Mª Pilar Argente Navarro y Rafael Badenes Quiles.
La especialidad de Anestesiología y Reanimación se prepara para la mayor reforma de su
programa formativo MIR desde 1996. El plan actual, en vigor desde hace casi tres décadas, ha quedado desfasado ante los avances en la cirugía, la tecnología médica y la creciente complejidad de los pacientes. La
Comisión Nacional de la Especialidad, en la que participan el Ministerio de Sanidad, universidades, colegios de médicos, residentes y la
Sociedad Española de Anestesiología y Reanimación (Sedar), ya ha completado la actualización del documento, aunque su aprobación definitiva aún está pendiente de las adaptaciones solicitadas por el Ministerio y las comunidades autónomas.
“La actualización por parte de la Comisión Nacional hace tiempo que ya está realizada, pero nos han pedido la adaptación a distintos formatos. Esperamos que el nuevo programa quede aprobado a la mayor brevedad posible”, señalan a
Redacción Médica Mª Pilar Argente Navarro, vicepresidenta de Sedar y presidenta de la Comisión Nacional de esta especialidad, y
Rafael Badenes Quiles, vicepresidente de la Comisión Nacional.
Precisamente, tal y como avanzó este periódico, la intención del
Ministerio de Sanidad es publicar antes de que acabe el año la actulación de tres programas formativos:
Cirugía Torácica, Cirugía Cardiovascular y Medicina Intensiva. Eso sí, fuentes ministeriales remarcan que todo dependerá del avance de la tramitación.
Las claves de la reforma
El nuevo programa introduce
cinco grandes líneas de cambio. La primera es la
Medicina perioperatoria integral: el anestesiólogo pasará a ser responsable de todo el proceso quirúrgico, desde la valoración previa hasta la recuperación del paciente, con un mayor énfasis en la personalización de la anestesia y en protocolos de recuperación rápida.
El segundo bloque refuerza
la formación en cuidados críticos, con un papel destacado para la ecografía clínica a pie de cama, "considerada hoy tan esencial como el fonendoscopio". El tercer eje se centra en el dolor, con una f
ormación obligatoria en Unidades del Dolor que permitirá al anestesiólogo ser referente tanto en el manejo del dolor agudo como en el crónico.
El cuarto punto incluye formación en anestesia fuera del quirófano, cada vez más demandada en
radiología intervencionista o endoscopias, y en nuevas tecnologías como la simulación clínica de alta fidelidad o la inteligencia artificial aplicada a la predicción de riesgos. El último putno de esta actualización suma la apuesta por las llamadas habilidades no técnicas:
comunicación, liderazgo y trabajo en equipo, fundamentales para la seguridad del paciente en entornos de alta presión como el quirófano o la UCI.
Seguridad y calidad asistencial
Tal y como defienden los anestesiólogos, la actualización no busca únicamente modernizar la docencia e insisten en que es una cuestión de salud pública, dado que con estos cambios se puede reducir complicaciones y salvar vidas.
“La mortalidad postoperatoria es una de las principales causas de muerte en Europa y una mayor adquisición de competencias es imperativa para disminuir los incidentes adversos”, subrayan.
La reforma, prosiguen, pretende consolidar al anestesiólogo como un médico integral: experto en la fisiología del paciente crítico y quirúrgico, líder en seguridad perioperatoria y referente en el tratamiento del dolor. Su aprobación definitiva será, a juicio de la Comisión Nacional y de la Sedar,
un paso imprescindible para que los MIR afronten con garantías los retos de la medicina moderna y garanticen una atención de calidad en el sistema sanitario español.
Un plan que se ha quedado atrás
Ambos especialistas advierten de que
el programa vigente presenta déficits evidentes. Su principal problema es la antigüedad: "No refleja la evolución del anestesiólogo hacia un perfil mucho más amplio, que abarca desde la evaluación previa a la cirugía hasta la atención postoperatoria y el cuidado de pacientes críticos.
Tampoco contempla avances como la cirugía robótica o mínimamente invasiva, ni la realidad de pacientes con múltiples patologías".
Entre las carencias destacan la falta de "un plan estructurado para el tratamiento del dolor, la ausencia de rotaciones obligatorias en hospitales comarcales y la rigidez en el acceso a subespecialidades como la anestesia cardíaca o torácica". Además, España sigue sin adaptar su formación a los estándares europeos, lo que "dificulta la homologación con otros países". Y, según los especialistas, lo más preocupante sigue siendo la carencia de competencias, lo cual repercute en la seguridad de los pacientes:
"La mortalidad postoperatoria sigue siendo una de las principales causas de muerte en Europa".
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