A estas alturas de la pandemia, en la que vamos dejando atrás la quinta ola, es incuestionable que los denominados Productos Sanitarios de Un Solo Uso - mascarillas, EPIs, guantes, geles hidroalcohólicos y un largo etcétera-, han sido y continúan siendo los responsables de proteger e incluso salvar millones de vidas. Incluso ahora, cuando por fin contamos con vacunas y avanzamos en materia de inmunización, el papel de la Tecnología Sanitaria continúa siendo vital, ya que sin ella – sin una jeringuilla, sin una aguja, sin guantes o sin productos de esterilización y desinfección-, sería literalmente imposible inocular el suero a la población de manera segura.

Pero, aunque el papel de los Productos Sanitarios de Un Solo Uso a lo largo de esta pandemia ha sido esencial en la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de los pacientes, pensemos que la seguridad en la Atención Sanitaria ha de ser una prioridad constante para todos los que intervenimos en la cadena de valor de nuestro sistema sanitario, tanto en época de pandemia como en situaciones epidemiológicas normales. Y ahí es precisamente donde entra la labor que llevan a cabo las empresas del Sector que represento, compañías comprometidas con el impulso de la “cultura de la seguridad” y con la calidad asistencial que llevan años siendo imprescindibles para poder llevar a cabo la práctica asistencial.

Instaurar una verdadera “cultura de seguridad” en todos los ámbitos de la Atención Sanitaria no es solo un objetivo alcanzable, sino además ineludible


Apostar por esa “cultura de la seguridad” pasa ineludiblemente por apoyar a la industria que la hace posible. Compañías fabricantes, importadoras y distribuidoras de Productos Sanitarios de Un Solo Uso que ponen cada día a disposición del sistema sanitario nuevas tecnologías y productos innovadores y de calidad, que aportan indudables beneficios a los pacientes y a los profesionales sanitarios mediante la puesta en marcha de prácticas seguras.

Por ello, ahora más que nunca es necesario apoyar de facto a este Sector fundamentalmente por su altísimo impacto en la salud de la población. Como sector de futuro, sería tan necesario como urgente la creación de un tejido productivo esencial en nuestro territorio, que permitiera que nuestras empresas emprendieran líneas de producción de estos productos sanitarios con garantías de continuidad y una apuesta firme por la permanencia.

Y no solo eso, si queremos actuar con firmeza y solventar la actual dependencia de los mercados exteriores, quedan encima de la mesa muchas otras propuestas e iniciativas de este Sector en las que trabajar codo a codo con las Administraciones, tales como la modificación de la Ley de Contratos del Sector Público, el fomento de un nuevo modelo asistencial basado en valor, un mayor protagonismo de los profesionales sanitarios en la toma de decisiones del sistema y una apuesta decidida por la digitalización, entre otros. Y todo ello sin olvidarnos de la parte más valiosa del sistema sanitario, los pacientes, aquellos por los que nuestras empresas renuevan cada día su compromiso y a quienes es preciso formar, informar e implicar cada vez más.

Instaurar una verdadera “cultura de seguridad” en todos los ámbitos de la Atención Sanitaria no es solo un objetivo alcanzable, sino además ineludible en nuestro actual sistema sanitario. Como también lo es apoyar a este Sector, que lleva décadas desarrollando una labor indispensable en la actividad asistencial diaria. De hecho, tan solo tendrían que echar un vistazo a su alrededor para comprobar que, en cada hospital, centro médico, oficina de farmacia e incluso en un rincón de su domicilio…. encontrarán un Producto Sanitario de Un Solo Uso disponible para cuidar de su salud.

No hay excusas, apostemos sí o sí por la “cultura de la seguridad” en la Atención Sanitaria y por la industria que la hace posible, en tiempos de pandemia y siempre.