Krystel Cayari se está preparando el examen mientras cuida de su segundo hijo: un bebé de un año

Krystel Cayari, aspirante al MIR 2026, estuvo trabajando como TCAE más de diez años antes de entrar a Medicina.
Krystel Cayari, aspirante al MIR 2026.


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Krystel Cayari siempre ha sido una buena estudiante, pero vivió una adolescencia "bastante" rebelde y, por determinadas circunstancias, tuvo a su primer hijo con 17 años. Siendo menor de edad y con las nuevas responsabilidades a las que tenía que hacer frente, se vio en la obligación de aplazar su objetivo de hacer Medicina y buscar una vía laboral con la que mantener a su recién nacido. Fue la profesión de TCAE la que la 'salvó' en ese momento, y con la que pudo salir adelante económicamente. Sin embargo, tras superar un sinfín de obstáculos durante todo este tiempo, Cayari ha logrado su sueño de convertirse en médica y está a las puertas de hacer el examen MIR. "Ha sido duro", ha reconocido.

Cuando tuvo su hijo, esta actual médica fue consciente de que entrar a Medicina era algo inviable, y buscó dentro del mundo sanitario una salida laboral factible -y que también le gustase- para su situación. En este sentido, su elección fue hacer el grado medio de Técnica Auxiliar de Enfermería (TCAE) y estuvo ejerciendo en este sector más de diez años. Era feliz y tenía la estabilidad que buscaba, pero esa espinita por entrar a Medicina nunca desapareció.

Por ello, se presentó a la prueba de mayores de 25 años y obtuvo la nota suficiente para entrar a Medicina. "El primer año fue duro. Hacía mucho tiempo que no estudiaba y me vino todo de golpe. Además, la carrera era muy diferente a lo que yo me había imaginado porque, aunque tienes a los profesores, todo es muy autodidáctico", ha subrayado a Redacción Médica.

Compaginar Medicina y trabajar como TCAE


A pesar de las dificultades, poco a poco fue adaptándose a sus nuevas rutinas y consiguió aprobar el grado a curso por año. Eso sí, tuvo que reducir su jornada laboral para poder asistir a clases, y solo trabajaba los fines de semana y los festivos. "Estaba las 24 horas los siete días de la semana con temas relacionados con el sector sanitario", ha afirmado. 

De hecho, no tenía prácticamente días libres. Cuando en la facultad llegaban las vacaciones, Cayari volvía a su jornada de 40 horas para hacer todo el colchón económico posible antes de regresar a las aulas. "Como mucho tenía un mes sin nada de nada, porque eran mis vacaciones del trabajo", ha resaltado.





Hacer el MIR cuidando a un bebé de un año


El dinero que ganaba, en parte, era para seguir haciéndose cargo de su hijo, que cuando entró en Medicina tenía 14 años y estaba en plena adolescencia. Por suerte, la actitud del joven siempre fue buena y no tuvo que lidiar con un periodo de madurez complicado. "No ha sido como yo”, ha reconocido entre risas.

En la actualidad, esta médica se está preparando el examen MIR y compagina los estudios con el cuidado de su segundo hijo, que tiene un año. "El primero ya tiene 20 y es más independiente, pero en sexto me quedé embarazada de nuevo y ahora sí que es más complicado organizarme. No es lo mismo estudiar teniendo un adolescente que un bebé. Se pone enfermo a menudo y se despierta cada hora por las noches, lo que dificulta el descanso. Sin embargo, aunque haya dormido poco, no puedo parar de estudiar, y tengo claro que conseguiré superar la prueba", ha concluido.
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