Dolors Querol, Carmen Hernández y Mariano Pastor.
Las
enfermedades respiratorias crónicas suponen una de las mayores cargas sanitarias en España, siendo la segunda causa de mortalidad y la tercera de hospitalización desde 2022. Más de siete millones de personas conviven con patologías como la
EPOC, el
asma o el
cáncer de pulmón. Su prevalencia, además, se ve influenciada por
determinantes sociales de salud, como el nivel socioeconómico o el nivel educativo; y exposiciones como la calidad del aire, el
tabaquismo y la soledad no deseada. Estos factores generan
disparidades en el acceso al diagnóstico y tratamiento, afectando a los más vulnerables.
Para abordar esta situación, doce expertos han elaborado el documento
'Consenso para la Equidad en Salud Respiratoria: Recomendaciones para la Acción en España', en el que se pone en el centro del debate la necesidad de una
estrategia nacional específica para abordar las desigualdades que afectan a estos pacientes.
Entre sus autores se encuentra
Carmen Hernández, coordinadora médica de equipos de Atención Primaria de la Gerencia de Asistencia Sanitaria en Zamora y miembro del Grupo de Respiratorio en Atención Primaria (GRAP). En un debate celebrado en el plató de
Redacción Médica, la especialista subraya que hablar de equidad en salud "es
hablar de mejorar la salud de los pacientes respiratorios".
Recuerda que el concepto, definido por Margaret Whitehead en 1992, se refiere al estado en el que cualquier persona puede alcanzar su máximo nivel de salud sin desventajas derivadas de circunstancias sociales. "Para lograrlo necesitamos una
distribución justa de los recursos y una planificación de procesos que promuevan la igualdad real". Así, advierte de que las inequidades afectan especialmente a los
colectivos más vulnerables, entre ellos los pacientes con
enfermedades respiratorias crónicas. "Son una diana de la inequidad, porque su situación los hace muy frágiles", señala. Por ello, insiste en la necesidad de políticas públicas que los protejan de los factores de riesgo y
mejoren su acceso a la atención sanitaria.
Determinantes sociales y factores de riesgo
El documento distingue dos áreas clave de actuación:
los determinantes sociales de la salud y la exposición a factores de riesgo. Entre los primeros se incluyen las circunstancias económicas, educativas, culturales y políticas que condicionan la vida de las personas. "A menudo decimos que
el código postal es más importante que el código genético", recalca Hernández.
Además, pone el foco en un elemento cada vez más visible, que no es otro que
la soledad no deseada, especialmente entre las personas mayores con enfermedades crónicas, que viven solas y tienen grandes dificultades para gestionar su salud.
Carmen Hernández, coordinadora médica de equipos de Atención Primaria de la Gerencia de Asistencia Sanitaria en Zamora y miembro del Grupo de Respiratorio en Atención Primaria (GRAP).
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Los datos son claros. Los grupos con menos recursos presentan
mayores tasas de tabaquismo, más mortalidad infantil por causas respiratorias y más prevalencia de patologías como la EPOC, el asma o la
tuberculosis. El bajo nivel educativo también influye directamente en la adherencia terapéutica, ya que las personas comprenden peor sus tratamientos y
tienden a abandonarlos.
La
exposición ambiental completa este círculo de inequidad. El tabaquismo, la contaminación del aire, las humedades, el moho o las condiciones laborales y domésticas precarias agravan los síntomas y empeoran la calidad de vida. "Sabemos que los estratos con menos recursos tienen también
menos acceso a zonas verdes y mayor exposición a contaminantes", añade la especialista. Por ello, defiende que la equidad en salud respiratoria "no es una meta alcanzada, sino
un objetivo a cumplir mediante una estrategia nacional específica".
Coordinación asistencial y recursos
Uno de los principales obstáculos para la equidad es la
falta de coordinación entre los distintos niveles del sistema sanitario. Aunque España cuenta con un sistema público fuerte y con acceso universal, la
Atención Primaria y la Hospitalaria están tensionadas. Sobre todo, explica Hernández, por la escasez de profesionales y falta de recursos. A esto se suman las
diferencias entre comunidades autónomas.
Para superar estas barreras, la experta aboga por varias medidas concretas, que pasan por el impulso del diagnóstico precoz desde Atención Primaria, la creación de figuras como la
enfermera de continuidad asistencial o gestora de casos, y una mayor integración de la
farmacia comunitaria. También aboga por aliviar la carga burocrática en las consultas, mejorar la colaboración con los trabajadores sociales, implantar
la prescripción social y apostar por la telemedicina y la
historia clínica única interoperable, que incluya los determinantes sociales de cada paciente.
"Necesitamos
una comunicación bidireccional y efectiva entre todos los actores del proceso asistencial", apunta.
Dolors Querol, directora de Medical y Technical Affairs de Chiesi España & Portugal.
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La voz de los pacientes
El testimonio de Mariano Pastor, presidente de la Federación Española de Asociaciones de Pacientes Alérgicos y con Enfermedades Respiratorias (Fenaer) y miembro del Foro Español de Pacientes (FEP), muestra la perspectiva de quienes viven cada día estas desigualdades. "La inequidad en salud respiratoria no es solo un asunto sanitario,
es una cuestión de justicia social", afirma en este debate.
Recuerda que "detrás de cada cifra hay personas que tienen dificultades hasta para ducharse, que
programan sus salidas según las cuestas o dependen de oxígeno y cuidadores no profesionales".
Pastor, que ha participado en la elaboración del citado documento, pone el foco en las desigualdades sociales y territoriales: "No es lo mismo vivir junto a una autovía que en una zona verde, ni poder encender la calefacción que pasar frío porque no se puede pagar". A ello se añaden las
diferencias en la financiación de tratamientos y dispositivos entre comunidades autónomas, "que dejan a
muchos pacientes sin acceso a mascarillas, nebulizadores o fisioterapia respiratoria".
La "saturación" de la
Atención Primaria, apunta, contribuye a empeorar la situación. "Menos médicos, más pacientes y menos tiempo por consulta significa
menos prevención, menos adherencia y más urgencias". Ante ello, pide reforzar la
Enfermería respiratoria, mejorar la coordinación con la farmacia comunitaria y ampliar la atención domiciliaria. "Demasiadas veces somos los propios pacientes quienes debemos coordinar nuestra atención", lamenta.
Su propuesta pasa por un modelo asistencial integrado, con
equipos multidisciplinares y figuras clave como la enfermera gestora de casos o el farmacéutico comunitario. "Estas figuras ya existen, solo hay que
integrarlas de forma efectiva en el sistema", subraya.
El documento de consenso por la equidad en salud respiratoria tiene siete líneas estratégicas clave.
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Siete pilares para una atención equitativa
El documento de consenso recoge
siete líneas estratégicas que, según Carmen Hernández, deben desarrollarse de manera conjunta:
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Garantizar un abordaje integral y coordinado entre todos los niveles asistenciales.
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Promover el diagnóstico temprano.
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Asegurar un acceso equitativo a los tratamientos y a la innovación terapéutica.
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Impulsar la prevención y los hábitos de vida saludable.
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Desarrollar campañas de sensibilización frente al tabaquismo y la contaminación.
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Establecer indicadores de calidad comunes para evaluar los resultados.
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Recoger datos sobre determinantes sociales en la historia clínica de cada paciente.
"Todos son igual de importantes", insiste la especialista. "La equidad no se consigue priorizando uno sobre otro, sino
trabajando en todos a la vez".
Pacientes informados, pacientes más fuertes
Mariano Pastor defiende también la
educación terapéutica y las campañas de sensibilización como pilares esenciales del cambio. "Los pacientes informados
son más responsables y adherentes", asegura. Aprender a manejar la enfermedad, reconocer los síntomas de alerta,
usar correctamente los inhaladores o cuidar la alimentación y la salud mental son pasos imprescindibles para mejorar la calidad de vida.
Pero, además, es necesario prevenir y actuar desde la infancia: fomentar la vacunación, promover el abandono del tabaco y
educar en salud respiratoria en colegios, barrios y entornos rurales. "Los pacientes no pedimos compasión,
pedimos colaboración. Queremos ser parte activa de las soluciones", afirma.
Para ello, destaca
el papel de los medios de comunicación a la hora de visibilizar la realidad de estas enfermedades. "Asegurar la equidad en las enfermedades respiratorias
es una prioridad de salud pública. Nadie debería tener menos salud por su renta o por el lugar donde vive".
"Nadie debería tener menos salud por su renta o el lugar en el que vive"
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El compromiso de la industria farmacéutica
En este debate también ha participado
Dolors Querol, directora de Medical y Technical Affairs de
Chiesi España & Portugal, compañía que ha apoyado la elaboración del documento de consenso. Chiesi es un grupo biofarmacéutico que este año cumple 90 años de historia y que, bajo su propósito de
mejorar la calidad de vida de las personas, está realizando un amplio trabajo en todos los países en los que está presente por abordar la equidad en salud.
Querol manifiesta que la
industria farmacéutica también tiene un papel esencial en la reducción de las inequidades en salud. "En la actualidad, pese a los grandes avances científicos, tecnológicos y económicos,
persisten retos sociales y medioambientales que no podemos ignorar", afirma.
Mariano Pastor, presidente de la Federación Española de Asociaciones de Pacientes Alérgicos y con Enfermedades Respiratorias (Fenaer) y miembro del Foro Español de Pacientes (FEP).
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Chiesi, explica, trabaja bajo un
modelo de empresa con propósito, que combina el desarrollo de soluciones terapéuticas innovadoras con la creación de valor social. "No es suficiente desarrollar un medicamento eficaz si no llega a quien lo necesita y como lo necesita", apunta. La compañía
reinvierte parte del valor económico generado en proyectos de impacto social y ambiental, integrando la equidad en salud
dentro de su estrategia global.
"Colaborar con todos los agentes del ecosistema, no solo sanitarios, sino también comunitarios y sociales, es esencial para
avanzar hacia una verdadera equidad en salud respiratoria", indica.
El Consenso para la Equidad en Salud Respiratoria es un punto de partida que no debe quedarse en el papel.
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"Que no se quede en el papel"
Para cerrar, Hernández hace un llamamiento claro: "Me gustaría que todo esto no se quedase en el papel. Que quienes deben leerlo y trabajar sobre ello
asuman su responsabilidad y que, a partir de ahora,
comencemos a caminar. Ese es el objetivo".
El
Consenso para la Equidad en Salud Respiratoria es, por tanto, un punto de partida y una hoja de ruta. Un documento que
pone nombre y rostro a las desigualdades y que, sobre todo, reclama acción: la de los profesionales, las administraciones, la industria y la sociedad, para que
ningún paciente respiratorio se quede atrás.
Un instante durante el debate.
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