Diccionario de enfermedades

Artrosis

Causas, síntomas y tratamiento de la artrosis
La artrosis (osteoartritis en inglés) es una enfermedad crónica y degenerativa de las articulaciones que generalmente aparece en personas de edad avanzada. Es la enfermedad que afecta con mayor frecuencia a las articulaciones. La padecen millones de personas en todo el mundo y es responsable de una elevada tasa de incapacidad laboral. Se estima que en España hay más de 7 millones de personas afectadas. La artrosis afecta principalmente a los dedos, manos, columna cervical y columna lumbar, cadera, rodillas y dedos de los pies.

¿Cuáles son las causas de la artrosis?


En la artrosis hay una destrucción progresiva de todas las estructuras que componen la articulación, fundamentalmente el cartílago articular, una especie de “alfombrilla” que tapiza el interior de las articulaciones y facilita su movimiento.

La mayoría de las artrosis son de causa desconocida, interviniendo en su aparición una variedad de factores genéticos y adquiridos. Las situaciones que se han asociado con más frecuencia con el desarrollo de artrosis son:
  • Algunas enfermedades articulares de la infancia.
  • Algunas enfermedades que sobrecargan una articulación concreta.
  • Las fracturas que afectan al interior de la articulación.
  • La rotura de ligamentos.
  • Algunas enfermedades metabólicas, como la hemocromatosis, la condrocalcinosis, la acromegalia, etc.
  • Diversos factores como:
  • La edad avanzada.
  • El sexo femenino.
  • Factores hereditarios. Están más relacionados con la artrosis que afecta a las manos, la cadera y las rodillas.
  • La obesidad.
  • La actividad exagerada de una articulación por trabajo o deporte, muchas veces como consecuencia de traumatismos repetitivos sobre la misma.

¿Qué síntomas produce la enfermedad?


El síntoma característico de la artrosis es el dolor de la articulación, generalmente durante su movimiento y no en el reposo (cadera o rodilla tras subir escaleras o caminar, manos tras cocinar o coser). Inicialmente el dolor solo aparece tras el uso prolongado de la articulación, pero posteriormente va apareciendo con menor uso, incluso en reposo o por la noche en la cama en las fases más avanzadas. El dolor suele aumentar durante los periodos fríos del año.

El síntoma característico es el dolor de la articulación, generalmente durante su movimiento y no en el reposo



En muchas ocasiones el dolor se acompaña de rigidez, sobre todo por la mañana, aunque la rigidez no suele durar más de 30 minutos.

La artrosis puede también acompañarse de episodios inflamatorios que afectan a una o varias articulaciones. En estas situaciones, además del dolor, existe inflamación articular (en ocasiones con acumulación de líquido en su interior), dolor en reposo que puede persistir por la noche y rigidez matutina que puede prolongarse durante más de 30 minutos.

Junto a la artrosis son frecuentes las bursitis (inflamaciones de la bursa, un pequeño depósito que dispensa líquido lubricante y que se encuentra al lado de las articulaciones), sobre todo en la cadera y en la rodilla.

En función de la articulación afectada los síntomas que pueden aparecer son:
  • Manos. La afectación de los dedos y las manos es muy frecuente produciendo dolor y una limitación a su movilidad. La artrosis de los dedos de la mano se acompaña de la aparición de nódulos (nódulos de Heberden y de Bouchard) que deforman los dedos dando una apariencia cuadrada a la mano.
  • Hombros. Produce dolor en la parte anterior del hombro que empeora con el movimiento. Su aparición favorece el desarrollo de tendinitis del manguito de los rotadores.
  • Rodilla. La artrosis es la causa más frecuente de dolor crónico de rodilla. La artrosis de rodilla puede llevar a que esta articulación falle o se bloquee, lo que puede indicar daño acompañante del menisco. Puede también producir una deformación progresiva con angulación de la pierna.
  • Cadera. El dolor puede localizarse en la región del glúteo o en la ingle y a veces puede incluso reflejarse en la rodilla. Suele asociarse a limitación de la movilidad de la cadera.
  • Columna. Puede ocurrir en la columna cervical, al final de la columna torácica o en la columna lumbar. Frecuentemente se asocia con un crecimiento anormal del hueso denominado osteofito. Los osteofitos pueden comprimir a algunos nervios (por ejemplo pueden producir una ciática por comprimir al nervio ciático a nivel de la columna lumbar) o pueden producir una estenosis (estrechamiento) del canal lumbar.

¿Cómo se diagnostica?


No existe ninguna prueba diagnóstica específica para la artrosis. Se trata de un diagnóstico basado en los datos clínicos, que se acompaña de una radiografía de la articulación o de una RMN de la misma sugestiva de artrosis. En el caso de que existiera acumulación de líquido en el interior de la articulación es necesario extraerlo mediante una artrocentesis y demostrar que las características de dicho líquido no son sugestivas de otro tipo de enfermedad, como una gota, una condrocalcinosis o una artritis inflamatoria.

¿Cuál es el pronóstico de los pacientes afectados?


La artrosis es una enfermedad crónica y progresiva. El grado de progresión puede modificarse en función de la sobrecarga a la que se someta a la articulación.


¿Es hereditaria?


La artrosis puede ser hereditaria, dependiendo de la zona afectada. La artrosis de las manos y de la cadera son las que se heredan con mayor frecuencia.

¿Se puede prevenir?


El mantenimiento de un peso adecuado, el ejercicio físico frecuente y el evitar la sobrecarga de una determinada articulación, pueden evitar el desarrollo de artrosis.

Tratamiento de la artrosis


El tratamiento de la artrosis tiene como objetivos reducir el dolor y evitar la pérdida del normal funcionamiento de la articulación. Para ello se debe combinar el tratamiento no farmacológico con las medicinas. Siempre debe ser un tratamiento individualizado en función de las características del paciente, la gravedad de la artrosis y la articulación afectada. La Sociedad Española de Reumatología ha publicado una serie de consejos para pacientes con artrosis.

Tratamiento no farmacológico. Consiste en:
  1. Reposo durante los brotes de dolor agudo o cuando el dolor se asocie con el sobreuso de una articulación. El reposo debe mantenerse durante un tiempo limitado, no más de 48 horas, para evitar la atrofia de los músculos y la inmovilidad de la articulación.
  2. Evitar actividades que sobrecarguen la articulación. Esto es especialmente importante en las artrosis de cadera y de rodilla. En este tipo de artrosis se debe evitar el subir o bajar escaleras, subir cuestas y el realizar actividades que produzcan un dolor importante y una gran sobrecarga de la articulación. En este mismo sentido es fundamental perder peso. La reducción del peso es un objetivo fundamental en personas con artrosis de cadera y de rodilla.
  3. Fortalecer los músculos que rodean la articulación. Para ello se recomiendan ejercicios individualizados. En la rodilla se suele recomendar los ejercicios de flexión y extensión de la articulación contra una resistencia. No está claro, sin embargo, que la realización de ejercicio tenga alguna utilidad en la artrosis de cadera o en la de manos. En algunas circunstancias los ejercicios son mejor tolerados si se realizan dentro del agua.
  4. Descargar la articulación. Consiste en evitar que el peso recaiga sobre la misma zona de la articulación. Para ello se recomienda redistribuir la carga con abrazaderas, férulas, rodilleras, plantillas o la utilización de muletas.
  5. El calor local, preferentemente el húmedo, puede reducir el dolor.
  6. La eficacia de otros tratamientos es dudosa. Mientras los estudios que han evaluado la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS) aportan datos conflictivos (en unos estudios parece que tiene utilidad y en otros que no sirve para nada), no parece que la aplicación de ultrasonidos tenga alguna eficacia.

La enfermedad puede requerir de tratamiento farmacológico, no farmacológico o incluso quirúrgico


Tratamiento farmacológico. Consiste en:
  • Administración de analgésicos para el dolor. Se suele recomendar comenzar con analgésicos que no sean anti-inflamatorios, como el paracetamol o el metamizol. El paracetamol puede administrarse hasta una dosis máxima de 4 gramos al día.
  • Si el dolor no cediera con paracetamol, pueden utilizarse anti-inflamatorios (ibuprofeno u otros), si bien tienen con frecuencia efectos adversos, como molestias abdominales, úlcera de estómago, sangrado digestivo, daño del riñón o aumento de la presión arterial. Para evitar el daño al estómago deben tomarse con la comida y, en personas de más de 60 años o con historia previa de molestias gástricas, deben tomarse junto a protectores de estómago. Los anti-inflamatorios son de primera elección en los pacientes con artrosis y gran componente inflamatorio.
  • Los anti-inflamatorios en forma de crema han demostrado ser útiles para reducir el dolor, si bien su eficacia se va reduciendo con el tiempo.
  • Diversas cremas que aumentan el calor en la zona donde se aplican pueden producir alivio en algunos casos.
  • La administración oral de glucosamina o condroitín-sulfato es poco eficaz si bien no suele tener efectos adversos. Un estudio realizado en el año 2015, sin embargo, ha demostrado que la administración de un compuesto que incluye glucosamina y condroitín-sulfato fue capaz de mejorar el dolor de rodilla artrósico de forma similar a la utilización de un anti-inflamatorio. La glucosamina no debe administrarse a personas alérgicas a moluscos y crustáceos.
  • Cuando el dolor es muy intenso pueden necesitarse analgésicos más potentes.
  • Algunas personas pueden experimentar beneficio temporal con la inyección de corticoides dentro de la articulación (generalmente durante las 2 o 3 semanas posteriores a la inyección).
  • Es dudosa la utilidad de las inyecciones de ácido hialurónico.
  • La realización de artroscopias periódicas con lavado del interior de la articulación con suero salino da buenos resultados en algunas personas.
  • Algún estudio ha demostrado un pequeño beneficio de la acupuntura en la artrosis de rodilla.
Tratamiento quirúrgico:

Cuando el tratamiento médico falla, por la persistencia del dolor o por una afectación importante de la calidad de vida, existe indicación para la colocación de una prótesis en la rodilla o en la cadera. No debería dejarse para situaciones muy avanzadas dado que la artrosis podría producir un importante debilitamiento muscular que dificulte la recuperación tras la operación.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.