Como presidenta de Facme, Avendaño cree que hay que aumentar el ritmo en la actualización de programas MIR

Cristina Avendaño, presidenta de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme).


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El Sistema Nacional de Salud (SNS) afronta retos importantes que van desde el desarrollo de las primeras Áreas de Capacitación Específica (ACE) hasta la actualización de los programas formativos de las especialidades MIR y la planificación de recursos humanos. En este contexto, Cristina Avendaño, presidenta de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme), analiza en Redacción Médica estas cuestiones, reafirmando la necesidad de institucionalizar la participación de las sociedades científicas en la toma de decisiones sanitarias y la urgencia de aumentar el ritmo de actualización de los nuevos itinerarios MIR

Además, Avendaño ha querido abordar asuntos estratégicos como la recertificación de los médicos especialistas, la financiación pública de la Formación Médica Continuada, la futura reforma de la Ley de los Medicamentos o el uso adecuado de Valtermed, sin olvidar la importancia de seguir trabajando para acabar con los 'techos de cristal' en el liderazgo sanitario femenino. 

La configuración de las primeras Áreas de Capacitación Específica (ACEs) en el Sistema Nacional de Salud parece estar más cerca. De momento, ya hay un documento de consenso en torno a las dos primeras, facilitado al Ministerio de Sanidad, que sienta las bases para la creación de esta herramienta formativa y que, por lo tanto, pretende servir de modelo al resto de ACEs que se creen en nuestro sistema. ¿Qué opina al respecto?

Estamos ilusionados porque estamos en conversaciones con el Ministerio de Sanidad para impulsar el desarrollo de las ACEs. Es una necesidad por parte de algunas especialidades que sí necesitan esa acreditación de formación en unas áreas muy específicas y nuestro sistema sanitario necesita que esas actividades de alta especialización se realicen por médicos que han superado ese periodo formativo y con esa evaluación para realmente dar garantía de que eso se realiza por médicos acreditados. Es verdad que hay muchos aspectos por definir en cuanto a cómo es el modelo de acceso, cómo va a ser la evaluación, la financiación, la determinación del número de nuevas ACEs y del número de médicos que se van a acreditar para ellas.

Entrevista a Cristina Avendaño, presidenta de Facme.

Entrevista a Cristina Avendaño, presidenta de Facme.


Hay muchos aspectos a definir y la tarea que han hecho Neonatología y Hemodinámica en Pediatría y Cardiología es muy útil, porque ya se han puesto de acuerdo en proponer algunos temas concretos como el examen de acceso o cuál puede ser la duración de la formación en esa nueva residencia para las ACEs. Entonces, es un punto de partida útil, pero sabemos que no es sólo esto. Hay que hacer una norma, hay que publicar en el Boletín Oficial del Estado la creación de la ACE, hay que crear la comisión, establecer el programa formativo, el sistema en que las comunidades autónomas van a establecer las necesidades... Es decir, sabemos que el camino es largo, no es sencillo, aunque lo bueno es que tenemos un muy buen diálogo con el ministerio y la Federación está haciendo una tarea de coherencia transversal entre las distintas sociedades científicas para que podamos tener un modelo, ya que cada competencia es distinta.

¿Cuándo calcula que podrían ponerse en marcha las ACEs de Neonatología y Cardiología Intervencionista?

Parece que son las primeras, las que tienen el camino más adelantado, pero es muy difícil hacer una estimación de plazos porque el trámite por sí mismo necesita unos tiempos.

"La Federación está haciendo una tarea de coherencia transversal entre las distintas sociedades científicas para que podamos tener un modelo de ACE, ya que cada competencia es distinta".


En el terreno formativo, Facme ha querido también dejar su huella con el primer programa de Formación Médica Continuada (FMC) financiado con fondos públicos. ¿Por qué no se había adoptado un modelo parecido hasta ahora?

Las sociedades científicas son las protagonistas en la Formación Continuada de sus médicos, las que proveen los aspectos formativos más relevantes, pero es verdad que en lo que fallábamos como sistema es en la financiación pública de esa formación. Nuestros sistemas de salud públicos tienen la obligación de prestar esa formación. Entonces, estamos muy contentos al haber sido capaces de liderar este programa desde Facme, dirigido a las sociedades científicas captando estos fondos públicos europeos a través del Ministerio de Sanidad, porque de alguna manera es poner la semilla para comprobar que esto funciona, es decir, que es posible que exista una financiación pública de la formación médica continuada que se provee a través de las sociedades científicas que son las que siempre han dado la formación.

¿Quiere esto decir que creemos que el 100 por cien de la financiación de la Formación Médica Continuada tiene que ser pública? Pues probablemente no. Tendrá que haber una financiación de fuentes diversas, pero lo que no puede ser es que no exista esa fuente de financiación pública bien vehiculizada a través de las sociedades científicas.

¿Qué impacto tendrán estos cursos teniendo en cuenta que el coste es una de las principales barreras de los profesionales a la hora de acceder a este tipo de formaciones?

Nuestra idea no es que Facme se dedique a hacer Formación Médica Continuada, sino que la entidad sea la herramienta para que se pueda consolidar este modelo con un flujo transparente y correcto de los fondos públicos hacia las sociedades científicas. El impacto fundamental es poner en marcha un modelo que todos veamos que funciona y que consigue su objetivo. Fondos de formación hay, que además son obligatorios, pero la clave es vehiculizarlos para que sean eficaces en lo que se refiere a formación de médicos especialistas, que necesitan una formación ofrecida por su sociedad científica, por otros especialistas de su misma especialidad.

Facme está trabajando junto al Ministerio de Sanidad en el desarrollo de un modelo nacional de recertificación que reconozca a las sociedades científico médicas como actores clave en la evaluación de competencias profesionales, junto a la Organización Médica Colegial como responsable de la validación periódica de la colegiación. ¿En qué punto de desarrollo se encuentra este proyecto? ¿Cree que podría materializarse en 2026?

Nos gustaría y me atrevo a decir que a lo mejor sí que lo podemos ver a lo largo del año que viene. La verdad que llevamos mucho tiempo pendientes de organizar esa recertificación de los médicos especialistas en España. Eso consiste en que los médicos, una vez ya son especialistas, de forma periódica tienen que acreditar que mantienen esas competencias, que siguen actualizadas, que han incorporado las nuevas tecnologías y técnicas que tienen que saber utilizar para esa especialidad.

El objetivo es poder dar una garantía pública a los pacientes de que el médico que les atiende está recertificado, es decir, mantiene sus competencias. Es un acto de confianza y de transparencia que las sociedades queremos promover. Ya no es sólo el cómo hacerlo desde el punto de vista de las sociedades científicas y de la colegiación, sino que tiene que haber una norma que dé amparo a esa credencial.

No es lo mismo lo que tiene que cumplir un otorrino que un cardiólogo o que un oncólogo, pero lo que sí hemos establecido es un andamiaje común para todas y lo que nos falta ahora es la norma que le dé amparo. Una vez las sociedades científicas han evaluado las competencias le puedan decir al ministerio "este profesional ha sido evaluado por sus pares y efectivamente cumple con los criterios de recertificación". Además, la Organización Médica Colegial emite su validación periódica de la colegiación, es decir, cumple con los principios deontológicos y las evaluaciones que tiene que realizar el Colegio de Médicos desde el punto de vista de profesionalismo y deontología. Con esas dos patas el Ministerio de Sanidad debería emitir esa credencial de recertificación y probablemente hacerla pública en el Registro de Profesionales Sanitarios de manera que cualquiera pueda consultar competencias validadas. 

"Queremos que Facme sea la herramienta para que se pueda consolidar este modelo de FMC con un flujo transparente y correcto de los fondos públicos hacia las sociedades científicas."


¿Por qué en la evaluación debe otorgarse un peso del 60 por ciento a la actividad asistencial y el 40 por ciento restante a la formación, docencia e investigación?

Ese es el consenso que hemos alcanzado. Las sociedades científicas hemos trabajado en lo que llamamos el Consejo Asesor Facme de Recertificación para alcanzar ese andamiaje, ese modelo común para todas, con algunos criterios que de forma transversal puedan ser homogéneos. Entonces, por supuesto, para la recertificación no vale solo con lo asistencial, se tiene que complementar con actividades de investigación, formación y docencia, esas otras actividades que están todas implicadas para que el profesional sea excelente. Ese 60-40 por ciento es simplemente un consenso alcanzado entre todas las sociedades como un porcentaje razonable para todas. Luego ya cada una define en la parte asistencial sus competencias que serán distintas en cada una. 

Otro de los grandes proyectos políticos pendientes para 2026 es esa reforma de la Ley de los Medicamentos. ¿Qué tiene que decir Facme ante el nuevo marco normativo?

Hay muchos aspectos en los que nos parece adecuado reformar la ley, ya que tiene mejoras sustanciales como, por ejemplo, la que se refiere a organizar el acceso precoz de los pacientes a los medicamentos cuando todavía están pendientes de decisión de incorporación al Sistema Nacional de Salud (SNS). Esto es algo que ahora está generando conflicto, sobre todo en los hospitales, porque hablamos de medicamentos novedosos y transcurre demasiado tiempo desde que el medicamento está autorizado por las agencias hasta que está disponible en el sistema. Así, la propuesta de un sistema de acceso precoz nos parece fundamental.

También hemos sido críticos con algunos aspectos referidos al tema de la responsabilidad del médico en el acto terapéutico y el uso racional de los medicamentos. En nuestra opinión, uno de los orígenes de la confusión que vemos entre el medicamento y la prescripción es que es una ley dirigida al objeto del medicamento y no se puede regular la prescripción o el acto médico mezclado en un artículo como está ahora. De hecho, a veces no se habla de prescripción, sino de receta, que es un término un tanto anacrónico.

La ley necesita mejorar el reconocimiento del liderazgo del médico acorde con la responsabilidad que asume en el tratamiento. Es decir, si el responsable del tratamiento es el médico, debe de asumir el liderazgo en la evaluación de medicamentos, en la selección de medicamentos y en los aspectos de uso racional.

¿Puede haber algún escenario en el que las enfermeras puedan asumir estas funciones?

Las enfermeras en el ejercicio de sus competencias pueden indicar la utilización de medicamentos y de productos sanitarios en los cuidados de Enfermería o en las curas y también tienen que tener la capacidad de incluirlo en el Sistema Nacional de Salud bajo la orden de dispensación a cargo del sistema. Por ejemplo, los podólogos tienen reconocida la prescripción de medicamentos en su ámbito de competencia, los antibióticos, pero no los antipsicóticos. La atención a un paciente es multidisciplinar y hay distintos profesionales con distintas competencias que manejan e indican medicamentos, pero eso está en la ley.

Lo que no puede ser es que quien asume la responsabilidad no sea el que realiza las actividades. Hay que desarrollar un poquito más ese artículo para que realmente sea un uso correcto.

"No se puede confundir cuál es la responsabilidad del médico en la prescripción de medicamentos."



Dentro del campo de los medicamentos también hay que hablar de cambios relacionados con Valtermed. Sanidad plantea ahora una modificación para que esta herramienta se utilice para recoger información de patologías de baja prevalencia o incidencia y que contenga en la resolución de financiación algún acuerdo de pago por resultados. ¿Qué le parece esta propuesta teniendo en cuenta su postura de limitar este sistema a la gestión administrativa y financiera?

Valtermed es una herramienta para hacer un seguimiento de gestión de aquellos medicamentos en los que se planteaba un descuento ligado al cumplimiento de un hito clínico, pero es una herramienta de gestión. Lo absurdo es plantear que una herramienta que se diseña para gestionar un descuento en nuestro país, fraccionado por comunidad autónoma, pueda ser una herramienta para generar conocimiento sobre el valor del medicamento, porque para generar conocimiento lo que necesitamos es que se facilite que los médicos españoles puedan participar en registros europeos e internacionales, en explotación de las historias clínicas para generar nuevo conocimiento. Y no solo de un medicamento, sino de ese medicamento en el contexto de todas las otras alternativas.

Es decir, la explotación para generar conocimiento no se hace fraccionada por medicamento, se hace sobre el tratamiento de esa enfermedad en el que utilizamos primero un medicamento, luego otro y lo compararemos. Por lo tanto, que Valtermed ahora se reconozca como una herramienta de gestión para esos pocos casos en los que se liga el descuento a una evaluación de resultados, es lo que debe de ser. ¿Por qué tienen que ser pocos casos? Porque establecer un descuento es muy costoso y obliga a recoger muchos datos, lo que no parece muy eficaz. Para eso hacemos el descuento directamente y ya está.

Siempre nos ha preocupado mucho que se confunda Valtermed con una herramienta de generación de conocimiento porque precisamente nos quita de participar en los auténticos registros y bases de datos generadoras de conocimiento, que es lo que tenemos que hacer: colaborar internacionalmente para generar conocimiento sobre el uso correcto de los medicamentos, datos comparativos, qué es lo que aporta, cómo cambia la historia natural de la enfermedad y ese tipo de preguntas que hay que contestar a largo plazo.


"Tenemos que mejorar la capacidad para gestionar esa renovación de los programas MIR de forma que no tengamos que esperar 10 años para renovar los 30 programas. Lo que no podemos es ir de uno en uno o ir a tres planes por año"




Por otro lado, en una entrevista en este medio, la presidenta del Consejo Nacional de Especialidades en Ciencias de la Salud, Mercedes Guerra, aseguraba que los criterios de los centros para formar especialistas están obsoletos. ¿Qué opina al respecto?

Estoy totalmente de acuerdo. Están obsoletos porque también lo están los Planes Oficiales de Formación de la especialidad, con una acreditación de los centros donde se analiza si cumplen los aspectos de un plan de hace 20 años. Es un problema porque si tenemos que acreditar o desacreditar los centros de formación de residentes con un plan formativo de hace tanto tiempo, pues no encaja.

¿Qué programas formativos son candidatos a su renovación en 2026?

Tenemos más de una veintena, incluso podría llegar hasta la treintena, de programas formativos de especialidad que necesitan renovación urgente porque están obsoletos. Sabemos que hay algunos más adelantados, pero realmente creo que aquí la cuestión es que tenemos que mejorar la capacidad para gestionar esa renovación de forma que no tengamos que esperar 10 años para renovar los 30 programas. Lo que no podemos es ir de uno en uno o ir a tres planes por año. Tenemos que aumentar la capacidad para que esos programas que necesitan renovación puedan renovarse ya, cuanto antes, a la vez. Aquí las sociedades tenemos muchas ganas de ayudar y somos capaces de trabajar de forma rigurosa y rápida para esa renovación de los planes. Hay que simplificar el sistema y hay que contar con las sociedades y con los especialistas para que podamos ayudar a agilizar este tema.

"Los residentes no van a cubrir huecos de puesto de trabajo. Los residentes van a formarse en el mejor sitio."



¿Considera prioritaria la actualización del Registro Estatal de Profesionales Sanitarios (REPS) a la hora de elaborar la distribución de plazas MIR?

Me gustaría que siempre separáramos dónde salen las plazas de residentes y dónde hacen falta las plazas de médicos, porque son dos cosas distintas. Los residentes no van a cubrir huecos de puesto de trabajo. Los residentes van a formarse en el mejor sitio. Entonces, desde luego, el Registro de Profesionales Sanitarios es una necesidad. Hay que promoverlo, pero sobre todo para temas de planificación de profesionales en el sistema, de contratación.

¿Qué mecanismos considera esenciales para mantener el recuento ajustado a la realidad de las plantillas y actualizado?

Uno de los retos que tenemos es planificar bien nuestros recursos humanos en el Sistema Nacional de Salud (SNS), teniendo en cuenta el recambio, los ritmos de jubilaciones, esa incentivación para solventar lo que nos pasa. No es que falten médicos en general, es que faltan en determinadas especialidades y en determinados lugares. Por eso, tenemos que ser serios en esa planificación, por supuesto, contando con las sociedades científicas y con las Administraciones para planificar ese recambio de forma correcta. A mí me preocupa que se confunda una situación actual de ausencia de médicos en determinados puestos con generar superávit dentro de 11 años, porque ahora nos dedicamos a aumentar facultades y plazas de estudiantes de Medicina, sin aumentar además los profesores y los médicos clínicos que les forman, con lo cual quizá comprometemos la calidad de la formación y además estamos generando médicos para un escenario futuro con distintas necesidades.


"Me preocupa que se confunda una situación actual de ausencia de médicos en determinados puestos con generar superávit dentro de 11 años"




Una de las principales demandas de las sociedades científicas es la asunción de un papel activo dentro de los grandes planes de salud. Sin ir más lejos, la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas (Seimc) criticaba su ausencia en los grupos de trabajo responsables de la creación de una nueva especialidad MIR en este ámbito. ¿Hay que cambiar el modelo?

Se ha llamado a las sociedades científicas para formar parte de estos planes y aportar su expertise, pero debemos de mejorar en esa participación para la elaboración de políticas de salud. Tenemos que seguir avanzando hacia un sistema en el que las decisiones en materia de salud puedan tomarse por un político habiendo escuchado antes a los expertos en el campo. Lo que nosotros defendemos es que, desde luego, siempre las decisiones en salud tienen que estar lo mejor informadas posibles por parte de los expertos de las sociedades científicas, por parte de la evidencia, por parte de los objetivos consensuados que se quieren alcanzar con esa política, y aquí las sociedades son básicas. Por eso queremos que esto quede institucionalizado. Es decir, que no haya que pensar "vamos a llamar a las sociedades", sino que tiene que ser obligatorio que prestemos nuestra asesoría, que demos nuestra opinión.

"Tiene que ser obligatorio que las sociedades prestemos nuestra asesoría en los planes de salud".


El compromiso de Facme también se extiende a la igualdad de género dentro del sector, como prueba la iniciativa #EnSaludNoSinMujeres, impulsada junto a Farmaindustria, para visibilizar las brechas de género aún presentes en sanidad. ¿Cuáles deben ser los pasos prioritarios para aumentar el liderazgo femenino sanitario?

En Facme tenemos un observatorio que se llama Women in Medicine in Spain (Womeds) que ha intentado poner de manifiesto la desproporción que existe entre el porcentaje de mujeres en las plantillas de médicos y el porcentaje de mujeres en las posiciones de liderazgo. Hace ya tiempo que las mujeres hemos pasado el 50 por ciento de la plantilla y en cambio en jefaturas de Servicios no subimos del 30 por ciento. En la universidad, en las plazas de profesores vinculados, muy importantes porque son los que forman a las siguientes generaciones, la situación es todavía peor en cuanto a desproporción. Por lo tanto, hay que ayudar a que mujeres valiosas alcancen las posiciones de liderazgo, seguir visibilizando esa brecha de género que tenemos en el desarrollo profesional y desarrollar acciones que permitan corregir esta situación.

Entre las medidas sugeridas está la de rechazar la participación en eventos sobre el sector salud de más de dos ponentes, donde no se haya contado con, al menos, una mujer en calidad de experta.

Lo que perseguimos es luchar contra la inercia de que, a la hora de plantear un panel de expertos o una mesa redonda, la primera persona que te venga a la mente sea un varón y de repente haya un panel solo de hombres. Esto tiene que llamar la atención y tienes que plantear si hay alguna mujer que sea igual de potente e igual de experta. Esta es la actitud que queremos promover, una medida para que todos seamos conscientes de este problema y que a veces no hay esfuerzo suficiente por la pluralidad.

¿Qué temas prioritarios figurarán en la próxima reunión de Facme celebrada en este cierre de año?

El primero, desde luego, es seguir consolidando el papel de las sociedades científicas en el funcionamiento, en la organización, en las mejoras del Sistema Nacional de Salud y también en el asesoramiento en políticas de salud o en planificación de recursos humanos. Queremos reforzar esa participación de las sociedades y, como Federación, lo que primamos es ser el portavoz de todas ellas en aquellos temas que son transversales y comunes para favorecer que cada una pueda participar en diferentes cuestiones en función de sus competencias y hacer vehículo con la administración. 

Otros temas concretos en los que vamos a seguir trabajando están relacionados con la ordenación profesional, la actualización de los programas formativos, el desarrollo de las ACEs, de los diplomas de acreditación avanzada y la recertificación profesional, aspectos clave para la adquisición de competencias de los especialistas.

Un momento durante la entrevista en el plató de Redacción Médica.

Un momento durante la entrevista en el plató de Redacción Médica.

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