Rosa María Blasco el día que fue investida como Doctora Honoris Causa. (UGR).
Las enfermeras asisten, cuidan, investigan y gestionan. Cuatro verbos que actualmente asociamos con la profesión, aunque hace no tanto la lista quedaba reducida a los dos primeros. Si retrocedemos 75 años en el tiempo, las sanitarias no estudiaban en la universidad y tampoco podían realizar un doctorado. En el proceso asistencial, no dejaban de ser un complemento del médico, al no tenerse en cuenta la relevancia de los cuidados en la mejora del estado de salud del paciente. Un mundo encorsetado, cuyos muros poco a poco fueron derribados por las profesionales de aquel tiempo. Una de ellas fue
Rosa María Blasco, cuya labor aceleró la integración de los estudios enfermeros en el sistema universitario. Uno de tantos logros que le han valido ser investiga como
doctora honoris causa por la Universidad de Granada.
"La verdad es que estoy feliz", ha comentado Blasco a
Redacción Médica.
Casi 200 personas acudieron al acto en su honor en la institución académica andaluza. Cita en la que fue acompañada por la vicepresidenta primera del
Consejo General de Enfermería (CGE), Raquel Rodríguez; el rector de la Universidad de Granada, Pedro Mercado, o la anterior presidenta de la Conferencia Nacional de Decanos de Enfermería (CNDE), Inmaculada Martínez.
Un título que avala su trayectoria asistencial y docente. Un camino que arrancó cuando cambió su Alcoy (Alicante) natal por Barcelona. Allí, se formó en la Escuela de Enfermería del
Hospital Universitari Vall d’Hebron, donde
obtuvo el título de ATS en 1966. El mencionado hospital también fue su lugar de trabajo. "Estuve 10 años laborando como enfermera, en concreto, en los servicios de Traumatología y Pediatría", ha relatado.
Su carrera docente comenzó en 1975, momento en el que le plantearon dar clases a las próximas generaciones de sanitarias. No se negó, pese a tratarse de una época turbulenta para la disciplina. Y es que la titulación avanzaba hacia su irrupción en el ámbito universitario, algo que conseguiría con
el Real Decreto 2128/1977. Un salto en el que Blasco contribuyó activamente.
En defensa de la formación enfermera
La doctora honoris causa siempre se posicionó a favor de la entrada de Enfermería a la universidad. Primero, a través de l
a reforma del propio plan de estudios, en el que participó activamente. "Era un programa totalmente medicalizado. No se explicaban los cuidados o los fundamentos de la profesión. Hubo que trabajar mucho", ha recordado Blasco.
Con la llegada de la disciplina sanitaria al plano de la educación superior,
las escuelas de Enfermería se transformaron en universitarias. Precisamente, Blasco dirigió la de la Universidad de Barcelona entre 1979 y 1992. Periodo en el que centró sus esfuerzos en la incorporación del perfil enfermero en las aulas, con la intención de garantizar que las asignaturas focalizadas en cuidados fueran impartidas por especialistas. "Nos pusimos rápidamente a contratar profesores", ha indicado.
"Apoyamos mucho a los centros que no tenían enfermeras para dar clases. En un principio, los médicos no entendían porque ellos no podían instruir en determinadas materias, pero poco a poco entendieron que no es lo mismo operar que cuidar al operado", ha agregado. Precisamente, esto
le hizo formar parte de numerosos tribunales para la contratación de profesorado. En total, 110, distribuidos por toda la geografía española. Y es que entonces no había tantas enfermeras en el ámbito universitario.
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"En un principio los médicos no entendían porque ellos no podían instruir en las materias de cuidados"
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Sin embargo, Blasco no detuvo su caminar. La sanitaria se graduó en
Psicología para continuar ascendiendo en la escala formativa, especialmente en el campo de la investigación. Y es que
la diplomatura de Enfermería no daba acceso al doctorado. Es más, no sería hasta 2007, año en el que se convirtió en un grado, cuando las enfermeras tuvieron la oportunidad de acceder a este nivel directamente con su titulación.
Una serie de labores que compaginó con la creación de la
Asociación Española de Enfermería Docente (AEED), un foro en el que se compartían todas las novedades que afectaban a este colectivo. Asimismo, trabajó a la vera del Ministerio de Educación a favor de los estudios enfermeros. "Ahora estamos más asentadas, pero hubo que hacer muchas cosas para conseguirlo", ha recordado Blasco.
Más reconocimiento para la profesión
Ahora, las egresadas de Enfermería cuentan con
un amplio abanico de opciones laborales. Desde el clásico proceso asistencial hasta la docencia o la investigación. Una oferta existente gracias al esfuerzo de las enfermeras que batallaron hace más de siete décadas. Sin embargo, la lucha no ha terminado.
Blasco ya está jubilada, pero es consciente de
la realidad que vive su gremio. En primer lugar, pese a que cada vez cuentan con más reconocimiento, le gustaría que las enfermeras estuvieran al mismo nivel que el médico a ojos de la sociedad. "Trabajamos mucho para dejar ser consideradas el complemento del médico", ha comenzado. "Pero todavía al paciente le cuesta valorar en determinadas ocasiones a nuestra profesión. Fíjate que generalmente nos acordamos del nombre del médico, pero no de la enfermera, aunque sea la que más tiempo pasa con el enfermo", ha explicado.
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"Generalmente nos acordamos del nombre del médico, pero no del de la enfermera"
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Asimismo, la sanitaria ha lamentado
la sobrecarga de trabajo que padecen las integrantes del gremio en activo. "Es muy difícil llevar a más de 10 pacientes a la vez. Sin duda, habría que aumentar el número de enfermeras en el Sistema Nacional de Salud (SNS)", ha puntualizado. También ha abogado por
mejorar sus condiciones laborales, con la misión de evitar que decenas de profesionales
abandonen el país en dirección a otros en contra de su voluntad. "Es una pena que muchas tengan que irse por necesidad o simplemente por ser más respetadas que aquí", ha indicado.
Nunca se deja de progresar y, al igual que en cualquier otro ámbito, la Enfermería tiene todavía pasos que dar. "Eso sí, esto ya está en manos de otros", ha reído Blasco. Y es que todo es posible. Sino que se lo digan a las ATS de 1960. Jamás se hubieran planteado convertirse en doctoras. Hoy en día es una realidad. En parte, por
la dedicación de muchas de ellas. Al final, la vida no se limita a cuatro verbos.
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