CESM afirma que la reforma no afectará a los facultativos y Satse reclama un estudio de evaluación de riesgos laborales

Víctor Pedrera, secretario general de CESM; Vicente Matas, del Simgeg; y Paloma Repila, portavoz de Satse, analizan las claves de la jubilación reversible en sanidad
Víctor Pedrera, secretario general de CESM; Vicente Matas, coordinador del https://www.redaccionmedica.com/tags/vicente-matas y Paloma Repila, portavoz de Satse.


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El escaso éxito de la llamada jubilación flexible, vigente en España desde 2002, ha hecho que el Gobierno impulse la regulación de la jubilación reversible para combatir la caída de la población activa. La medida se basa en la reincorporación voluntaria y parcial al mercado laboral de exprofesionales ya jubilados. De momento, el proyecto de Real Decreto, tramitado por urgencia, ha superado la fase de audiencia pública. La idea del Ejecutivo es que entre en vigor antes de que termine 2025. Según los cálculos del Ministerio de Seguridad Social, el 1,8 por ciento de las nuevas altas de jubilación entre 2026 y 2030 se harán a través de esta modalidad, lo cual se traduciría en unas 6.000 incorporaciones anuales. Pero existen dudas de si entre esas personas habría profesionales de la sanidad, especialmente médicos y enfermeras.

Las versiones de los sindicatos de ambas ramas profesionales son contradictorias. En el caso de la Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM), se afirma de forma tajante que el Real Decreto no tendrá incidencia en el colectivo facultativo. “No nos incluyen”, asegura a Redacción Médica el secretario general de la organización, Víctor Pedrera. En la misma línea, Vicente Matas, coordinador del Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada (Simeg), recuerda que los Servicios de Salud no están aplicando actualmente la jubilación flexible, y como la jubilación reversible no es sino una actualización de esta, cabe deducir que la situación no cambiará con la nueva modalidad. “Pero habrá que esperar a que se publique y ver si lo aplican las comunidades autónomas a médicos y al resto de sanitarios”, matiza.

En el Sindicato de Enfermería (Satse) sostienen, por el contrario, que el borrador de Real Decreto no pone límites de aplicación por sectores, por lo que sí que afectaría al colectivo sanitario desde su entrada en vigor. Más allá de eso, la portavoz de la organización, Paloma Repila, critica el fondo de la norma, que define como “una solución creativa más del Gobierno para asegurar la caja de pensiones”.

Claves de la jubilación reversible


En esencia, la jubilación reversible permitirá a los jubilados volver a trabajar a jornada parcial cubriendo un espectro de entre el 40 y el 80 por ciento de la jornada completa. Dependiendo de ese porcentaje, se mantendrá la parte de la pensión correspondiente, a la que se aplicarán bonificaciones de entre el 10 y el 20 por ciento. A eso habrá que sumar el salario por la parte de la jornada trabajada. Y todo ello sin límite de edad.

La reivindicación de la jubilación anticipada y parcial en el SNS


Es una locura que esto pueda tener encaje en todo el Sistema Nacional de Salud. No conozco a ninguna enfermera que, en su sano juicio, quiera reengancharse a los 70 años con 40 años de trabajo a sus espaldas”, dice Repila a este periódico. Para la portavoz de Satse, este tipo de jubilación sólo podría entenderse para reincorporaciones a puestos de “trabajo teórico y reposado” o, en el caso de la sanidad, para tareas de coordinación o asesoramiento. “Pero ese no es el caso de la Enfermería, donde necesitas unas buenas condiciones psicofísicas para estar al cien por cien. Lo que necesitamos es relevo generacional, hay otras maneras de reconocer la experiencia”, demanda.

Repila recuerda, además, que el Gobierno aún no ha cumplido su compromiso de volver a regular la jubilación anticipada y parcial para el personal estatutario, una medida que el Ministerio de Función Pública pactó en diciembre de 2024 con CCOO y UGT. Entre otras cosas, esa demora está retrasando de facto el acceso al retiro anticipado y parcial del personal laboral de la Administración pública.

Para avanzar en todos estos objetivos, Repila subraya la importancia de contar con un estudio preceptivo de los riesgos inherentes a la actividad profesional sanitaria. “Está solicitado y no se puede demorar más. Ese estudio va a arrojar luz sobre muchos de los riesgos a los que estamos sometidos y nos va a ayudar a avanzar hacia la jubilación anticipada. Es una cuestión de seguridad no sólo para los trabajadores, sino también para los pacientes”, sentencia.
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