La SEI valora los descubrimientos premiados, fundamentales para diseñar nuevas terapias

Luis Fernández Pereira, vicepresidente de la SEI, analiza en Redacción Médica qué supone para la Inmunología los hallazgos premiados en el Nobel de Medicina
Luis Fernández Pereira, vicepresidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI).


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El Premio Nobel de Medicina 2025 ha sido otorgado a tres investigadores a la vez por sus descubrimientos sobre las células T reguladoras, un tipo de linfocito esencial para mantener el equilibrio del sistema inmunitario y evitar que aparezcan enfermedades autoinmunes. Por este motivo, Luis Fernández Pereira, vicepresidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), ha analizado en Redacción Médica que este reconocimiento supone un paso más allá en la especialidad, que se ha vuelto "indispensable para entender la patología médica y poder investigar las múltiples enfermedades inmuno-mediadas que existen".

"El sistema inmune es súper potente, pero si se deja actuar libremente, puede ser mortal porque puede llegar a producir lesiones en el propio sujeto, dando lugar a las enfermedades autoinmunes. Por eso es muy importante que esté regulado al milímetro", explica.  

Células que suprimen la respuesta inmunitaria


Los tres premiados han desgranado piezas clave. Shimon Sakaguchi identificó por primera vez las células T reguladoras con "una característica diferente", el marcador CD25, que suprimía la respuesta inmune. Después, Mary E. Brunkow descubrió en ratones "una mutación en el gen FOXP3" que, al "no estar regulado", producía una autoinmunidad muy agresiva y, más tarde, Fred Ramsdell identificó ese mismo gen en una enfermedad genética rara en humanos, el síndrome IPEX, caracterizada por una "inmunodesregulación que provocaba diabetes tipo I neonatal, dermatitis y la alteración de órganos endocrinos".

¿Qué significan estos hallazgos? Fernández Pereira revela que esto esclarece "por qué el sistema inmune tolera lo que es propio, atacando lo que es ajeno como los virus, bacterias y hongos, pero no el propio páncreas o tiroides", por ejemplo. Es en este momento cuando se producen las enfermedades autoinmunes y este descubrimiento ha cambiado la forma de entender y abordar muchas de ellas, comprender su origen y abrir la puerta a nuevas terapias.

Enfermedades autoinmunes y cáncer


"Comprender la supresión inmunológica ha sido fundamental para el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas", continúa el vicepresidente de la SEI. "Ahora sabemos que hay momentos en los que conviene estimular la regulación del sistema inmune y otros en los que interesa liberar los frenos, como en el tratamiento del cáncer". En el ámbito de la autoinmunidad, esta línea de investigación ha permitido identificar nuevos marcadores diagnósticos y explorar tratamientos capaces de reforzar o restaurar la función de las células T reguladoras.

"Si conseguimos que el sistema inmune recupere su capacidad de tolerar lo propio, podremos controlar enfermedades como la diabetes tipo 1 o la esclerosis múltiple sin necesidad de suprimir toda la inmunidad del paciente", señala el inmunólogo. En el caso del cáncer, la implicación es distinta pero complementaria. Los tumores a menudo aprovechan los mecanismos naturales de supresión inmunológica para pasar desapercibidos.

De ahí que algunas inmunoterapias oncológicas modernas se basen en bloquear las moléculas que frenan al sistema inmune, como CTLA-4 o PD-L1. "No es el mismo mecanismo que el del FOXP3, pero está relacionado: en ambos casos hablamos de regulación del sistema inmune", aclara el Fernández Pereira. "Si en autoinmunidad necesitamos pisar el freno, en cáncer a veces conviene levantarlo para que el sistema inmune pueda atacar al tumor".

Proyección de la Inmunología española

Aun así, el experto subraya que las aplicaciones directas del FOXP3 o de las células T reguladoras en Oncología todavía no son una realidad clínica, aunque sí una base conceptual clave. "Hasta donde sabemos, las T reguladoras no se utilizan directamente en terapias contra el cáncer, pero su descubrimiento ha sido esencial para entender cómo mantener o liberar los mecanismos de control del sistema inmune. Ese conocimiento ha sido el punto de partida para la inmunoterapia moderna", explica.

Desde la Sociedad Española de Inmunología, el Premio Nobel se recibe "con enorme orgullo", ya que se ha demostrado que "el sistema inmunológico actúa de una manera transversal" y "que puede afectar al sistema digestivo, al sistema endocrino, al respiratorio y al propio cáncer", asegura. "Vemos con muchísima esperanza cómo todo esto va a terminar con muchísimos avances terapéuticos, como de hecho ya está ocurriendo con las células CAR-T", concluye. 
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