La aplicación de las nuevas tecnologías en salud (e-health) está suponiendo una auténtica revolución en nuestra práctica clínica asistencial. Estas tecnologías incluyen el uso de internet, historia clínica digital, aplicaciones médicas para smartphones (apps), telemedicina, redes sociales y, en general, cualquier dispositivo o tecnología que mejore la comunicación o aporte alguna utilidad sobre lo ya existente.

El uso de las nuevas tecnologías por parte de los profesionales sanitarios se ha incrementado de forma vertiginosa en los últimos años, hasta el punto que en el año 2014 se estima que el 70% de los médicos utilizará el smartphone en su día a día con los pacientes, ya sea para buscar información, para utilizar alguna app, o para hacer uso de la telemedicina.

En unas recientes jornadas de e-health, escuché una afirmación contundente: “Los tres grandes avances de la medicina han sido la anestesia, los antibióticos y, actualmente, las nuevas tecnologías”. En mi opinión, invertir en innovación y tecnología es una inversión a presente, ya que vamos a obtener su beneficio en un periodo corto de tiempo, gracias a la optimización de procesos. De hecho, en el Hospital Ramón y Cajal hemos realizado varios proyectos de investigación que avalan esta hipótesis. Uno de ellos ha consistido en un estudio de teledermatología mediante smartphones entre atención primaria (AP) y especializada (AE), en el que observamos cómo el smartphone era un medio ágil y preciso para el envío de datos e imágenes, que permitía optimizar el screening del cáncer de piel y mejorar el diagnóstico precoz del melanoma. Además, mediante este sistema de teledermatología, se evitaban el 40% de las derivaciones desde AP hacia AE, con el consiguiente ahorro de costes directos e indirectos, y evitando desplazamientos innecesarios a los pacientes.

Otro proyecto de interés realizado el año pasado consistió en el análisis de la aplicación I-Doctus (app para smartphone / tablet que actúa como herramienta de ayuda en la prescripción para médicos, búsqueda de dosis de fármacos, algoritmos, formación médica…). En el estudio realizado en un grupo de 55 médicos, observamos cómo su utilización diaria permitía evitar errores de prescripción, aumentar su seguridad y ahorrar entre 100-120 minutos semanales gracias a la rápida obtención de información en cuanto a dosis de medicamentos, interacciones, algoritmos, etc. Un dato que nos sorprendió es que al evaluar la aceptación del paciente a que su médico utilizara delante de él las nuevas tecnologías, la mayoría mostraba un elevado índice de satisfacción con que su médico utilizara estas herramientas para mejorar la práctica asistencial. Ello va en contra de una de las principales críticas a la e-health y al uso de las nuevas tecnologías por parte de los profesionales sanitarios: la deshumanización de la práctica clínica. Mi opinión es contraria a esta crítica: la relación médico-paciente sigue siendo fundamental, el uso de las nuevas tecnologías debe integrarse como una herramienta más para mejorar el proceso asistencial, pero ni altera ni debe alterar la correcta relación entre médico y paciente. ¿O es que acaso el uso actual de algunas tecnologías como las pruebas radiológicas (radiografías, ecografía, escáner) o el uso de la historia clínica digital empeoran la relación médico-paciente?

En conclusión, la e-health y nuevas tecnologías han comenzado a utilizarse con éxito en el mundo sanitario. Sus ventajas: permiten mejorar la práctica clínica diaria gracias a la mejora en la búsqueda de información, seguridad en la prescripción, archivo de datos, comunicación entre profesionales, etc. Además, permiten optimizar los procesos mejorando la eficiencia y ahorrando costes. Como desventajas, es necesaria una inversión inicial (que será rápidamente amortizada) y un periodo de aprendizaje por parte de los profesionales sanitarios. Desventajas que, con toda probabilidad, no serán impedimento para el desarrollo de la e-health. En mi opinión, las nuevas tecnologías han llegado al mundo sanitario para quedarse.


  • TAGS