al alimón por María R. Sahuquillo, Juan Antonio Aunión y Amanda Mars relaciona  el aumento en el consumo de ansiolíticos (un 8 por ciento desde 2008, más que los países de nuestro entorno en el mismo periodo) y en el número de consultas en atención primaria por depresión, ansiedad, trastornos psicosomáticos y alcoholismo, con todo lo sucedido tras la caída de Lehman Brothers hace cinco años.

No solo eso, sino que la calidad alimentaria también ha descendido: se consume menos aceite de oliva, fruta y pescado, y se toman más precocinados y bollería industrial. Otro síntoma es que la afluencia a locales de comida rápida ha bajado la mitad de lo que lo ha hecho a otros restaurantes. Una bomba de relojería para la obesidad y la diabetes, que han aumentado un 1 por ciento entre 2009 y 2011.

Por si fuera poco, los presupuestos de sanidad de Gobierno y comunidades se han reducido cerca de un 11 por ciento desde 2010 hasta 2013, lo que equivale a un recorte de 160 euros por habitante y año. Hay 18.500 profesionales sanitarios menos trabajando que hace dos años, las listas de espera se han incrementado un 6,4 por ciento de junio de 2011 a enero de 2013, y el número de camas por cada mil habitantes ha disminuido (de 3,29 en 2007 a 3,22 en 2011).

El reportaje, titulado ‘2008-2013: Balance de daños’, no trata exclusivamente del deterioro de la salud. No obstante, esta ocupa un lugar central y, aunque la directora general de Salud Pública, Mercedes Vinuesa, dice en el mismo texto que “no hay datos fechacientes de que la crisis impacte en la salud”, los proporcionados por los autores parecen indicar que algo está pasando.


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