Albert Prades Colomé, investigador permanente en el Centro de Investigación en Economía de la Salud de la Universitat Pompeu Fabra.
Un estudio del think tank Fedea publicado este martes concluye que el sistema de dependencia, especialmente cuando las prestaciones son “flexibles y oportunas”, contribuye a reducir el
riesgo de mortalidad entre la ciudadanía de mayor edad. En el documento, que se basa en datos de Cataluña y está firmado por Albert Prades Colomé, investigador permanente en el Centro de Investigación en Economía de la Salud de la Universitat Pompeu Fabra, se advierte, en todo caso, que
España carece de indicadores sistemáticos de bienestar para los beneficiarios del sistema de dependencia, por lo que se recomienda vincular los datos de dependencia con registros de uso o de costes del sistema sanitario para, así, “evaluar la eficiencia y la rentabilidad del sistema”.
Prades Colomé define su estudio como “un análisis exhaustivo de la relación entre el sistema de
atención a la dependencia y sus prestaciones con el riesgo de mortalidad en Cataluña”. Para ello usó
datos administrativos de más de 320.000 personas de 50 años o más entre 2015 y 2024, teniendo en cuenta variables demográficas, clínicas y geográficas. Se trata del primer análisis de esta base de datos administrativa desde que, en julio de 2015, según el autor, se logró la “plena implantación” de la
Ley de Dependencia de 2006.
Según Prades Colomé, los resultados respaldan “el valor del marco del sistema español de dependencia”. No obstante, en el documento también se detallan “áreas de mejora urgente”, en particular, “la rapidez en la asignación de prestaciones y la
capacidad de asegurar continuidad en la atención entre distintos entornos”. “Estos hallazgos apoyan los esfuerzos de desinstitucionalización en curso, pero también advierten de que dichos cambios deben ir acompañados de sistemas sólidos y bien dotados de atención domiciliaria para evitar consecuencias negativas no deseadas en salud, y refuerzan el papel de la atención residencial en situaciones específicas”, reza el estudio.
Esa situación “subraya la
importancia de sistemas de atención flexibles, integrados y sensibles, capaces de adaptarse a las necesidades cambiantes de las poblaciones mayores” a medida que “las sociedades envejecidas buscan equilibrar equidad, eficiencia y sostenibilidad en la provisión de cuidados”, de acuerdo al autor.
Vincular datos de dependencia y de asistencia sanitaria
Al margen de ello, Prades Colomé ha detectado ciertas “limitaciones” para llevar a cabo su estudio. En primer lugar, señala que, “si bien la mortalidad es un resultado importante y objetivo, no captura la calidad de vida, el bienestar ni la satisfacción de los beneficiarios”, lo cual “resulta especialmente relevante en personas con necesidades avanzadas de atención”. Para el experto, sería
“crucial” determinar “si las bajas razones de riesgo reflejan realmente una mejora en la calidad de vida o, alternativamente, un declive prolongado”.
“Trabajos futuros podrían ampliar este análisis incorporando resultados de calidad de vida junto con la mortalidad, explorando las transiciones de cuidados con mayor detalle temporal, o comparando resultados entre regiones para evaluar variaciones institucionales.
Vincular los datos de dependencia con registros de utilización sanitaria o de costes también permitiría evaluar la eficiencia y la rentabilidad del sistema”, concluye al respecto.
En ese sentido, destaca que en varios estudios españoles ya se han usado
resultados relacionados con la salud como “indicadores indirectos del bienestar” analizando, entre otros aspectos, “el uso de servicios sanitarios, incluyendo hospitalizaciones, ingresos hospitalarios, duración de la estancia hospitalaria, visitas no programadas a hospitales o Atención Primaria, y admisiones por condiciones evitables mediante atención en residencias”. El autor, por tanto, abre la puerta a usar esa literatura previa para sellar la necesaria vinculación con los datos sobre dependencia derivados de su estudio y, así, ampliar el espectro de análisis de los factores del bienestar ciudadano.
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