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29 abr. 2019 14:10H
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Recién concluido un proceso electoral, calificado por muchos y merecidos motivos de histórico, hay una serie de conclusiones que podemos sacar en términos sanitarios. Pese al intento de polarizar una decisión tan importante, como la de quién queremos que nos gobierne en los próximos 4 años, a una cuestión patriótica e identitaria, sin más calado que el voto visceral y las líneas rojas, la ciudadanía, una vez más, ha dado un ejemplo de sentido común.

Las españolas y los españoles nos han dejado claro que lo que les importa son los asuntos que inciden directamente en su calidad de vida real: la protección del estado del bienestar, la convivencia y el diálogo (aunque no a cualquier precio). Por ello, el partido socialista ha sido reconocido como el partido capaz de demostrar con hechos (mediante su acción de gobierno) que las políticas sociales cuentan para la ciudadanía.

Una parte mayoritaria de esa ciudadanía sufrió cruelmente los peores recortes durante la crisis. Y la falta de gestión justa de las consecuencias respecto los causantes de la misma (ciertos agentes económicos y su voracidad desmedida) y a sus sufridores pasivos (las clases medias y trabajadoras) ha marcado diferencias entre unas propuestas políticas y otras.


"No basta con reconocer la necesidad del cambio de modelo, hace falta entender que ese proceso se tiene que hacer desde el diálogo con trabajadores y pacientes"


Dentro de las políticas sociales, las medidas sanitarias han sido protagonistas destacados tanto en el ámbito nacional, como en caso de la Comunitat Valenciana. Medidas como la Universalidad de la Sanidad, la eliminación de los copagos sanitarios para pensionistas y rentas bajas, o en el caso de la Comunitat Valenciana la cobertura total de los tratamientos que garantizaban la cura a los enfermos de hepatitis C o la reversión de las privatizaciones sanitarias, han sido determinantes para que la ciudadanía valorase quién traía propuestas que conectaban con las prioridades de la gente, y sabía cómo implementarlas. No se puede hacer más en tan poco tiempo, pero hay aún mucho por hacer.

Después del 28-A, el gobierno deberá asumir retos de calado en materia de política sanitaria y de apuesta por la Sanidad Pública.

Reforma del modelo sanitario


La reforma del modelo sanitario, con una apuesta decidida por la atención primaria y la cronicidad, proclamada por todos, pero con una hoja de ruta que necesita quién sepa pilotarla. No basta con reconocer la necesidad del cambio de modelo, hace falta entender que ese proceso se tiene que hacer desde el diálogo con trabajadores y pacientes (no sólo reuniendo expertos), que hay que planificar diferentes elementos del proceso para que vayan entrando en juego en el momento oportuno (no todos a la vez), y que necesita de un compromiso de todas las Administraciones implicadas.

Mucho hemos hablado del necesario Pacto de Estado por la Educación, pero transformar y modernizar la Sanidad Española pasa por un compromiso institucional, social y político estable y de consenso (a veces no son tan necesarias las expresiones rimbombantes de Pactos, sino las actitudes y los compromisos), que permita ir cubriendo etapas de manera segura y ordenada.

En ese compromiso habrá que desarrollar las medidas que pongan en valor el trabajo de la Medicina de Familia, de la enfermería, y del resto de profesiones relevantes en una atención primaria de mayor alcance, interviniendo desde los propios estudios en ciencias de la salud, en las políticas de reconocimiento e incentivos, y en los sistemas de planificación y ordenación de plantillas de cada comunidad autónoma (los necesarios planes de ordenación de recursos humanos).

Pero también habrá que intervenir con planes de infraestructuras sanitarias que adapten el continente al contenido, con programas de educación de pacientes en hábitos saludables, con sistemas de información más fluidos y orientados al paciente, y en definitiva una orientación integral de todas las políticas al nuevo modelo, de una manera progresiva, pero decidida.

Gestión pública


La apuesta por la gestión pública de la Sanidad, que no supone descabalgar a la empresa privada del sector sanitario, ni mucho menos. Tengamos en cuenta que con la gestión directa de la Sanidad Pública los derechos de la libre competencia y la igualdad de oportunidades de las empresas proveedoras de bienes y servicios están garantizados, algo que no ocurre con la gestión integral de la sanidad pública por empresas privadas donde la contratación laboral y de bienes y servicios no están supeditada a ninguna exigencia de concurrencia en condiciones de igualdad, mérito y capacidad.


"El modelo de connivencia público-privada que se ha dado en varios departamentos de salud de la Comunidad Valenciana es un experimento que debería servir de ejemplo del camino que no hay que seguir"


El modelo de connivencia público-privada que se ha dado en varios departamentos de salud de la Comunidad Valenciana es un experimento que debería servir de ejemplo del camino que no hay que seguir. Pero para ello, es necesario que las Administraciones públicas gestionen con diligencia la defensa del interés y dinero público en todos estos experimentos ya en curso. Sólo con hacerlo conseguirán, a la vez que se defiende el dinero público, evidencias de qué y quién hay detrás de este tipo de modelos de gestión y los gravísimos riesgos que se corren en un ámbito tan sensible en los derechos de la ciudadanía, como es la asistencia sanitaria del conjunto de españolas y españoles.

Avances en investigación


Que la transformación del modelo sea compatible por los avances en investigación sanitaria independiente, y en la medicina de precisión. El futuro de la medicina ya es presente, y la Sanidad Pública debe democratizar el acceso a esos recursos a las personas que lo necesiten, con independencia de su situación económica. Ese es el pilar de la Sanidad Pública más valioso a proteger.

Son muchos los retos, y muy importantes los compañeros de viaje. Por eso, tanto a nivel del Estado como de la Comunidad Valenciana, el partido socialista debe tener claro donde se sustentan los pilares del apoyo recibido y tener en cuenta, en sus políticas de pactos, quienes son los que les pueden ayudar, por tener visiones similares, a sacar hacia delante lo que se pretende en la gestión de las políticas sociales que cuentan para la ciudadanía.

En el caso de la Comunidad Valenciana, el gran impulso que supuso Carmen Montón, ha quedado durmiente en los últimos meses, y se requiere recuperar el rumbo y el vigor de las políticas de las que se ha “sacado pecho” durante la campaña. En el caso nacional, tan sólo han sido diez meses, pero el mensaje puede ser el mismo, lo hecho es importante, pero se necesita proseguir con lo que queda por delante.