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"No son tontos, están equivocados pero quieren lo mejor para sus hijos", explica de los padres antivacunas

El vídeo del pediatra que desmonta todos los argumentos antivacunas
Momento del vídeo de Roi Piñeiro.


21 jul. 2018 10:30H
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Evidencia científica ante cualquier teoría o insinuación sobre la ineficacia de las vacunas. Es la postura que defiende la gran mayoría de los pediatras españoles, que ven cómo la mera sombra de sospecha puede hacer mucho daño en padres con dudas sobre si vacunar a sus hijos o no. Así lo expone Roi Piñeiro, jefe del Servicio de Pediatría de Hospital General de Villalba y secretario de la SEIP. 

En un vídeo difundido sobre su conferencia en el Complejo Hospitalario de Albacete (Chospab) explica cómo funciona el Proyecto Inmuniza y su día a día en la consulta de asesoramiento para las familias. Pero explica también por qué el movimiento antivacunas está creciendo exponencialmente en los últimos años, algo que con la evidencia científica en la mano no se entiende, "salvo que ellos se manejen muy bien en redes sociales... o nosotros muy mal". 

"No nos crucemos de brazos pensando que no podemos hacer nada porque son tontos o porque son pocos"



Según su discurso, lo que él diga es importante, pero lo es más lo que diga el presidente de los Estados Unidos -Donald Trump-, que es "ciencia pura". "Pero hay gente todavía más importante", añade, ilustrando la situación actual con el polémico presentador Javier Cárdenas, que ya ha indignado a los pediatras por relacionar vacunas con autismo. "Frente a esta situación ¿qué hacemos nosotros? Nos enfadamos. Sabemos que las vacunas son el mayor avance respecto a las infecciosas, y viene Cárdenas y nos dice que no. Y viene otro señor y dice que tiene su teoría. En el momento en que nos demos cuenta de que cruzarnos de brazos no es la opción daremos un paso para ver que obligar a vacunar no es la solución", defiende. 

Al poner en marcha la consulta asegura que recurrió a la razón, los datos, las gráficas, pero no cambió la percepción de la gente, por lo que empezó a tirar de la sensibilidad, y también de empatía. Tras su experiencia con padres antivacunas recuerda que "no son tontos", ya que "están equivocados pero quieren lo mejor para su hijo. Hay suficiente información para rebatir sus argumentos". 

En su exposición, el pediatra enumera cuáles son los motivos que le han argumentado los padres en esa consulta de aseoramiento para no vacunar a los hijos. El primero de ellos es la presencia de mercurio en las vacunas, para lo cual ofrece la versión "científica y elegante" de que "no existe evidencia de que el mercurio pueda ofrecer daños en un niño que haya sido vacunado" y la versión más tajante; en España las vacunas no llevan mercurio, algo que deben tener claro para transmitirlo a los pacientes. 

Recurrir a la incoherencia

Otro de ellos es el miedo al autismo, "fácilmente desmontable" con la historia del falso estudio que fue rectificado porque "todo era mentira, pero cuánto daño hizo". También habla de la presencia de aluminio, añadiendo que el componente es necesario para que las vacunas sean reactógenas e inmunógenas, y que todo depende de la cantidad del elemento. Para ello recomienda preguntar a los padres si consumen otro tipos de alimentos que contengan este elemento. "¿Usted le da el pecho al niño? Cada toma contiene 7 veces más aluminio que una vacuna. Sea coherente. ¿Cómo tirar esos argumentos abajo? Con la incoherencia", recomienda Piñeiro. 

Uno a uno va desmontando todas las explicaciones que ha escuchado en consulta y que son recurrentes, pero también admite que "nos tenemos que quitar de la cabeza que las vacunas son 100 por cien seguras, ya que una de cada millón produce una reacción anafiláctica, pero hay que ser coherente y valorar lo que supone". Tras pasar por su asesoramiento reconoce que solo el 5 por ciento de padres se ha mantenido en su postura de no vacunar a los hijos. 

Toque de atención a los profesionales

Su empeño también está en que los expertos, los pediatras, pasen a la acción y difundan el mensaje, ya sea en medios de comunicación o redes sociales. "Los antivacunas suponen un problema real, de crecimiento exponencial y que afecta a la salud pública. Para cada motivo que dan hay una respuesta que debemos conocer y transmitir sin titubear. No nos crucemos de brazos pensando que no podemos hacer nada porque son tontos o porque son pocos", defiende ante una sala en la que nadie admite tener perfil activo en Twitter, al menos no uno en el que difundan contenido a diario o que manejen con asiduidad. 

Por último, también hace una llamada de atención a los propios profesionales para que den ejemplo, ya que "de qué sirve todo esto si cuando vienen los de Preventiva al hospital nos escaqueamos -en referencia a las campañas de vacunación contra la gripe estacional entre los sanitarios-. Si somos provacunas, vamos a demostrarlo", sentencia.
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