Médicos de Enfermedades Infecciosas analizan las lecciones aprendidas y los deberes pendientes de la pandemia

El debate 'Tres años de coronavirus', al completo.


15 mar. 2024 9:00H
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La pandemia de la COVID-19 sacudió los cimientos de un Sistema Nacional de Salud (SNS) que aguantó con suficiencia gracias a su capacidad para amoldarse a una situación de esta envergadura y al esfuerzo infatigable de los profesionales de todos los niveles asistenciales. De aquella época se atesoran lecciones, y muchas, pero quedan también un puñado de deberes pendientes que aún hoy lastran el abordaje de esta y otras enfermedades respiratorias, como la gripe. Hay miles de vidas que se pueden salvar, defienden voces autorizadas del ámbito de la Epidemiología, pero para ello es necesario poner el foco sobre la innovación terapéutica y la combinación de tratamientos.

“No somos conscientes de hasta qué punto necesitamos esa innovación”, han enfatizado los protagonistas del debate ‘Tres años de coronavirus’, organizado por Redacción Médica con la colaboración de Gilead, que ha reunido a los médicos de los Servicios de Enfermedades Infecciosas del Hospital Regional Universitario de Málaga, Marcial Delgado; el Hospital de Jerez de la Frontera (Cádiz), Salvador López; el Virgen de las Nieves de Granada, Juan Pasquau; y el Virgen de la Macarena de Sevilla, Elena Salamanca.

Salvador López, médico del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital de Jerez de la Frontera.


Sobre esas grandes “lecciones” aprendidas de la crisis de la COVID-19, los facultativos coinciden en la importancia del haber “compartido la información científica” en favor del conjunto de la sociedad, algo que redundó no solo en la secuenciación del virus, sino también en la capacidad de resiliencia de la red sanitaria española. “Llegó un momento en el que teníamos a 200 pacientes ingresados; el hospital se adaptó de forma espectacular a algo que cada día amenazaba con desbordarnos”, detalla Marcial Delgado.

Circuitos específicos para pacientes con COVID-19


Elena Salamanca, médica de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen de la Macarena, recalca la importancia de actuar de forma precoz frente a la COVID-19.

En este proceso de adaptación fue “fundamental” el abordaje multidisciplinar de la crisis, algo que “tuvo que hacerse en tiempo récord”, desliza Elena Salamanca. El otro pilar fue la creación de unos circuitos específicos para la COVID-19 que “funcionaron de manera casi perfecta”. “Los hospitales se convirtieron prácticamente en centros monográficos del coronavirus. Esos circuitos puros son muy difíciles de mantener en el tiempo, pero hay cosas que se pueden seguir haciendo”, añade a este respecto Juan Pasquau.

De hecho, muchos hospitales, incluido el Regional Universitario de Málaga, mantienen un circuito diferenciado para los pacientes con sospecha de COVID-19. "Es verdad que a la vez que el virus se ha hecho mucho más transmisible, ha perdido también severidad en sus manifestaciones clínicas salvo en pacientes ancianos e inmunocomprometidos, pero se les sigue dando asistencia de forma individualizada en zonas especiales para pacientes con COVID-19 hasta que dejan de ser contagiosos", explica Delgado. Afirma, en cualquier caso, que la urgencia sigue siendo disponer de un circuito diferenciado para pacientes en los que se sospeche la enfermedad.

Marcial Delgado, médico del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Regional Universitario de Málaga.


Salvador López, del Hospital de Jerez de la Frontera, también aboga por mantener los circuitos para “optimizar” la asistencia hacia los pacientes de COVID-19, especialmente aquellos con riesgo de desarrollar una patología grave. El facultativo andaluz asume que el virus circulará en el mundo “posiblemente para siempre”, lo cual fuerza a los distintos sistemas de salud a “adaptarse” a un nuevo tiempo. La vacunación es una herramienta efectiva, pero tambien es necesario mantener los circuitos de identificación precoz y tratamiento  adecuado de los pacientes con mayor riesgo de progresión a enfermedad grave. 

“Al comienzo de la pandemia se dejaba a los pacientes en sus casas hasta que estaban muy enfermos. Yo creo que hemos aprendido que no podemos dejar que pasen esos días, que hay que actuar pronto, y por eso cada centro debe tener circuitos donde poder administrar estos tratamientos que a veces son por vía parenteral”, concluye Elena Salamanca.


"Los antivirales tienen un papel esencial para tratar la COVID-19"




Innovaciones terapéuticas para la COVID-19


Los cuatro partícipes de este debate de Redacción Médica subrayan, en cualquier caso, que los actuales métodos de prevención y tratamiento de la COVID-19 no bastan para zanjar la crisis. Existe mucha población vulnerable, desde inmunodeprimidos hasta personas mayores, que siguen peligrosamente expuestos a los efectos letales del virus. Y, aunque los avances terapéuticos que se han producido los últimos años han sido “espectaculares”, en palabras de Marcial Delgado, quedan “resquicios para ganar la batalla”.

Marcial Delgado, facultativo de Enfermedades Infecciosas del Hospital Regional Universitario de Málaga, lamenta la escasez de estudios clínicos tras la caída de la incidencia de la COVID-19.

“La COVID-19 supuso un test fundamental para la innovación en Medicina, y creo que se hizo de manera brillante, heroica. Pero no sabemos todavía cómo evitar que muera un número considerable de pacientes”, asume Pasquau, médico del Hospital Virgen de las Nieves de Granada. En este sentido, destaca que el coronavirus se sigue llevando la vida de entre 3.000 y 4.000 personas al año, y que un porcentaje significativo de ellas son jóvenes o ni siquiera tenía problemas graves antes del contagio. “Nos hemos relajado; no somos conscientes del problema, y por eso, no reclamamos innovación”, sentencia.

Juan Pasquau, médico del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen de las Nieves de Granada.


En esta línea, el facultativo sostiene que para tratar la COVID-19 “hay un producto A, otro B y otro C que han generado distintas empresas farmacéuticas”, pero no existen ensayos clínicos de combinaciones de estos fármacos. El problema se agrava debido a esa “pérdida de interés” de los propios sanitarios: “No somos conscientes de hasta qué punto lo necesitamos para la gripe y la COVID-19”, señala.

Salvador López, médico de Enfermedades Infecciosas del Hospital de Jerez de la Frontera, aboga por mantener los circuitos COVID-19 para la identificación y tratamiento adecuado de pacientes".

“La OMS (Organización Mundial de la Salud) y la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos) avisan de que no estamos preparados para las epidemias que vengan, y tenemos que tener antivirales de amplio espectro y eficacia para que no pase lo que pasó. Esa investigación necesita de nuestro estímulo, de que nosotros digamos la queremos y la necesitamos”, conviene Salamanca.

Falta de estudios clínicos ante la caída de la incidencia


A este respecto, Marcial Delgado añade que los tratamientos combinados parecen tener beneficios para pacientes inmunodeprimidos. Sin embargo, debido a la caída de la incidencia de la enfermedad, “ya no salen estudios clínicos con facilidad”. Esta situación afecta, entre otros, a pacientes con comorbilidades de base como lo son los transplantados renales, enfermedad hematólogica,  pacientes con enfermedad neoplásica avanzada. La COVID-19 en cada persona es una cosa diferente.

Elena Salamanca, médica del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen de la Macarena de Sevilla.


Los antivirales, concede Juan Pasquau, “seguirán teniendo un papel esencial” en el abordaje del virus. "No podemos minimizar la importancia del tratamiento antiviral. En la fase aguda, cuantas mas complicaciones hay, más viremia existe. Por eso tiene sentido para la replicación viral en cualquier punto de la enfermedad". A ello se suma la necesidad de que la propia población se conciencie de que ha de comunicar a los profesionales sanitarios que padece síntomas para administrar esos antivirales en una fase temprana.


"La COVID-19 sigue ahí y se va a quedar con nosotros con picos de incidencia probablemente en primavera y otoño"



La sociedad científica, "asesora" de la administración sanitaria


El médico de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen de las Nieves de Granada Juan Pasquau advierte de que la sanidad ha dejado de "reclamar innovación" para hacer frente al virus de la COVID-19.

En cualquier caso, “quien puede asesorar a la administración sanitaria es la sociedad científica, los profesionales de la salud”, apuntaba Pasquau. También la sanidad privada tiene su papel fundamental, por ejemplo, en el desarrollo de ensayos clínicos especialmente en pacientes inmunodeprimidos.

“La COVID-19 sigue estando ahí y se va a quedar con nosotros no solo con picos de incidencia en invierno sino probablemente también en primavera y otoño. La única prevención es la vacunación, y luego, que la persona tenga la conciencia de usar mascarilla si está resfriada por el bien del entorno”, sostiene Delgado.

En este sentido, los facultativos insisten en la importancia de identificar a los pacientes de forma precoz para que puedan beneficiarse de los tratamientos disponibles y evitar la progresión de la enfermedad. “Porque cuando se llevan muchos días con síntomas, los antivirales siguen siendo eficaces, pero hay limitaciones”, concluyen.

Un instante del debate, moderado por la jefa de la Sección de Contenidos Sonoros de Redacción Médica, Elena González.

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