María es una joven médica que se preparó MIR con motivación. Estudió mucho y estaba muy ilusionada. Quería dar la mejor versión de sí misma porque, como tantos otros aspirantes, soñaba con elegir una especialidad clínica que le apasionara. En su caso, era Digestivo porque "es una especialidad muy amplia y tiene mucho intervencionismo". Incluso valoraba otras menos demandadas como Farmacología Clínica o Medicina Preventiva. Sin embargo, su número de orden en el MIR no fue suficiente para acceder a esas opciones.
Al principio, cuenta que “fue muy complicado" asumir que no había obtenido los resultados que esperaba, aunque, por otro, lado "estaba tranquila porque sabía que lo había dado todo".
María no tenía más remedio que repetir el examen o "avanzar". Fue entonces cuando un giro inesperado marcó su futuro. “Fui a una charla post-MIR de Alergología en la Fundación Jiménez Díaz. No pensaba ir, pero mis amigos me convencieron en el último momento. Escuché a una R4 hablar de la especialidad y ahí lo vi claro”, explica.
Ese encuentro le hizo replantearse por completo sus expectativas: descubrió que Alergología, una especialidad de la que había cursado una asignatura optativa en la carrera, abarcaba mucho más de lo que imaginaba. “Permite tratar pacientes de todas las edades, desde niños hasta ancianos. Además, combina conocimientos de muchas otras áreas como Neumología, Digestivo, Dermatología, Inmunología...", cuenta. Además, destaca que "te puedes subespecializar en varios campos y tiene parte de investigación y de industria farmacéutica", algo que también le interesa.
"No me había planteado nunca escoger Alergología como especialidad", asegura. Y ahora, que está realizando en su residencia en el Hospital Universitario de Toledo, no puede estar más contenta. Eligió ese centro por sus buenas referencias y la calidad docente. "Hay muy buen ambiente, una gran profesionalidad y eso siempre te impulsa y te motiva a ser mejor", resalta. Así que María, en el poco tiempo que lleva como residente, asegura que no se ha planteado nunca abandonar la especialidad.
Aunque es cierto que, al recordar el examen, reconoce que el sistema de elección por nota del MIR es justo en parte, pero también plantea críticas constructivas: "Debería ser de una longitud que te permitiera leer las preguntas con calma y razonarlas bien. Si se mantiene esta tendencia y un grado tan alto de dificultad, no se estará discriminando solo por conocimiento, sino también por azar". Además, señala que deberían valorarse otras capacidades como la formación complementaria, los idiomas o la experiencia en investigación, y evitar que los profesionales no sean solo "personas con el automatismo de rellenar un examen tipo test".
Su historia, lejos de ser un relato de derrota, es una lección de flexibilidad, confianza en uno mismo y vocación médica. “He aprendido mucho a nivel personal. Aprendí a confiar en mi trabajo y en mis decisiones". Sobre todo, María recalca la importancia de tener la mente abierta: "Si no se hubieran caído mis planes iniciales, nunca me habría planteado Alergología".
A quienes se están preparando el MIR, les da un consejo claro: "Hay que esforzarse mucho y trabajar duro, pero de manera sana, cuidándose mucho e intentando desconectar lo máximo posible los días de descanso. También que estudien sabiendo que están dando lo mejor de sí mismos y que pueden dar una oportunidad a especialidades que de primeras no se habría planteado o repetir el examen", concluye.