El profesor Villagrasa recomienda autocrítica, técnica de test y gestión emocional para el segundo intento

 Repetir el MIR sin hundirse en el intento: "Hay que hacer autocrítica"
Pablo Villagrasa, profesor de CTO.


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Cada año, miles de graduados en Medicina vuelven a preparar el examen MIR tras no haber conseguido la plaza deseada en su primer intento. Para estos repetidores, la experiencia acumulada puede ser una ventaja, pero también una fuente de frustración si no se gestiona correctamente. Pablo Villagrasa, profesor de la academia CTO, ofrece a Redacción Médica una serie de recomendaciones para afrontar esta segunda oportunidad con realismo y eficacia.

“El primer paso no debe ser cambiar por cambiar, sino analizar qué falló”, señala Villagrasa. A veces, el problema radica en un déficit teórico o en la falta de dominio de los temas más preguntados. En otros casos, el fallo está en la práctica insuficiente, simulacros, test, autoevaluaciones, o incluso en un bloqueo emocional el día del examen. “Antes de replantear toda la estrategia, hay que hacer autocrítica y entender qué impidió lograr el objetivo”, añade.

No es un fracaso: repetir también construye


Desde el punto de vista emocional, Villagrasa insiste en que repetir el MIR no debe vivirse como un fracaso. “Cada persona sigue su propio camino y ritmo. En otros procesos selectivos solo hay una oportunidad; el MIR permite segundas opciones y es habitual ver residentes que han repetido el examen sin que eso condicione su desempeño”.

Según el docente, lo importante es no dejar que el desánimo defina al estudiante. Tras un primer intento fallido, recomienda tomarse un descanso real, no como capricho, sino como necesidad, y recordar que uno o dos años más de estudio son insignificantes frente a cuatro décadas de ejercicio profesional. “Centrarse en avanzar día a día, sin obsesionarse con el resultado final, es la actitud más sana y efectiva”, asegura.

¿Volver a empezar de cero? Depende


Uno de los dilemas más habituales es si rehacer todo el temario o enfocarse solo en los puntos débiles. Para Villagrasa, la respuesta está en el análisis de errores. Si se fallaron preguntas importantes por desconocimiento de conceptos clave, esos contenidos deben estudiarse a fondo. En cambio, si el problema fue de memorización o de aplicación práctica, conviene reforzar esas habilidades sin necesidad de empezar desde cero.

Eso sí, hay algo que ningún repetidor debe descuidar: actualizarse con los cambios en guías clínicas, tratamientos y novedades médicas. “Afortunadamente, las academias suelen marcar claramente estos puntos”, recuerda.

Simulacros y errores frecuentes


Aunque los repetidores ya conocen la estructura del examen, no deben caer en la tentación de relajar la preparación. Uno de los errores más frecuentes es confiarse al inicio y perder intensidad cuando llega la fase clave, que suele comenzar en junio. Otro error habitual es centrarse excesivamente en el contenido teórico, incluso en temas muy poco preguntados, mientras se descuida la práctica.

“Los simulacros son esenciales, incluso más que la primera vez”, subraya Villagrasa. Sirven para desarrollar técnica de test, ganar confianza y aprender a gestionar los tiempos y el estrés del día del examen. “Hay que hacerlos con la misma frecuencia e intensidad que en la primera preparación”.

Una duda frecuente entre quienes repiten es si deben cambiar de academia, materiales o metodología. Para el profesor de CTO, esa decisión debe basarse en una revisión honesta: si la modalidad elegida no se ajustaba al estilo personal, por ejemplo, si se necesitaba más autonomía y se optó por clases presenciales diarias, entonces sí puede ser útil un cambio.

“No sentirse cómodo no significa que el método sea malo en sí. Lo importante es que se adapte a la forma de estudiar de cada persona. Si no es así, merece la pena buscar otro enfoque”, apunta.

Compararse con perspectiva


Sobre si conviene comparar la nueva preparación con la anterior, Villagrasa responde con matices: “La experiencia previa aporta datos valiosos y no hay que ignorarlos. Analizar los simulacros o los errores del pasado ayuda a ajustar la estrategia, pero esa comparación debe ser constructiva, nunca una fuente de presión”.

En su opinión, incluso una buena preparación puede terminar en un mal resultado por causas externas. Por eso, el foco debe estar en el presente: reforzar lo necesario, adaptar la rutina a las circunstancias personales y no autoimponerse estándares inalcanzables.

El fenómeno de los mejores MIR extranjeros


Por último, Villagrasa también valora el hecho de que en las últimas convocatorias varios estudiantes extranjeros hayan logrado los mejores puestos del MIR. Para él, se trata de un reflejo natural de la diversidad demográfica en España y del acceso creciente a recursos de preparación de calidad. “Las academias han democratizado los resultados. Con una buena planificación, cualquier estudiante, sea cual sea su país de origen, puede aspirar a una gran plaza”, concluye.
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