Diccionario de enfermedades

Botox

Contraindicaciones del botox


¿Qué es el botox?


La toxina botulínica es una toxina que afecta a los nervios (neurotoxina) producida por una bacteria llamada Clostridium botulinum (responsable de una enfermedad llamada botulismo). La toxina botulínica impide que las señales nerviosas se trasmitan desde los nervios a los músculos, produciendo una parálisis muscular temporal sin lesionar las estructuras nerviosas.

¿Para qué sirve el botox?


La inyección de toxina botulínica en el músculo a través de la piel, elimina o reduce de forma temporal tanto las arrugas de expresión (las que aparecen al hacer algún movimiento o gesto con la cara) como las arrugas del entrecejo, del cuello y las “patas de gallo”, todas ellas debidas, en gran parte, a la contracción de los músculos subyacentes. La toxina paraliza estos músculos temporalmente, con lo que la piel adquiere un aspecto liso y la expresión se suaviza y rejuvenece.

¿Se puede utilizar en la parte inferior del rostro?


Los intentos de corregir arrugas en esta zona de la cara han presentado respuestas variables (a veces buenas y a veces malas), con muchos efectos secundarios. Por todo ello, actualmente su utilización no está indicada para tratar las arrugas a este nivel.

Tipos de toxina botulínica


Existen siete tipos de toxina botulínica, individualizados de la A a la G. Las toxinas A, B y F son las más potentes. Para la aplicación médica o estética se emplean los tipos A y B, siendo la A la más utilizada.

Duración de los efectos


La parálisis muscular aparece al segundo o tercer día de la inyección de toxina botulínica y se intensifica progresivamente hasta finalizar la segunda semana. Este plazo varía según el músculo tratado. Suele durar de cuatro a seis meses aunque la respuesta varía de un paciente a otro y, en el mismo paciente, de un lugar a otro y de una sesión a otra. Pueden aparecer resistencias tras varios ciclos de tratamiento en un pequeño porcentaje de pacientes. Estas resistencias son, generalmente, duraderas.

¿Es dolorosa su aplicación?


El procedimiento de inyección de la toxina botulínica no es molesto y no precisa anestesia. Si fuera posible, las personas en tratamiento con antiagregantes (aspirina) o anticoagulantes deberían suspender dicho tratamiento unos días antes para evitar hematomas (moratones).

¿Se debe tener algún cuidado tras las inyecciones?


En los lugares de inyección puede aparecer una leve inflamación fugaz o un hematoma (moratón), siendo la reincorporación social inmediata. Es recomendable no acostarse, no tocarse ni gesticular con las regiones tratadas en las tres o cuatro horas siguientes a las inyecciones para evitar que la toxina se desplace a zonas que no se desea tratar.



Efectos adversos


Las complicaciones del procedimiento de inyección de toxina botulínica son raras, leves y transitorias. Son dependientes de la dosis inyectada e incluyen:
  • Hematomas (moratones) en los puntos de inyección.
  • Dolor de cabeza.
  • Síntomas parecidos a la gripe.
  • Sensación de tensión en el entrecejo.
  • Párpados caídos de forma moderada por excesiva debilidad muscular. Se resuelve en pocas semanas.

Contraindicaciones


Las inyecciones de toxina botulínica no deben ponerse durante el embarazo, la lactancia o en pacientes con una enfermedad llamada miastenia gravis.

Se debe informar al médico si se están tomando antibióticos o si se tienen problemas neurológicos o musculares.

No se recomienda administrar toxina botulínica en pacientes con antecedentes de dificultad para tragar.

¿Qué médicos deben realizar este tratamiento?


La inyección de toxina botulínica solo debe ser realizada por cirujanos maxilofaciales, plásticos o médicos especialistas en medicina estética en gabinetes que incluyan el equipamiento necesario.

¿Se puede combinar el botox con otros tratamientos médico-estéticos?


La toxina botulínica potencia y complementa otros tratamientos estéticos como los rellenos faciales, los peelings químicos o la microdermoabrasión.

Otras aplicaciones de la toxina botulínica


La toxina botulínica se puede utilizar para otras muchas situaciones o enfermedades, entre las que se incluyen:
  • Distonías (movimientos musculares anormales).
  • Blefarospasmo (contracción persistente de la musculatura de alrededor de los ojos).
  • Estrabismo.
  • Espasticidad o rigidez, por ejemplo en pacientes que han tenido un ictus.
  • Incontinencia urinaria en parapléjicos.
  • Hiperhidrosis (sudoración excesiva).
  • Sialorrea (excesiva producción de saliva).
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.