El profesor Hans Clevers, referente mundial en biología molecular, reflexiona sobre el futuro de la Medicina

El profesor Hans Clevers, pionero de los organoides y ganador del V Abarca Prize.


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Los nervios están a flor de piel. En el ambiente ya se respira esa inquietud, esa tensión contenida en esos días que quedan marcados en la memoria. La sala, acogedora y con una decoración elegante, es el escenario elegido para la primera aparición. Es allí, junto a uno de los sillones, donde espera Hans Clevers, referente mundial en biología molecular y pionero en el desarrollo de la tecnología de los organoides, visiblemente emocionado. No hace falta más que cruzar unas palabras con este experto que, en pocas horas, será galardonado en la V edición del Abarca Prize, el Premio Internacional de Ciencias Médicas Doctor Juan Abarca, para comprender que este jueves, esta sala, y estas emociones marcarán un antes y un después en su vida. 

El pionero en la tecnología de los organoides se muestra afable. Lleva varias conversaciones y eventos a sus espaldas, pero aún así recibe a Redacción Médica con el mismo entusiasmo. Y esa entrega por su trabajo es la que refleja a lo largo de la entrevista poco antes de recibir el premio de manos de Mónica García, la ministra de Sanidad, en una gala que busca celebrar el compromiso de Clevers con la Medicina moderna. Será allí, esta misma noche, cuando representantes de la sanidad se reunirán para se reconocer la contribución de Clevers a la investigación y su papel en la transformación del conocimiento sobre el funcionamiento y la regeneración de los tejidos humanos.

Considerado uno de los científicos más influyentes de Europa, Clevers ha impulsado desde la Universidad de Utrecht y el Instituto de Biología Humana (IHB) una línea de investigación que ha abierto nuevas vías para el estudio de enfermedades complejas y el desarrollo de terapias personalizadas. Su trayectoria combina la excelencia académica con la experiencia en la industria farmacéutica, lo que le ha permitido tender puentes entre ambos mundos.

A lo largo de esta conversación con Redacción Médica, y horas antes de ser laureado con el V Abarca Prize, Hans Clevers reflexiona sobre el futuro de la Medicina personalizada y la transformación que está viviendo este ámbito de la mano de la inteligencia artificial (IA) y el uso de los datos

Hans Clevers, referente mundial en biología molecular y pionero en el desarrollo de la tecnología de los organoides

Hans Clevers, referente mundial en biología molecular y pionero en el desarrollo de la tecnología de los organoides.


Ha sido galardonado con el V Abarca Prize, que va a recibir esta misma tarde. ¿Qué supone para usted este galardón? ¿Cree que este tipo de galardones son determinantes a la hora de influir en la investigación científica?

Evidentemente, cuando te dan un premio te sientes orgulloso, pero también me da un poquito de vergüenza porque no soy yo solo, sino que hay muchas personas a nuestro alrededor que han participado en el trabajo que merece este premio.

Creo que la ciencia, el deporte y la cultura tienen algo en común: están relacionadas con la pasión y el talento, pero sobre todo con el impacto que tienen en un gran número de personas.

¿Cree que la biomedicina contemporánea necesita una mayor inversión de I+D por parte de los distintos países y, más específicamente, en territorio europeo?

Siempre pedimos más inversión en ciencia; en nuestro campo siempre nos quejamos de no tener suficientes recursos ni apoyo suficiente. Sin embargo, creo que, en términos generales, recibimos lo que merecemos.

La ciencia ha avanzado mucho en las últimas décadas en Europa, Estados Unidos y Asia, y aunque sigamos pidiendo más, actualmente contamos con una financiación bastante buena.

La ciencia ha avanzado mucho en las últimas décadas en Europa, Estados Unidos y Asia, y aunque sigamos pidiendo más, actualmente contamos con una financiación bastante buena.

"La ciencia ha avanzado mucho en las últimas décadas en Europa, Estados Unidos y Asia, y aunque sigamos pidiendo más, actualmente contamos con una financiación bastante buena"


Usted ha formado parte de dos mundos en el ámbito científico. Por un lado, ha ocupado cargos académicos; y por otro, ha formado parte de la industria farmacéutica. ¿Cómo se unen ambos mundos? ¿Cómo le ha beneficiado estar en ambos espacios de cara a su labor como investigador?

Es una pregunta muy importante y algo en lo que Europa podría mejorar. Tenemos, por un lado, la investigación académica (las universidades con financiación pública) y, por otro, el mundo comercial, la industria tecnológica y la farmacéutica.

Solo si ambos mundos funcionan juntos se pueden desarrollar tratamientos de forma correcta. En Europa, ceder los descubrimientos del mundo académico a la industria sigue siendo complejo, y eso nos perjudica.

En mis últimos años, trabajando para grandes empresas farmacéuticas, he comprendido lo complejo que es el desarrollo de fármacos, lo difícil que resulta y cuánto tiempo lleva. También he aprendido que la industria farmacéutica solo puede existir si se hacen descubrimientos en las universidades. Esto refuerza mi idea de que ambos mundos deben trabajar de forma más conjunta.

"He comprendido en los últimos años lo complicado que es desarrollar un fármaco".


¿Cómo ve el papel de los organoides en la Medicina personalizada? ¿Hasta qué punto podemos esperar que los tratamientos se prueben en 'mini-órganos' del paciente antes de aplicarlos clínicamente?

Una de las primeras aplicaciones de los organoides fue la Medicina personalizada. Empezamos con la fibrosis quística, y demostramos que el organoide de un paciente podía predecir perfectamente si ese paciente iba a responder al fármaco. Estas pruebas son hoy muy importantes. En los Países Bajos, por ejemplo, se utilizan para recetar ese tratamiento al paciente.

Hace doce años yo mismo había infravalorado lo importantes que serían los organoides para el desarrollo de fármacos. Ayudan a construir modelos más precisos para entender enfermedades crónicas que aún no comprendemos bien, como el cáncer, o patologías del cerebro como el alzhéimer o el párkinson.

Son herramientas que permiten desarrollar fármacos más seguros y eficaces, porque se pueden probar antes en organoides.


"Solo si el mundo académico y la industria se unen habrá mejores tratamientos"



Como científico que ha trabajado tanto en la investigación básica como en la aplicada, ¿cómo ve el papel del investigador en la Medicina del futuro?

Solo se pueden desarrollar fármacos si se entiende bien la enfermedad que van a tratar. Para hacerlo se necesitan muchas disciplinas científicas: biología básica para entender la enfermedad, ingeniería para realizar los cribados, química para modificar las moléculas, farmacología para evaluar la seguridad y la dosis, y expertos en ensayos clínicos para diseñar las distintas fases. Todas estas disciplinas deben trabajar de forma coordinada.

En mi experiencia con la industria farmacéutica, he aprendido que no solo hacen falta científicos. También se necesitan perfiles que trabajen en producción, distribución, comunicación con las agencias regulatorias o en patentes. En la universidad, sin embargo, todo gira en torno a los científicos. En la industria, en cambio, es necesario contar con muchos tipos de profesionales diferentes.

La Medicina está viviendo una transformación acelerada gracias a la tecnología y los datos. ¿Qué cree que va a cambiar más la práctica médica en la próxima década?

Hay varios avances importantes. Uno de ellos es CRISPR, el uso de la edición genética para corregir errores en el ADN de los pacientes de forma rápida y sencilla. Otro gran avance es la inteligencia artificial. Me ha impresionado cómo la IA ayuda en el reconocimiento de patrones en radiografías o en grandes conjuntos de datos.

A veces se dice que la IA va a sustituir los experimentos de laboratorio, pero yo no lo he visto. Lo que hace es ayudarnos a entender los datos, identificar patrones y diseñar nuevos experimentos. Es una herramienta impresionante, comparable al impacto que tuvieron en su momento Internet, los ordenadores personales o los teléfonos inteligentes.

Hay varios avances importantes. Uno de ellos es CRISPR, el uso de la edición genética para corregir errores en el ADN de los pacientes de forma rápida y sencilla

"Hay varios avances importantes. Uno de ellos es CRISPR, el uso de la edición genética para corregir errores en el ADN de los pacientes de forma rápida y sencilla"


¿Cuáles diría que son las barreras actuales a las que se enfrenta la investigación médica?

Desde mi perspectiva académica, una de las principales dificultades está en la regulación de los datos. Estamos intentando encontrar un equilibrio entre poder utilizar datos de pacientes de forma segura y, al mismo tiempo, avanzar en la investigación. Europa está siendo más cautelosa que China o Estados Unidos, lo que puede limitar la disponibilidad de datos.

Ocurre algo similar con la inteligencia artificial: en Europa la regulamos más, quizá porque no somos los líderes en el campo. Pero debemos tener cuidado de no irnos al extremo, porque una regulación excesiva puede bloquear la innovación.

Ha sido usted premiado por sus avances en células madre adultas y el desarrollo de la tecnología de organoides. ¿Cómo va a contribuir este premio a la investigación de su campo científico?

Cuando surge algo nuevo y no se sabe hacia dónde va a evolucionar, siempre hay personas escépticas o reticentes. Las agencias reguladoras, por definición, deben ser conservadoras y cautelosas.

Nuestras publicaciones ayudan, pero recibir un premio público como este también sirve para explicar qué puede hacerse con los organoides y qué no. Este reconocimiento ayudará a mejorar la aplicabilidad de esta tecnología.
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