El conteo de los indígenas jamás fue una tarea sencilla.
Cuando a un español se le asignó dicha tarea, su reacción fue la de levantar sus manos al cielo y exclamar con desesperación “hay infinitos miles”

A.W. Crosby.

“…la mortalidad entre los indígenas fue enorme, terminándose casi completamente la población de ellos…se calcula que las dos últimas epidemias produjeron una mortalidad del 90 al 95 por ciento”
Andrés Soriano en “La medicina en el Nuevo Reino de Granada durante la conquista y la colonia”

Los primeros casos de covid-19 llegan a América en febrero y marzo 2020, en pasajeros de aviones procedentes principalmente de Europa: España, Italia

La Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca que los pueblos indígenas de América son los que se encuentran en una situación de mayor alarma ante la pandemia del covid-19. La Organización Panamericana de Salud (OPS) señala que esta pandemia supone un riesgo para la salud de los indígenas, pues viven en pueblos aislados adonde la precaria sanidad de los países ni remotamente llega.

La revista PLos Neglected Tropical Diseases, comenta como esta pandemia de covid-19, al igual que otras habidas desde la colonización europea, resulta más peligrosa para los nativos americoindios.

América es un continente que diferentes estudios mantienen que sus primeros pobladores, los que llegaron procedentes de Asia hace varios miles de años, eran sanos, pues fueron capaces de superar todas las dificultades geográficas y de cambio de ecosistemas en sus continuos desplazamientos.

La expansión europea en América fue la que supuso en toda la historia de la humanidad el más rápido y violento intercambio de poblaciones, plantas, animales y … pestes. Hay constancia que posterior a la llegada de los europeos a América las enfermedades se expandieron sobre sus habitantes. En algunas zonas las enfermedades aparecieron antes del primer contacto con los conquistadores, se explica por las transferencias terrestres, pues el contacto de los diferentes grupos indígenas facilitado por las extensas y amplias rutas de comunicación que poseían, facilitaba el contagio entre ellos.

América, 'suelo virgen de epidemias'


Se argumenta que las enfermedades provenientes de Europa y más tarde de África dañaron duramente a la población, al ser América un 'suelo virgen de epidemias'. Esto no significa que en América no hubiera enfermedades, pero no eran de tal magnitud ni ocasionaban esos niveles de mortandad. En esta situación en la que la población no había desarrollado ninguna inmunidad, los virus se propagaron amplia y rápidamente, provocando una importante e impactante reducción de la población indígena, frente a los conquistadores que ante muchas de esas enfermedades ni se perturbaban pues durante siglos las habían padecido y habían desarrollado inmunidad. Además, esta falta de defensas de los indígenas americanos se explica por la separación e incomunicación del continente americano con los demás durante siglos.

Como decíamos, con la llegada de los europeos llegaron también animales que incrementaron las pestes. Mientras América poseía animales nativos, sobre todo los domésticos (llamas, vicuñas, cuises etc), que no tenían parasitismo trasmisible a humanos, los conquistadores ingresaron animales que causaron impacto en la población, pues además de traer gran cantidad de enfermedades trasmisibles a los indígenas se les impuso el modelo europeo de domesticación, con mayor proximidad y contacto entre humanos y animales, facilitando asi el incremento de las enfermedades.

Y a América los conquistadores llevaron enfermedades como la viruela, sarampión, cólera, paperas, malaria, fiebre amarilla, tifus, varicela, tuberculosis…y con estas pandemias la hambruna, la disminución de la producción, crisis política, fragmentación social, cese de la actividad económica, disminución de reproducción… provocando entre un 90 a 95 por ciento de muertes en la población indígena.

Consens, arqueólogo uruguayo, en su intensa y aclaradora obra 'Extinción de los indígenas en el Rio de la Plata' acepta que, en las poblaciones indígenas al momento del contacto con los conquistadores, la relación entre quienes murieron y quienes sobrevivieron era de 20 a 1. También tenemos la información de Smith, que señala que entre 1520 a 1571 en la sierra de Perú había 1 indígena superviviente por cada 3,4 muertes y en la costa uno por cada 58 fallecidos.

Y entre los que sobrevivieron a las pestes traídas por los conquistadores la vida quedó afectada: consecuencias físicas, estrés, depresión, ansiedad, miedo por síntomas y enfermedades que nunca antes habían visto. Pero quedaron también afectadas sus creencias religiosas: ellos que consideraban que la enfermedad surgía por seres sobrenaturales como el demonio o espíritus malignos se encuentran ante enfermedades que solo los mata a ellos y no afecta a los españoles, por lo que comienzan, como Hemming nos explica, a considerarlas como algo sobrenatural que el Dios que veneraban los conquistadores “demostraba un poder superior” al suyo.

No obstante, los indígenas reaccionaron ante este aumento de muertes buscando soluciones de diferentes formas: en Brasil ante la viruela surge A Santidade, desde Perú a La Paz el Taki Unquy, en Paraguay la Yvymarae´ÿ, con marcado carácter religioso, ideológico e incluso político. También es reconocido el sistema sanitario andino peruano-boliviano con conocimientos empíricos y religiosos, con personal de salud: chamanes y comunitarios y con componentes de su ecosistema: alimentación, medicinas, agua, plantas, vivienda…medicinas y hierbas que son hasta la actualidad utilizadas.
Y lo peor para la población indígena fue que el contagio de enfermedades no se dio solo a la llegada de los conquistadores, sino que persistieron durante cinco siglos…y continúa.

En la actualidad la situación es otra: en la pandemia del covid-19 la OPS señala que los pueblos indígenas presentan diferentes factores de riesgo que aumentan su vulnerabilidad: alta tasa de enfermedades de base como la tuberculosis, alta densidad en las poblaciones aisladas, dieta dependiente de la caza y la pesca que hace el confinamiento muy difícil, movimientos por territorios transnacionales que aumentan el riesgo de exposición/transmisión, actividades ilegales y clandestinas de tala de árboles y minera cerca de las aldeas indígenas, desplazamientos de los indígenas en búsqueda de apoyo social y sanitario. Todo esto ha facilitado que el covid-19 se propague por los pueblos indígenas americanos, sobre todo entre los amazónicos.

Durante la primera fase del coronavirus el desamparo en el que se encontraban las comunidades indígenas llevaba a plantearse la posibilidad de etnocidio. En varios países como Bolivia, en donde los registros no reflejan la verdadera magnitud del covid-19, esta pandemia puso de manifiesto el abandono en que se encuentran las comunidades indígenas y esta situación lleva a ese alto riesgo de etnocidio.

Desde junio la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) denuncian la situación de alarma por los contagios y fallecimientos entre la población indígena de la Amazonia por esta pandemia de covid-19. Aunque no hay muchos datos ni muy fiables, la OPS señala a 30 de octubre que había 168.000 contagiados en poblaciones indígenas con 3.500 fallecidos, considerando que los indígenas de la cuenca amazónica son diez veces más vulnerables al covid-19 que otros grupos.

La CIDH desde hace meses viene manifestando su preocupación por los pueblos indígenas de la zona oriental de Bolivia, teme su extinción,

En la actual pandemia, la CIDH denuncia que muchos pueblos indígenas tienen que enfrentar el covid-19 sin asistencia médica y con falta de alimento. Hoy los pueblos indígenas necesitan ayuda externa: la OPS colabora con organizaciones indígenas para enfrentar el covid-19 en la Cuenca Amazónica. María Van Kerkhove, del Departamento de Enfermedades Emergentes de la OMS, señala que para abordar a los pueblos indígenas en la pandemia hay que considerar el idioma, la cultura y el compromiso de sus líderes para que llegue la información adecuada a todos los miembros del poblado.

Ahora, en América Latina comienza la segunda ola del covid-19. La historia parece repetirse: una enfermedad desconocida ha llegado a América. Esta vez el virus ya no se propaga por territorios sometidos por conquistadores extranjeros. América Latina vive hoy momentos de organización política y social fundamentada en la democracia, incluso con algún gobierno indigenista desde hace más de una década.

Pero la situación de muchos pueblos indígenas es desoladora. Y aunque en estos momentos la urgencia es buscar soluciones al covid-19, uno de los grandes problemas que marca las desgarradoras consecuencias de la pandemia es como encuentra el virus a la población y a la gran mayoría de las comunidades indígenas de América Latina el coronavirus la encontró desnutrida, sin recursos sanitarios, sin saneamiento ni agua potable, con enfermedades parasitarias… se hace necesariamente urgente el avance, desarrollo y progreso de los pueblos indígenas.