Susanne Johna, presidenta de la Marburger Bund; y Carlo Palermo, presidente nacional de Anaao Assomed.
Tras la
última reunión entre el Ministerio de Sanidad, CESM y SMA en torno a la reforma del
Estatuto Marco, ambos sindicatos no cejan en su empeño de contar en el futuro con una
norma laboral y un foro de negociación específicos, al margen del resto de categorías sanitarias. La consecución del objetivo parece lejana, toda vez que
Sanidad defiende un Estatuto Marco común bajo el
principio “estructural” de “la unidad del régimen estatutario”. Sin embargo, la reclamación de las dos organizaciones no parte de una mera ocurrencia. Aunque con sistemas de regulación laboral distintos, hay países como Alemania e Italia que cuentan con marcos de trabajo y de negociación concretos para los facultativos. Consultados por
Redacción Médica, los principales sindicatos de médicos de ambos países respaldan las demandas de los facultativos españoles:
“No se trata sólo de un problema de competencias, sino también, y sobre todo, de responsabilidad”.
La
Marburger Bund es el sindicato mayoritario de los médicos de hospital asalariados y funcionarios de Alemania. Cuenta con casi 150.000 afiliados, lo cual se traduce en un nivel de afiliación que ronda el 60 por ciento. La organización defiende la “emancipación” de los sindicatos de Medicina respecto a los de clase, pero advierte de que su contexto laboral es distinto al de España: “Las diferencias entre el sistema español y el alemán son mayores de lo que podría suponerse. En Alemania existe un marco legal que establece determinadas condiciones mínimas, como por ejemplo los límites máximos de la jornada laboral diaria y semanal. En ciertos casos -especialmente en los hospitales- puede hacerse una excepción a algunas de estas disposiciones, siempre que existan las correspondientes regulaciones en los convenios colectivos. Así lo prevé expresamente la Ley de Tiempo de Trabajo. Existen también otras leyes de protección establecidas por el Estado. Sin embargo, las
condiciones laborales propiamente dichas y, por supuesto, la remuneración se negocian en
convenios colectivos entre los hospitales y los sindicatos”, explican a este periódico fuentes del sindicato germano.
En Alemania, agregan estas fuentes, la representación sindical en las mesas del diálogo social no depende de una norma concreta, sino de "la autonomía colectiva" y de "la libertad de asociación garantizada constitucionalmente". Hasta 2006, la potestad para negociar los convenios colectivos de los médicos germanos la tenía el sindicato del sector público, Verdi. Pero todo cambió a partir de 2005: “En aquel entonces retiramos a Verdi el mandato negociador porque considerábamos que el nuevo convenio colectivo para el sector público era extremadamente perjudicial para las médicas y médicos. Ese conflicto condujo finalmente a nuestra emancipación”, señalan desde la Marburger Bund, que, desde 2006, es también parte negociadora independiente de los convenios: “
Los médicos se ganaron ese derecho mediante semanas de huelgas, primero en los hospitales universitarios y luego en los hospitales de titularidad municipal. Desde entonces, somos el interlocutor indiscutible de los empleadores cuando se trata de las condiciones laborales del personal médico hospitalario”.
"No es adecuado" un marco laboral "único" para la sanidad
De aquel contexto se deduce que la organización alemana se mantiene escéptica ante “el principio del sindicato único”: “Los médicos asalariados tienen condiciones laborales diferentes a las del resto del personal sanitario. Asumen la responsabilidad del diagnóstico y del tratamiento, hacen tipos de servicio distintos a los de otros profesionales no médicos, efectúan guardias presenciales y localizadas, etcétera. A diferencia de muchos colegas no médicos, los facultativos cursan una formación universitaria extensa de más de seis años, tras la cual deben completar en el ejercicio profesional la formación especializada para convertirse en médicos especialistas.
Este largo periodo de formación y especialización debe reflejarse también en una estructura salarial propia”.
Es lo que también defiende
Anaao Assomed, el sindicato italiano más importante y representativo de los médicos y el personal directivo sanitario, con en torno a 20.000 afiliados. El país transalpino sí que cuenta con un decreto legislativo que regula de forma expresa las condiciones laborales de los médicos: es el número 502, cuya aprobación se remonta a 1992. “La distinción legislativa es necesaria para
respetar la especificidad del trabajo de los médicos respecto a las demás profesiones sanitarias. No se trata sólo de un problema de competencias, sino también, y sobre todo, de responsabilidad”, trasladan fuentes de la organización italiana a este medio. “Consideramos que este principio debe salvaguardarse y, por tanto, coincidimos con los colegas españoles que solicitan un estatuto específico para el personal médico”, sentencian.
En la misma línea, desde la Marburger Bund sostienen que, para “responder a las necesidades específicas” de los médicos, “no es adecuado” contar con “un convenio único que abarque a numerosos grupos profesionales”. Eso sí, aclaran que
ello no es óbice para que exista “una buena colaboración entre distintos sindicatos”, aunque remarcan que “la cooperación no debe imponerse”, sino que “surge cuando existen intereses comunes”. “La reivindicación del sindicato médico español es comprensible. Desde nuestro punto de vista, una unidad negociadora impuesta por el Estado es lo contrario de la libertad de asociación tal como la entendemos. Las médicas y médicos deberían poder decidir por sí mismos quién los representa en la negociación colectiva”, concluyen.
Los límites legales del Ministerio de Sanidad
Desde el Ministerio de Sanidad se ha afirmado en varias ocasiones que
el departamento no tiene la potestad de decidir qué sindicatos forman parte del diálogo social. En lo que al foro de negociación propio para los médicos se refiere, fuentes del ministerio explicaron a
Redacción Médica que lo “máximo” que le permiten sus límites competenciales es comprometerse a constituir un grupo de trabajo junto al Ministerio de Función Pública para “identificar y definir, en el marco de la normativa vigente,
nuevas formas específicas de participación de las profesiones sanitarias”.
Es lo que propuso en su última oferta a CESM y SMA antes de que comenzara la huelga de la semana pasada. El Gobierno se comprometía a elaborar, en un plazo de seis meses tras la entrada en vigor de la nueva ley del Estatuto Marco, un informe que incluyera “
criterios materiales y temporales para la adecuada incorporación de dichas formas de participación en los entornos existentes, tanto a nivel estatal como autonómico, y siempre dentro del marco establecido por la legislación básica”.
La última reunión Sanidad-sindicatos termina sin acuerdo
La última vez que CESM y SMA se reunieron con Sanidad fue el pasado jueves, el tercer día del paro. El encuentro acabó sin acuerdo, pero, según señalaron los dos sindicatos en sendos comunicados, el departamento se comprometió a negociar “de manera más específica” seis puntos “clave”: “Un estatuto y un ámbito de negociación propios, una clasificación profesional adecuada, la jornada laboral médica,
la declaración de Medicina como profesión de riesgo, la movilidad forzosa y la exclusividad”. Ambas partes de volverán a ver las caras el próximo miércoles, 17 de diciembre. Dos días antes -este lunes-, el ministerio se reunirá con todos los sindicatos del Ámbito de Negociación para
pedirles su “aval” al borrador de Estatuto Marco que hay sobre la mesa. Lo hará después de que, en el pleno del
Consejo Interterritorial del pasado viernes, las comunidades autónomas del PP pidieran la retirada del texto.
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