Vicente Andrés, médico y filósofo, opina que el código deontológico actual no recoge adecuadamente la cuestión

"Como médico, pasé de rechazar la eutanasia a aceptarla poco a poco"
Vicente Andrés, médico miembro de la Comisión de Garantía y Evaluación de la Eutanasia


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En Medicina hay que tomar decisiones que influyen directamente en los pacientes: qué tratamiento es mejor, qué opción limitará menos su vida después de una operación importante o cómo hacer más llevadera la existencia de los que tienen una enfermedad limitante. En resumen, son planteamientos diarios que tratan en profundidad la cuestión de la vida y la muerte, en cierta forma, de manera filosófica. Y aunque estas reflexiones forman parte del día a día de los facultativos, no es común el perfil del médico formado en Filosofía. “Yo soy médico de familia y he ejercido siempre en el medio rural por convicción. Allí aprende uno muchas cosas del ser humano, te haces muchas preguntas, y cuando empiezas a hacerte muchas preguntas ya no paras. Entonces comprendí que era necesaria la Filosofía”, cuenta a Redacción Médica Vicente Andrés, doctor en Medicina, que estudió parte de la carrera de Filosofía y después un máster en Filosofía Práctica. Además, es miembro del Comité de Bioética de Castilla-La Mancha y de la Comisión de Garantía y Evaluación de la Eutanasia.

Para el facultativo jubilado, la Medicina, la Bioética y la Filosofía están conectadas. “La Filosofía siempre está en torno al principio y al fin de la vida de la persona. Y es que, cuando estás ante un cadáver, no hay respuesta clara de por qué se ha muerto. En el medio rural aún más, salvo situaciones en las que atiendes a un suicida, que está clara la muerte. En general, no está clara. Hay una cierta perplejidad ante el hecho de morir”, afirma Andrés. Prosigue admitiendo que muchas veces todo sucede de forma tan súbita que el médico no sabe qué hacer. Explica que, a la hora de rellenar el certificado de defunción, hay una “causa fundamental" y hay otras “causas intermedias”: “Muchas veces yo me quedaba pensando delante del documento. La práctica te lleva a hacerte preguntas y para resolver preguntas que no tienen respuesta tienes que buscar en lo que ya existe del conocimiento humano”, expresa.

La eutanasia, otra cuestión filosófica


Vicente Andrés, como miembro de la Comisión de Garantía y Evaluación de la eutanasia, está acostumbrado a abordar este tema de forma amplia, con su propia evolución personal al respecto: “Yo pasé por diversas situaciones según va uno madurando y teniendo más conocimiento. Pasé del rechazo a ir progresivamente aceptando la situación, pasando por una situación intermedia”, confiesa. El miembro de la Comisión de Garantía y Evaluación de la eutanasia explica que, debido a la formación que tienen los médicos en general, se tiene de base un rechazo a todo lo que sea “provocar la muerte del paciente”. Y es que, el experto explica que por la pandemia por el Covid-19, se “perdió la oportunidad” de añadir al código deontológico un artículo que “aconsejara o recomendara” esto, de forma que el documento no manifiesta estar a favor de la eutanasia sino en contra: “Eso podría explicar también la posición generalizada entre los médicos”, opina.

El experto cuenta que tradicionalmente los códigos deontológicos han estado de acuerdo con las leyes establecidas: “Ahora hay una anomalía porque el Código Deontológico nuevo no recoge todo lo que tenía que recoger en lo relativo a la eutanasia”. El médico hace una reflexión, alegando que, en nuestra sociedad, cuando se habla de “prestaciones” parece que se induce a tener que hacer uso de ellas y cuenta que hay casos que tienen que rechazar dentro de la Comisión y que la dificultad en decidir qué hacer y qué no hacer es “si el contexto eutanásico está bien definido”, explica.

La posición personal del especialista acerca de los objetores de conciencia es de “máximo respeto”, pero hace una diferenciación: “El Código Deontológico insiste en que el médico debe de acompañar al paciente hasta el final de su vida. Por lo tanto, mínimo respeto a aquellos que, a rasgos generales, basándose en la objeción de conciencia, abandonan al paciente”, manifiesta. Como conclusión final, a Andrés no le gusta emplear la expresión de “muerte digna” atribuida a la eutanasia: “Es una abstracción, cualquier persona se muere con su dignidad personal porque la dignidad es inherente a la persona”, concluye.
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