La psiquiatra Rosa Gutiérrez Labrador analiza el avance de esta forma de comunicación con el médico

"La telepsiquiatría se mantendrá por la propia demanda de los pacientes"
La psiquiatra Rosa Gutiérrez Labrador durante la entrevista.


17 jul. 2020 9:25H
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La crisis del coronavirus Covid-19 ha obligado a implantar las consultas telemáticas para dar continuidad a la asistencia. Una de las áreas que más ha visto de cerca este cambio, para bien, ha sido la de Salud Mental. Así lo atestigua Rosa Gutiérrez Labrador, psiquiatra, Jefa de Sección de Salud Mental de Alcobendas, dependiente del Hospital Universitario Infanta Sofía, a Redacción Médica, que cree que “la telemedicina ayudará a los pacientes”. Además, Gutiérrez Labrador afirma que “la calidad asistencial no se ve perjudicada por las consultas telemáticas”. Una herramienta que está siendo fundamental también para asistir a los profesionales sanitarios, que salen de esta crisis del coronavirus Covid-19 muy afectados. 

La situación provocada por el Covid-19 ha modificado el modelo asistencial en Salud Mental. ¿En qué pilares se han basado esas modificaciones?

Rosa Gutiérrez detalla los pilares sobre los que se sustenta la telemedicina.

El primer pilar es que no podíamos contar con una asistencia presencial para el paciente y no queríamos dejar que este perdiera la asistencia que necesitaba y más en pacientes graves. Eso ha supuesto un esfuerzo. Y uno de los pilares fundamentales ha sido el trabajar unidos. La evidencia científica plantea que el paciente se encuentra satisfecho con la telemedicina, pero muchos profesionales son escépticos en su uso. Lo bueno de esta situación es que hemos conseguido que todos los profesionales hagamos el esfuerzo de superar ese escepticismo inicial que supone no tener un control completo de la consulta al no conocer presencialmente el setting en el que se desarrolla y no tener ningún paciente en consulta. Hemos hecho el esfuerzo pese a no encontrarnos totalmente seguros, de no tener un consentimiento informado o de no haber tenido un protocolo claro.

Al menos en la Comunidad de Madrid se han generado protocolos y se ha publicado todo lo que se estaba haciendo en cada hospital para ayudarnos y coordinarnos entre todos. Por lo tanto, los pilares fundamentales de esta situación se han basado en la la necesidad, la generosidad y el esfuerzo integrado de todos los profesionales que ha provocado que superemos nuestro escepticismo inicial.

¿Hasta qué punto estaba implantada la telepsiquiatría en España?

La realidad es que la telepsiquiatría solo estaba implantada en aquellos sitios con mucha dispersión geográfica. Una sensación muy buena por parte de los pacientes que la usaban es que accedían sin ninguna dificultad a este servicio, y la satisfacción era buena porque en una situación de dispersión geográfica se evitan el desplazamiento, el gasto, la pérdida de tiempo y la espera en la consulta.


También hay mucha experiencia en la coordinación de equipos, sobre todo en las residencias de ancianos, donde el traslado y la dificultad de movilidad era muy alta. Pero en parte esa estrategia estaba empezando a implantarse de forma muy lenta, pese a que la telepsiquiatría es una disciplina en la que la escucha es lo más importante y por ello es más fácil que en otras especialidades.

¿Cree que esta estrategia ha llegado para quedarse?

Hay profesionales que siguen siendo reacios, pero yo creo que es fundamental dar ese salto a la asistencia telefónica y a la asistencia por videollamada. Una videoconferencia es mucho más rica que el teléfono, porque muchos profesionales alegan que si estoy llamando por teléfono no sé quién está detrás de la otra línea o no sé con quién está el paciente, y no tengo el feedback de la comunicación extraverbal.

Las instituciones van lentas en el facilitarnos las herramientas para la videollamada porque eso sí que supone un plus sobre la asistencia telefónica que hemos tenido que realizar. Ahora ya sí que tenemos esa posibilidad de líneas encriptadas, de un buen ancho de banda. Creo que la posibilidad de videollamada ha llegado un poquito tarde, pero se va a quedar. Primero, por la propia exigencia del paciente. Fíjese lo que supone en una residencia no tener que trasladar a una persona a la consulta, con todo el trabajo que ello conlleva. Muchas de las residencias van a estar asistidas por un facultativo que puede estar apoyando la consulta.

Este sistema se mantendrá en aras de una mayor eficiencia y por la propia demanda de los pacientes. En este sentido nosotros vamos a seguir ofertando las tres posibilidades de asistencia: consulta presencial, llamada telefónica y videollamada.

Usted ha sido testigo directo de esa evolución, hasta llegar al uso casi obligatorio de las videollamadas, dada la crisis del coronavirus Covid-19.  ¿Qué conclusiones saca de esta experiencia?

El gran aprendizaje que ha dejado la telemedicina en Salud Mental, durante la pandemia del coronavirus Covid-19. 

Todos los profesionales en Psiquiatría comentamos que nos ha llamado la atención el esfuerzo que han hecho los pacientes por adaptarse. Ha habido menos pacientes que han acudido a urgencias dada la situación sanitaria por la que pasábamos. Y se encontraban agradecidísimos de que a pesar de las dificultades del confinamiento mantuviéramos la asistencia. Entonces, esa conjunción de disponibilidad de los profesionales y disponibilidad de los pacientes, que se han adaptado completamente a la situación, ha sido importantísima.

¿Cómo han sobrellevado los pacientes el confinamiento?

Los pacientes están muy acostumbrados a la soledad, pero esta soledad tan impuesta, esta falta de apoyo de profesionales, esta falta de apoyo de visitas de las familias o el hecho de poder salir un rato con los amigos, en los pacientes más graves, sí que se ha notado mucho. De hecho, por eso hemos hecho este esfuerzo, de mantener la asistencia a nuestros pacientes. Les hemos pasado actividades, les hemos organizado el tiempo, y creo que los pacientes han sido super receptivos. Mi mayor aprendizaje ha sido ver cómo los pacientes han respondido a esta situación intentando sobrecargar lo menos posible el sistema sanitario, comprendiendo que la prioridad en ese sentido era otra y actuando con una implicación absoluta.

¿La telemedicina en Salud Mental puede agravar la relación médico-paciente?

La evidencia científica dice que no empeora la calidad asistencial, incluso que a los pacientes que se les ve por consulta telefónica hay estudios que plantean que cuando se les hace una psicoterapia telefónica, se centran más en las tareas cuando es una terapia cognitiva conductual. No hay disminución de la calidad asistencial. Nosotros hemos intentado seguir con nuestras agendas, dando el mismo tiempo con independencia de la modalidad de asistencia y por ese motivo la calidad asistencial se ha mantenido. Para que realmente sea una asistencia de calidad los tiempos de la terapia son los mismos que los de una consulta presencial.

Es decir, la telemedicina no va asociada a la pérdida de calidad.

Eso es. Podríamos hacerlo, pero tendríamos que tener disponibilidad en nuestra agenda si lo quisiéramos hacer con calidad. Ese es el mensaje que se le debe de dar a las instituciones: la teleasistencia no es disminuir la calidad, ni los tiempos en la asistencia.

Un instante durante la entrevista. 


¿Faltan especialistas en Salud Mental en el Sistema Nacional de Salud?

La ratio de profesionales de Salud Mental está por debajo de los estándares que consideramos necesarios, no óptimos, sino necesarios. Realmente la presión asistencial está siendo muy fuerte y los profesionales de Salud Mental están desbordados. Ya estábamos desbordados antes de la pandemia, pero al menos ahora hemos tenido un refuerzo de profesionales de cara al repunte de dificultades que puede venir tras el periodo Covid, como ya se vio en el 11 M o en la crisis económica de 2008. En esos momentos tuvimos mucha más demanda asistencial porque las situaciones de crisis tensan a las personas y desbordan su capacidad de adaptación.

¿Aquellas crisis, que no fueron sanitarias, se van a asemejar a la que estamos viviendo actualmente?

Ya lo estamos viendo. Estamos viendo pacientes que han tenido el coronavirus que se están quedando con secuelas, situaciones de precariedad económica, situaciones de fractura vital, de fallecimiento de familiares. Incluso la situación por la que pasan los propios profesionales, que se han visto muy desbordados por la situación. Todas estas situaciones están suponiendo un aumento de la demanda asistencial y, de hecho, ya hemos tenido un refuerzo, al menos en Madrid, de consultas para Covid. Incluso estamos utilizando una interconsulta telefónica con Atención Primaria por si se les puede dar un apoyo antes de la derivación a Salud Mental, atendiendo a los pacientes lo más precozmente posible.

¿Cuál ha sido el diagnóstico más repetido entre los profesionales sanitarios que han ido a buscar ayuda?


"Mi mayor aprendizaje ha sido ver cómo los pacientes han respondido a esta situación intentando sobrecargar lo menos posible el sistema sanitario"


El más repetido ha sido el trastorno postraumático porque las situaciones vividas han sido durísimas. En una situación de desbordamiento, de sobrecarga emocional altísima, en una situación de soledad enorme, porque todos queríamos compensar la soledad que vivían los pacientes. Ha sido una situación muy complicada y es normal que los profesionales tengan esos síntomas. Es normal que uno se sienta desbordado en una situación en la que la realidad ha sido tan dura.

Desde su punto de vista, ¿qué requisitos son necesarios para construir un servicio asistencial de Salud Mental no presencial?

La formación es uno de ellos, a la que hay que sumar la motivación de los profesionales, la concienciación de los pacientes y el apoyo de las instituciones.  Necesitamos que nos faciliten unos recursos que realmente nos permitan éticamente dar una seguridad al paciente. La sensación que yo tengo es que el respaldo ha llegado un poquito tarde, pero está siendo total, por ejemplo la Comunidad de Madrid nos ha facilitado a todos los centros de Salud Mental cuentas de plataformas para videollamadas encriptadas con las que hemos formado incluso grupos terapéuticos.

¿Se esperaba usted que la telemedicina llegara tan sin avisar, dada la crisis del coronavirus?

No me ha sorprendido porque yo ya esperaba su implantación. Lo que me ha sorprendido es la rapidez con la que los profesionales lo han aceptado y se han adaptado a ello. Ese empujón que hemos tenido sí que ha sido una sorpresa agradable.

No hay mal que por bien no venga. ¿Cómo están cerrando la brecha digital que puede existir entre los más mayores y el acceso a estas consultas online?

Tenemos dos grupos donde la brecha digital ha sido patente. El primer grupo, las personas mayores. El segundo grupo son las personas que tienen patologías psiquiátricas graves con un deterioro progresivo que les dificulta y que les aumenta esa brecha digital.

Con respecto a las personas mayores en las residencias, hemos intentado superarlo con el apoyo del facultativo al otro lado de la línea. La familia de estas personas también ha colaborado mucho. 

En el caso de los pacientes con patología psiquiátrica grave, no todos tienen familia que les pueda ayudar. Por lo tanto, intentamos que desde los recursos de rehabilitación se rompa esta brecha digital y, de hecho, muchas de las rehabilitaciones se basan en enseñar a utilizar el teléfono móvil o los PC para videollamadas. Para mí es importantísimo que el analfabetismo digital no sea un nuevo estigma que tengan nuestros pacientes con problemas de salud mental.

Entrevista completa a Rosa Gutiérrez Labrador, psiquiatra, Jefa de Sección de Salud Mental de Alcobendas, dependiente del Hospital Universitario Infanta Sofía,


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